El cambio climático es el gran desafío de las aseguradoras (que subirán tu prima)

  • El incremento en el número de desastres naturales está forzando a un cambio en los modelos que las aseguradoras utilizan para calcular las primas.
El huracán 'Harvey' podría costar hasta 16.600 millones a la industria de seguros
El huracán 'Harvey' podría costar hasta 16.600 millones a la industria de seguros

Fort McMurray es una de las ciudades petrolíferas más importantes de Canadá. Situada al noreste de Alberta, rodeada de bosque boreal en una latitud no muy inferior a la de Alaska, nadie podía esperar un incendio como el que se vivió en 2016. Ni siquiera la compañía que había asegurado mayoría de las viviendas e industrias: Aviva PLC.

Esta aseguradora inglesa lleva trabajando en Canadá desde 1835 y sus responsables pensaban que el riesgo de incendios en el área era prácticamente inexistente. Se equivocaban. Las llamas obligaron a 100.000 personas a evacuar y provocaron un destrozo de 3.000 millones de dólares que tuvo que cubrir la aseguradora.

“Es un tipo de siniestro que no habíamos vivido en esta parte del mundo nunca”, explica a The Wall Street Journal Maurice Tulloch, director ejecutivo de la aseguradora. “Los modelos anteriores no lo hubieran imaginado”.

Aviva llegó a la conclusión de que el incendio era una consecuencia directa del cambio climático, que está modificando por completo el mapa de posibles riesgos catastróficos. Y es algo que afecta directamente a las aseguradoras. Tras el incidente Aviva subió las primas de los seguros de vivienda de todo el país, casi en un 6 %.

Las aseguradoras, expertas en cambio climático

Aunque el incendio de Fort McMurray pilló a la aseguradora por sorpresa, el sector lleva décadas estudiando el cambio climático. También en España. Ya en 2007 Juan Manuel López y Sonia de Paz alertaban de esta en un informe de la Fundación Mapfre.

“El incremento en el número de desastres naturales así como el gran aumento de la población en muchas áreas de riesgo ha provocado, junto con el incremento de los costes de construcción un importante alza en las pérdidas catastróficas”, apunta el informe. Y prosigue: “El cambio climático incrementará de forma significativa la frecuencia y severidad de las olas de calor, sequías, fuegos, ciclones (no sólo tropicales), tornados, granizos, inundaciones y tormentas en prácticamente en cualquier lugar”.

Ante estas amenazas, explican los autores, no queda otra que ampliar los deducibles y subir las primas. Pero ¿cómo poner precio al cambio climático? Como explican Bradley Hope y Nicole Friedman en el mismo artículo de The Wall Street Journal, en su mayor parte, las aseguradoras están actuando sobre el cambio climático mediante la construcción de modelos que tienen como objetivo estimar mejor su impacto. Pero, como todo lo que tiene que ver con el clima, es difícil llegar a conclusiones sólidas y reflejar en las primas los nuevos riesgos.

Las grandes aseguradoras están ampliando su equipo de climatólogos, informáticos y estadísticos para rediseñar los modelos de primas incoprorando el efecto del cambio climático sobre todo tipo de desastres. Pero, pese a esto, nadie tiene claro si se están diseñando como es debido las coberturas.

Comienza el regreso a Fort McMurray, la ciudad fantasma en Canadá
Imágenes del incendio en Fort McMurray.

Parece claro, por ejemplo, que el riesgo de huracanes está aumentando debido al cambio climático, pero calcular la probabilidad de que aparezcan en una u otra zona y su virulencia es muy complejo. La génesis de un huracán puede depender en parte de la temperatura de la superficie del suelo, que sí está relacionada con el cambio climático, pero también de factores como la cortante del viento –la diferencia en la velocidad del viento o su dirección entre dos puntos en la atmósfera terrestre– que determina casi en mayor medida su formación.

Huracanes como Harvey o Florence, que han causado inundaciones generalizadas, podrían ser más comunes en las próximas décadas. Pero ambos han golpeado zonas acostumbradas en mayor o menor medida a este tipo de fenómenos climatológicos. El mayor problema al que se enfrentan las aseguradoras es la posibilidad de que, como ocurrió en Fort McMurray, nos enfrentemos a fenómenos nunca vistos en diversas zonas del planeta.

Nuevas zonas catastróficas

La aseguradora Munich RE ha realizado una investigación que concluye que ha habido un aumento significativo en las tormentas con granizo grande entre 1979 y 2016 en Europa central y del sur, lo que ha provocado mayores daños en este periodo. Tales tormentas empeorarán, y los modelos (y los precios de las coberturas) ya lo están reflejando.

Que las tormentas pueden ser más frecuentes e intensas en países como España es algo que ya tienen claro la mayoría de los meteorólogos. Los informes del Grupo Internacional de Expertos sobre el Cambio Climático apuntan a que ha aumentado la intensidad de las precipitaciones a nivel global, lo que aumenta a su vez la frecuencia de las crecidas fluviales e inundaciones, pese a que, en términos generales, está disminuyendo la precipitación total anual. Tenemos pues, doble papeleta: aumentarán las inundaciones, pero a su vez los periodos de sequía y, con ellos, los incendios forestales.

En España existe un sistema de cobertura aseguradora de riesgos extraordinarios, establecido por ley, gestionado por el Consorcio de Compensación de Seguros (CCS), una entidad pública estatal. La característica esencial de este sistema es la obligatoriedad de proporcionar al asegurado una cobertura frente a unos riesgos que se consideran extraordinarios. El tomador, por esta segunda cobertura, abona un recargo sobre las cantidades aseguradas, que es cobrado por la entidad aseguradora junto con sus primas, pero a cambio el consorcio cubre riesgos extraordinarios como puede ser terremotos, caída de meteoritos y, también, tornados, huracanes e inundaciones.

El golfo Pérsico no sabe lo que es un huracán. / Pixabay
El golfo Pérsico no sabe lo que es un huracán. / Pixabay

Otras regiones del mundo, por el contrario, no cuentan con ningún sistema parecido y, además, las coberturas no contemplan ciertas catástrofes que, según la investigación sobre el cambio climático, podrían empezar a darse.

Como apuntan en The Wall Street Journal, la región que más preocupa en la actualidad a las aseguradoras es el golfo Pérsico. Un estudio de 2015, firmado por profesores de Princeton y el MIT, apuntó que el cambio climático está aumentando la probabilidad de que un gran huracán penetre en esta zona del mundo, hogar de explotaciones petrolíferas y de gas valoradas en cientos de miles de millones de dólares.

Los ciclones golpean periódicamente a Omán y Yemen, pero nunca se han observado en el Golfo Pérsico. Su impacto en esa zona, donde las instalaciones no están preparadas ni por asomo para este tipo de fenómenos, podría ser terrorífico. Pese a esto, los modelos de las aseguradoras siguen considerando que la probabilidad de que esto ocurra es escasa. Pero ¿hasta cuándo?

Mostrar comentarios