El 'crossfit' llega a las empresas: así lleva este CEO su particular gimnasio

  • Henrik Bunge es el CEO de una empresa sueca que obliga (literalmente) a sus empleados a hacer crossfit. Y da resultados.
El CEO de Björn Borg Henrik Bunge / Björn Borg
El CEO de Björn Borg Henrik Bunge / Björn Borg
El CEO de Björn Borg Henrik Bunge / Björn Borg
El CEO de Björn Borg Henrik Bunge / Björn Borg

Casi todas las empresas modernas comprenden a la perfección la inherente relación entre la psicología y la productividad; tanto es así que el auge del coaching y otras disciplinas análogas orientadas al desarrollo mental y personal en los entornos laborales están sustituyendo progresivamente a los arcaicos salarios inamovibles y paquetes por objetivos. No se trata tanto de abrazar el nuevo dogma de la 'remuneración emocional' como de conectar a niveles no estrictamente profesionales con los empleados que forman una empresa. Eso es precisamente lo que ha llevado a cabo Henrik Bunge, el CEO de una empresa sueca que obliga (literalmente) a sus empleados a hacer crossfit. Y da resultados.

Tomando como referencia la clásica cita recogida en las Sátiras de Juvenal (Mens sana in corpore sano), Bunge ha creado un modelo de "liderazgo basado en el fitness" en el que todos los trabajadores de la compañía Björn Borg -llamada así en honor al célebre extenista y dedicada a la moda deportiva- se desarrollan a dos niveles: el estrictamente profesional y el deportivo. Y también se les evalúa, porque este concepto parte de la base de que en un entorno laboral no en todos los departamentos y en todos los puestos es directamente visible el esfuerzo traducido en resultados, pero en el gimnasio sí, tal y como explica en este artículo de Harvard Business Review.

CEO y Entrenador Principal

“Toma como ejemplo a un futbolista. Él siempre sabrá cómo ha sido su rendimiento. Pero si te vas al departamento de marketing y les preguntas, normalmente no tienen ni idea”, reflexiona Bunge, quien además de ser el CEO se autodenomina Entrenador Principal de la compañía. Y, en cierto modo, es ambas cosas: organiza las clases deportivas de los viernes, entre las 11 y mediodía, al tiempo que supervisa todas las ramas del negocio para alcanzar los objetivos que se marcó cuando llegó hace más de tres años, remontar en ventas tras varios años de caídas y lograr una tasa de compromiso de los empleados para con la empresa del 90% en los cinco años siguientes.

El 'crossfit' es una disciplina enormemente exitente / Pixabay
El 'crossfit' es una disciplina enormemente exitente / Pixabay

“Tuvimos que entrenar más duro, medir mejor nuestros objetivos y convertirnos en un equipo mejor. Si íbamos a hacer esto, todo el mundo debía formar parte de ello. Todo el mundo debía hacer la hora de clases deportivas”, recuerda Bunge sobre su llegada a la compañía. Una iniciativa que pretendía mejorar el espíritu de equipo de los empleados gracias al ejercicio continuo mano a mano con el compañero y crear vínculos profundos entre ellos para ayudarles a conseguir sus objetivos. Como resultado, no sólo el gimnasio ha hecho su efecto en los bíceps, tríceps y abdominales de la plantilla, sino que la cultura deportiva importada por este CEO ha derivado en torneos esporádicos de ping-pong o en tomarse descansos para realizar algo de cardio.

Una cultura en auge entre los directivos

Entre 2013 y 2016, las ventas netas de Björn Borg crecieron un 27% y las ganancias operativas se triplicaron; a nivel interno, el nivel de compromiso de los empleados con la compañía aumentó desde el 3% al 75%, según sus propios estudios; y, según Bunge, la salud, el sueño y el nivel de estrés han mejorado sustancialmente desde que el deporte se convirtió en un elemento central en el entorno laboral. En términos objetivos, la curva de la empresa ha remontado desde su llegada y prevé aumentar otro 56% el volumen de ventas y otro 15% el nivel de compromiso de la plantilla.

Curiosamente, el caso de Bunge es sólo uno de tantos directivos que en la última década se han apuntado a la moda del fitness. Especialmente, a los desafíos extremos como el triatlón o el ironman. Una cultura tan popular, en particular en los países nórdicos, que incluso ha dado lugar a un ironman específico para ejecutivos de todo el mundo. Eso sí, los suecos parecen de otro planeta: según una encuesta entre directivos, el 90% de ellos considera que pasar más de 12 horas nadando, pedaleando y corriendo les hace mejores líderes.

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