El destierro profesional: cinco consejos para volver a estar en el mercado

  • No hay que desesperar cuando se cae un proyecto, los clientes se esfuman misteriosamente o te cuesta concertar una entrevista de trabajo
Esperar en casa a que te contesten no es plato de buen gusto / Pixabay
Esperar en casa a que te contesten no es plato de buen gusto / Pixabay

A todos nos ha ocurrido en algún momento: pierdes un empleo y, bien porque decides dedicarte un tiempo a ti mismo y a reponer fuerzas, bien porque no has tanteado el mercado más allá de tu puesto de trabajo, de pronto te ves condenado a un destierro profesional al que no sabes muy bien cómo enfrentarte. La bandeja de entrada de tu correo electrónico sigue vacía, mientras pasan los días, las semanas, y nadie parece acordarse de tu existencia, de tu valor para su empresa. Una situación análoga y extrapolable al emprendedor quien, de la noche a la mañana, deja de tener noticias de clientes o potenciales proyectos sin aparente explicación.

Puede resultar complicado no ceder al pánico en este tipo de situaciones. Pero lo principal es no desesperar, tal y como se explica en este artículo de Inc. En la mayoría de los casos, el destierro suele ser más una percepción propia que ajustada a la realidad y simplemente se trata de una fluctuación temporal. El mercado suele cerrar tantas oportunidades como abre, especialmente en entornos digitales y de nuevas tecnologías.

Insiste y ve directo al grano

Por eso, es importante entender que en el mundo laboral cualquier proceso lleva su tiempo. Quizás esa persona con la que intentas contactar para conseguir un puesto de trabajo o un proyecto está realmente ocupada y en su listado mental de prioridades diarias figuras a la cola. En estos casos, es comprensible la frustración, pero siempre resulta mucho más productivo intentarlo una vez más que abandonar definitivamente una oportunidad. Por ejemplo, suele ser una buena estrategia utilizar un evento de actualidad para recordarle a la otra persona tu valor en un determinado campo, como hablarle de un foro sobre las últimas tendencias en redes sociales para volver a explicarle la importancia de tu experiencia y formación como Social Media para su empresa.

No es lo mismo interesarse que ser pesado / Pixabay
No es lo mismo interesarse que ser pesado / Pixabay

Aún así, la callada por respuesta puede ser la tónica común en la relación con un cliente o una empresa. Pero tampoco hay que desesperarse en estos casos. Tal vez el único problema sea de comunicación y, muchas veces, tu interlocutor opta por el silencio antes que exponerte por qué no te considera el más adecuado para un puesto o proyecto. Es en este momento cuando uno debe tomar la iniciativa y tratar de ir directamente al grano. Es preferible preguntar (con asertividad) por el escollo que la otra parte siente respecto a tu propuesta que quedarse la duda. A modo de ejemplo, sugerirle que te ofrezca una crítica libre y sin censura en ocasiones puede desvelar el problema subyacente, lo que en último término te permitirá abordarlo y solucionarlo, si es posible.

Busca alternativas y dale 'una vueltita' a tus ideas

Eso sí, las preguntas difíciles suelen derivar en respuestas polarizadas, por lo que debes asumir que entra dentro de lo posible que abordar frontalmente un problema tampoco surta efecto y termine con las posibilidades de cerrar un negocio o entrevista. En estos casos, hay que tomarse con filosofía el rechazo, porque en ningún caso es personal. Así que la mejor opción es que, si consideras que has agotado las vías para llegar a buen puerto con un proyecto, lo abandones. Quizás en el futuro volváis a encontraros, pero el dicho del amor también sirve aquí: hay muchos más peces en el mar.

Tal vez, incluso sea mejor abandonar un proyecto que no lleva a ninguna parte que dejar que te atormente durante más tiempo. Cierra una puerta y llama a otras. Y, en la medida de lo posible, aprovecha ese espacio liberado en tu mente para darle 'una vueltita' a alguna idea ya en marcha o que tengas aparcada. Es el mejor momento para caminar por territorios inexplorados y, sobre todo, arriesgarse. De este modo, abrirás la puerta a nuevas oportunidades que, con suerte, podrían convertirse en tu próximo trabajo.

En este sentido, siempre que se disponga de tiempo, conviene echarle un vistazo a formación complementaria que te ayude a reforzar tu perfil. No se trata de hacer un segundo máster que no tenga nada que ver contigo, sino más bien de aprovechar el impás para sacarte ese certificado de Google de ese campo en el llevas trabajando la última década, así como para aprender idiomas o competencias nuevas que realmente puedan servirte para alcanzar tus objetivos.

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