Cómo pedir a tu jefe una excedencia sin poner en riesgo tu carrera laboral

  • Aunque la excedencia voluntaria es un derecho de todos los trabajadores se trata de una solicitud que puede acarrear un sinfín de problemas.
Pedir una excedencia para viajar puede ser maravilloso, pero tienes que tener un plan bien trazado. / Pexels
Pedir una excedencia para viajar puede ser maravilloso, pero tienes que tener un plan bien trazado. / Pexels

Pasado un año del inicio del contrato laboral, cualquier trabajador puede pedir una excedencia voluntaria, que podrá tener una duración de entre cuatro meses y cinco años, para abandonar la empresa –sin cobrar, claro– teniendo prioridad en los procesos de selección de personal.

La excedencia es un derecho muy útil para poder trabajar temporalmente para otra empresa, institución o proyecto, dedicar tiempo a la formación o para conciliar con cuidados familiares, una opción que, además, tiene una especial protección.

En los empleos públicos las excedencias siempre garantizan la reincorporación al trabajo, pero en la empresa privada es otro cantar y, en ocasiones, se trata de una solicitud que puede acarrear un sinfín de problemas, y es por ello por lo que debe realizarse con cierta delicadeza.

Si estás pensando en pedir una excedencia estas son los pasos que debes dar para que todo salga a pedir de boca:

1. Conoce tus derechos

Antes de realizar ningún movimiento infórmate sobre las condiciones de las excedencias, que pueden cambiar en función de los convenios de cada sector o la política concreta de las empresas.

Lo primero que hay que tener en cuenta es que la excedencia voluntaria, aquella para lo que no hay que justificar razones o motivos, no garantiza al trabajador la reserva de su puesto de trabajo. Esta excedencia solo otorga al trabajador un derecho preferente al reingreso en vacante de igual o similar a su grupo profesional, que hubiera en la empresa, a no ser que se negocien otras condiciones distintas con el empleador que es, en realidad, lo ideal (pero también lo más difícil).

Distintas son las excedencias por paternidad o cuidado de familiar dependiente. Todas las empresas están obligadas a conceder una excedencia para el cuidado de cada hijo por un máximo de tres años, y de dos años para el cuidado de un familiar, hasta el segundo grado de consanguinidad o afinidad, que por razones de edad, accidente, enfermedad o discapacidad no pueda valerse por sí mismo, y no desempeñe actividad retribuida.

En el caso de estas excedencias especiales las empresas tienen la obligación de reintegrar al trabajador a su mismo puesto de trabajo, pero solo durante el primer año. Transcurrido dicho plazo, la reserva quedará referida a un puesto de trabajo del mismo grupo profesional o categoría equivalente, como en el caso de las excedencias voluntarias.

2. Busca precedentes

Antes de mover ficha investiga si se han pedido excedencias con anterioridad en la empresa, y cómo han terminado. Puede que la situación no se repita, pero te puede dar una pista de por dónde van los tiros. Si no conoces a ningún colega que se haya ido y haya vuelto puedes preguntar discretamente a algún compañero de recursos humanos, que a buen seguro tiene información al respecto.

Las excedencias para impartir o recibir formación suelen ser mejor recibidas. / Pexels
Las excedencias para impartir o recibir formación suelen ser mejor recibidas. / Pexels

3. Justifica tu excedencia

Aunque para pedir una excedencia voluntaria no se necesita ningún tipo de justificación, no es lo mismo explicar a tu empleador que necesitas un año para estudiar un máster que contarle que estás harto y te vas a tomar un año sabático para viajar por el mundo. Ambas son opciones más que validas, puede que incluso recomendables, pero no se pueden vender de la misma manera.

Es importante tener clara la razón de tú baja. ¿Esperas adquirir habilidades particulares? ¿Necesitas descansar para evitar quemarte?

“Las personas tienen más éxito cuando enmarcan la excedencia voluntaria como una forma de avanzar en su desarrollo [profesional], porque se ve como algo que realmente podría devolver valor al empleador”, explica en 'Harvard Business Review' Denise Rousseau, profesora de la Carnegie Mellon’s Tepper School of Business.

Cogerse una excedencia sin dar motivos para que la empresa llegado el momento te readmita es casi como dejar el trabajo: nunca se crearan nuevos puestos y, si se trata de una gran empresa, te ofrecerán un espacio en otra ciudad o en un turno que nadie quiera.

Si realmente quieres dejar el trabajo para retomarlo en algún momento debes explicar tus motivaciones. Prepara un plan que explique lo que quieres lograr y, sobre todo, porque tu retorno puede ser beneficioso para la organización. Si vas a formarte, puedes describir las nuevas habilidades o ideas con las que regresarás, o las conexiones profesionales que podrías hacer. Si lo que necesitas un respiro, explica por qué crees que el descaso mejorará tu rendimiento una vez que regreses.

4. Marca un límite temporal

Es muy difícil conseguir un acuerdo sobre tu excedencia que vaya más allá del derecho que reconoce el Estatuto de los Trabajadores o el convenio, pero si eres muy concreto con tu petición, al menos podrás sacar un compromiso de palabra sobre tu reincorporación. Y para ello es imprescindible marcar un horizonte temporal: a no ser que seas funcionario, es muy improbable que recuperes tu trabajo si dices que vas a irte de viaje y no sabes cuándo vas a volver, pero muchas empresas guardarán tu puesto si explicas que te ha salido una importante oportunidad para dar clases, que quieres cursar un máster o quieres ir como voluntario a un proyecto de cooperación de una duración determinada.

Presentar un horizonte temporal concreto te dará, además, una información valiosa, pues sabrás al menos que la empresa está dispuesta a reincorporarte. Esto puedes, además, pedirlo por escrito, pero lo cierto es que muy pocas compañías estarán dispuestas a comprometerse a algo que no tienen porque cumplir. Todo depende de tu importancia en la compañía y lo dispuestos que estén a conservarte.

5. Piensa qué tienes que perder

Si has llegado a la conclusión de que quieres solicitar seguro una excedencia voluntaria, y has valorado correctamente los riesgos, intentar minimizar estos solo te hace ganar puntos, no perderlos.

Piensa, en cualquier caso, que sin un compromiso escrito nada te garantiza que te reincorporarás de forma exitosa a la empresa: ¿puedes permitírtelo? ¿Podrás conseguir otro trabajo tras haber pasado un tiempo fuera del mercado laboral?

Son preguntas que debes plantearte siempre antes de pedir una excedencia voluntaria sin garantías. Y son respuestas que solo puedes dar tú mismo.

Mostrar comentarios