La mayoría de las empresas alrededor del mundo tienden a ser poco transparentes sobre los salarios con sus empleados, y en muchas incluso está mal visto (cuando no prohibido de facto) que hablen entre ellos sobre el tema.
Aunque contar con la información de los salarios sería a la larga beneficioso tanto para los trabajadores como para las empresas, existe un secretismo alrededor de este tema, que es defendido por los propios empleados. Pero ¿tiene un precio?
Es lo que han tratado de averiguar los investigadores Zoë Cullen y Ricardo Perez-Truglia, de la Harvard Business School y la Universidad de California en Los Ángeles, respectivamente, que han preguntado a unos 750 empleados de un gran banco en Asia cuánto estarían dispuestos a pagar por saber cuánto ganan sus compañeros.
La media que pagarían los empleados es 13 dólares, lo que parece indicar que no existe un gran interés por conocer los salarios, pero es más interesante ver cuánto pagaría cada tipo de empleado. La media de la mitad de los empleados que más pagarían por conocer los salarios es 369 dólares, y la del cuarto superior es 640. Algunos empleados estarían incluso dispuestos a pagar más de 1.000 dólares por esta información.
Curiosamente, aunque hay personas dispuestas a pagar mucho dinero por conocer los salarios de sus compañeros, no parece que hayan intentado siquiera averiguarlo por sus propios medios. Cuando se les pidió que estimaran el promedio de cinco de los salarios de sus colegas, se equivocaron de media un 16 por ciento, lo cual era tan exacto como si todos pensaran que sus compañeros cobraban lo mismo que ellos.
Pagaríamos también por no revelar nuestro salario
Cullen y Perez-Truglia hablan en su estudio de los “costes de búsqueda”, esto es, la incomodidad que supone obtener una información que puede, como muestra en la investigación, cuantificarse incluso en términos monterarios.
Muchos trabajadores pagarían 1.000 dólares solo por no enfrentarse a la vergüenza de preguntar a un compañero cuanto gana. Otra cosa por la que los empleados pagarían es por tener la oportunidad de evitar que un compañero de trabajo les preguntara sobre su propio salario, algo que el 89 por ciento de los sujetos de la investigación dijeron que esperaban que sucediera si preguntaban por el salario de otra persona.
El estudio demuestra nítidamente lo poco dispuestos que estamos a revelar nuestro salario, pese a que como explicaba hace un año a La Información el propio Perez-Truglia, “tener mejor acceso a información le permite tanto a las firmas como a los trabajadores tomar mejores decisiones”.
Como explicaba el profesor una transparencia total, con nombres y apellidos, puede no ser beneficiosa, pues genera conflictos, pero revelar el salario medio por sectores y posiciones, incluso dentro de una misma empresa, permitiría tanto a trabajadores como a empresas ajustarse mejor al mercado.
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