Crisis sucesoria ante la falta de herederos varones del nuevo emperador de Japón

  • Los hombres escasean en la familia real nipona desde hace medio siglo, lo que ha provocado que se reabra el debate sucesorio tras la entronización.
La hija del emperador Naruhito no podrá sucederle por la ley sucesoria
La hija del emperador Naruhito no podrá sucederle por la ley sucesoria
EFE

La reciente coronación del emperador Naruhito ha reabierto el debate sobre la sucesión en Japón: al igual que sucediese en España con la Ley Sálica -antes de la Pragmática Sanción promulgada en 1830 por Fernando VII, para que su hija Isabel gobernase-, la familia real nipona se rige por la costumbre sucesoria que impide que una mujer pueda ser entronizada. Y esto es un grave problema, ya que no abundan los varones.

Para las emperatrices -todas consortes, se entiende-, esta obsesión por tener hijos es tal que han llegado a enfermar en algunos casos. Sin ir más lejos, a la flamante emperatriz Masako se la conocía popularmente hasta ahora como la 'princesa triste': desde que se casó con el príncipe heredero en 1993, ha arrastrado una depresión que le ha borrado la sonrisa de la cara y que la ha acompañado desde que forma parte de la familia imperial japonesa.

Masako tardó nada menos que ocho años en quedarse embarazada por primera vez. En el proceso, la entonces princesa heredera sintió en su vientre la presión de la opinión pública, sufrió un aborto e, incluso, decidió seguir un tratamiento de fertilidad muy agresivo para tener más opciones de alumbrar a un varón. Sin embargo, la única hija de la pareja, Aiko, jamás llegará al trono en Japón.

Cuatro herederos varones y el problema sucesorio

En 2005, el problema sucesorio trascendió al plano político de Japón: la ley actual excluye a las mujeres de la sucesión, aunque muy ocasionalmente las mujeres han ocupado el trono en siglos anteriores; un argumento esgrimido por los defensores de la modificación de la norma para que la princesa Aiko reine tras Naruhito. Algo que llevó a intervenir al primer ministro de entonces, Jun'ichirō Koizumi.

Japón tiene una potencial crisis sucesoria dado que no han nacido niños varones en la familia imperial desde el príncipe Akishino en 1965. Tras el nacimiento de la princesa Aiko, ha habido cierto debate público sobre la enmienda a la Ley de la Casa Imperial para permitir a las mujeres suceder en el trono. Así, en enero de 2005, el primer ministro designó a un panel especial compuesto de magistrados, catedráticos e intelectuales en orden a estudiar cambios en la Ley de la Casa Imperial y para hacer recomendaciones al Gobierno.

Ese comité llegó a la conclusión en octubre de 2005 de que lo más sensato sería enmendar la ley para permitir a las mujeres de la descendencia masculina ascender al trono japonés. En enero de 2006, Koizumi planteó la idea de convocar a un referéndum para permitir a las mujeres ascender al trono para asegurar que la sucesión continuase de manera estable.

Sin embargo, la princesa Kiko -la mujer del hermano de Naruhito- anunció que estaba embarazada por tercera vez poco después, lo que provocó que Koizumi suspendiese la consulta popular. En septiembre de 2006, la esposa del príncipe Fumihito dio a luz a un varón, el príncipe Hisahito, que pasa ahora a ocupar el segundo puesto en la línea de sucesión, tras su tío el emperador Naruhito y su padre.

Y con Hisahito acabaría la línea sucesoria, lo que reaviva el debate sobre si la princesa Aiko -la única hija del actual emperador Naruhito- debería suceder a su padre para que la heredera de la corona pertenezca a la familia real actual.

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