No te 'quemes'

Tres formas de retomar una relación rota con un compañero de trabajo

Ignorar a ese compañero al que no aguantas no es una solución
Ignorar a ese compañero al que no aguantas no es una solución
Pixabay

Hay veces en las que un compañero tóxico te hace la vida imposible. Sin embargo, es más habitual que el estrés, el ritmo frenético o las diferencias de opinión en el trabajo puedan llevar a situaciones límite, en las que dos compañeros lleguen a un punto de romper su relación laboral. Con un problema añadido evidente: si la producción depende de que ambos realicen una tarea en común, la falta de comunicación puede llevar a un descenso en la productividad y la consiguiente merma en los resultados de la empresa. Por eso, conviene reparar lo antes posible la relación, sobre todo para que el mal ambiente se extienda al resto del equipo. Y un reciente macroestudio tiene las tres claves para hacerlo.

Se trata de un investigación internacional llevada a cabo por tres profesores, Brianna Barker Caza, Mara Olekalns y Timothy J. Vogus, que han analizado alrededor de 300 estudios publicados en los últimos 15 años. El objetivo era identificar prácticas que "pueden ayudarte a hacer que tus relaciones laborales sean más resistentes ante los conflictos y las tensiones cotidianas", tal y como explican en este reciente artículo de 'Harvard Business Review'. Y sus resultados se dividen en tres campos: restablecer el tono emocional, crear una narrativa compartida y desarrollar agilidad emocional. Vayamos por partes.

1. Restablecer el tono emocional

Un conflicto en el trabajo suele aparejar un conflicto emocional con la otra persona. Por eso, como sucede en nuestra vida personal, la inercia natural es alejarse lo máximo posible para minimizar la ira o frustración que sentimos hacia nuestro compañero de trabajo. "Pero, en lugar de alejarse, la investigación sugiere que es mejor restablecer el tono emocional cuando notamos cierta tensión. Una forma de hacerlo es rememorando recuerdos positivos con tu compañero, lo que puede fortalecer el vínculo y actuar como una red de seguridad emocional para la relación", explican los autores del estudio.

Por eso, recomiendan plantear abiertamente la cuestión con el otro desde tres perspectivas o fases: exponer y escuchar los motivos de ambas partes ("soy consciente de que no hablamos tanto como antes y me gustaría solucionar esta situación"), sugerir un tiempo de espera ("reunámonos en un par de días y hablamos de ello calmadamente") y comprometerse con un objetivo de relación compartida ("esto ha sido una cuestión puntual, pero no tiene por qué contaminar nuestra relación").

2. Crear una narrativa compartida

Uno de los grandes problemas de los empleados que rompen su relación laboral en el trabajo es que, sin canales de comunicación abiertos, cada uno mantiene su relato (su narrativa) de lo que ha ocurrido y de los motivos que puede haber detrás. Si no se ponen en común ambos puntos de vista, este problema puede contagiar al resto del equipo, que se verá 'obligado' a tomar partido en uno u otro bando. "Los estudios sugieren comenzar con una explicación personal de lo que ves como la causa del conflicto, solicitar la explicación de la otra personas y luego usarlas como la base para trabajar juntos para llegar a una comprensión común de lo que sucedió y por qué", consideran los autores, que al mismo tiempo advierten de que se trata de algo que requiere de empatía: "Si la otra persona no reconoce el dolor que ha causado, es poco probable que dé el primer paso crucial de ofrecer una disculpa".

Sea como fuere, recomiendan empezar por una exposición de los hechos, siguiendo por no poner el foco en quién tiene la culpa, sino por ser abierto y escuchar al otro sin ponerse a la defensiva. "Si te sientes incapaz de escuchar y reflexionar completamente sobre la historia de la otra persona sin reaccionar e interrumpir, puedes intentar pedirle que te mande un correo electrónico", comentan los autores del estudio. Quizás no sea lo ideal, pero es un primer paso, que siempre es lo más difícil.

3. Desarrollar agilidad relacional

"Cuando nos enfrentamos a un conflicto, es esencial que, además de restablecer el tono emocional y crear una narrativa compartida, estemos dispuestos a probar nuevas formas de interactuar entre nosotros, lo que llamamos agilidad relacional", sostienen. En este sentido, también recomiendan desapegarse de las interpretaciones y modos de solucionar las cosas a los que estamos acostumbrados: "Si, en cambio, hacemos una pausa e improvisamos (buscamos un enfoque diferente y creativo para resolver el problema), es más probable que reparemos con éxito la relación e incluso podamos fortalecerla".

"Las relaciones rotas, en sí mismas, pueden ser una señal de que algo acerca de la relación ya no funciona, y probar un enfoque diferente para interactuar puede permitir a las personas romper viejos patrones y relacionarse entre sí de maneras más productivas. Por supuesto, desarrollar la agilidad relacional es un desafío, especialmente cuando las cosas están tensas", añaden. Por eso, la medida que se ha revelado como más eficaz es improvisar: ¿comes a las tres de la tarde para evitar a esa otra persona? Plantéale un día ir a comer juntos a un restaurante al que nunca hayáis ido ninguno de los dos. Un escenario nuevo y desconocido es otro de los elementos que pueden resultar definitivos para restaurar una relación, ya que están desprovistos de emociones y tensiones acumuladas en el espacio común de trabajo.

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