El machismo que rodea a una mujer desde que nace determina cuánto ganará

  • Las niñas nacidas en regiones en los que los comportamientos sexistas son más prevalentes ganan menos dinero de adultas, aunque se muden
Se debe combatir el machismo desde la más tierna infancia. / Pexels
Se debe combatir el machismo desde la más tierna infancia. / Pexels

Nadie duda ya que la igualdad entre hombres y mujeres debe construirse desde la más tierna infancia, y la educación es el arma más poderosa contra el machismo, pero no somos conscientes de hasta qué punto un entorno poco favorecedor para las mujeres tuerce su futuro.

Una nueva investigación, realizada entre mujeres estadounidenses blancas –para dejar fuera los sesgos atribuibles a la discriminación racial–, asegura que las niñas nacidas en los estados en los que los comportamientos sexistas son más prevalentes ganan menos dinero y trabajan menos de adultas que en regiones donde la igualdad es mayor.

Ese impacto en la carrera y el salario continúa incluso si esas mujeres se mudan a áreas menos sexistas siendo adultas –como el conjunto de la costa oeste–, un hallazgo que sugiere que las creencias con las que una mujer crece pueden moldear su comportamiento futuro de una manera que afecta su carrera y su salario.

El estudio, dirigido por los economistas Kerwin Kofi Charle, de la Universidad de Chicago, Jonathan Guryan, de la Northwestern University y Jessica Pan, de la Universidad Nacional de Singapur, pone de manifiesto la importancia del entorno que rodea a las chicas en la formación de un carácter que, a la larga, tendrá una enorme importancia en su carrera laboral.

La importancia del entorno

La investigación no se fija en la educación formal –que, supuestamente, es igualitaria en todos los estados— sino en la respuesta de la población a determinadas cuestiones recogidas en el CIS estadounidense.Cuanto más apoya una región cuestiones como que las mujeres no debían trabajar fuera del hogar o participar en política, los investigadores consideraban que esta es más sexista.

Los investigadores han analizado la trayectoria de hombres y mujeres que nacieron en el mismo estado y luego se mudaron a los mismos lugares, como aquellas personas de Carolina del Norte que se mudaron a Nueva York o los tejanos que se mudaron a Colorado. Descubrieron que la brecha en salarios y empleo entre hombres y mujeres en esos grupos era mayor para aquellas que nacieron en estados con niveles más altos de sexismo.

Los hijos influyen enormemente en la carrera laboral de las mujeres. / Pexels
Los hijos influyen enormemente en la carrera laboral de las mujeres. / Pexels

También han descubierto que, en comparación con las mujeres de su entorno que nacieron en otros lugares, las mujeres nacidas en lugares más sexistas se casan y tienen su primer hijo “a edades apreciablemente más jóvenes”. Otra investigación reciente, en la que la profesora Pan también participó, apunta un fuerte declive en el empleo de las mujeres después del nacimiento de su primer hijo, y también que las actitudes de las mujeres hacia los roles de género se vuelven más tradicionales después de un nacimiento.

A menor empoderamiento, mayor precariedad

Aunque, como en cualquier estudio observacional, es difícil establecer una relación causa efecto, esto es, definir con certeza las razones por las que la mentalidad machista persiste pese a cambiar de entorno, los investigadores tienen algunas teorías lógicas.

Parece que las mujeres internalizan las normas sociales cuando son jóvenes en temas como cuándo tener hijos, qué tareas son apropiadas para las mujeres en el entorno laboral o, incluso, cuánto valora la sociedad su trabajo.

Estas creencias podrían, a su vez, afectar la disposición de una mujer a negociar salarios más altos. “Sabemos que sea lo que sea, debe ser algo así como un producto de dónde vienen, y continúa afectándoles ahora”, asegura Charles en una entrevista concedida a The New York Times. “Un ejemplo notable de esto podría ser la disposición a pedir aumentos, o a efrentarse a un gerente por un aumento demasiado pequeño. Una mujer imbuida de su valor en el mercado es probable que rechace un aumento insuficiente”.

La internalización de una cultura que no valora a las mujeres que trabajan fuera del hogar, o que hace que el rol de la mujer como madre sea una prioridad, también podría desalentar a las mujeres a aceptar jornadas más largas y menos flexibles.

En este sentido, la economista de la Universidad de Harvard Claudia Goldin señaló en una investigación que gran parte de la brecha de género en los salarios proviene de diferencias dentro de ocupaciones como la abogacía o la medicina donde los hombres son recompensados por su desproporcionada voluntad de trabajar durante muchas horas y su voluntad a aceptar guardias que las mujeres rechazan.

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