Cómo decidir tu primer trabajo (sin basarte exclusivamente en el sueldo)

Un joven empleado en una cafetería
Un joven empleado en una cafetería
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Encontrar un primer trabajo no es tan fácil como pueda parecer. Parece evidente que cualquiera puede lograr un empleo a media jornada en sectores pensados para estudiantes (un buen ejemplo es el de camarero en período veraniego), o en sectores en los que no se requiere una carrera universitaria. Pero cuando se trata de encontrar un primer trabajo orientado al campo al que pretendes dedicarte el resto de tu vida, puede resultar un verdadero quebradero de cabeza.

Más aún en un entorno digital que se transforma a pasos pasos acelerados, y que ha provocado que la economía y el sector empresarial hayan cambiado radicalmente. Algunas profesiones desaparecen y otras surgen de la nada, mientras las oligarquías clásicas están dando paso a compañías cada vez más transversales con condiciones cada vez más adaptadas a los estilos de vida actuales, con mayor flexibilidad y favoreciendo la conciliación de la vida profesional y personal.

Quizás por eso, elegir el camino correcto para tu carrera laboral es más complicado que nunca: ¿debo aceptar un buen salario en una empresa que me exija poco? ¿Debo apostar por una compañía que potencie mi formación y me permita crecer, a costa de un sueldo alto? Estas y otras cuestiones son las que se plantea Allison Schrager, reputada economista y autora del best-seller 'Un economista entra en un burdel', en este artículo de 'Harvard Business Review'.

La importancia de marcarse objetivos

Para Schrager, "la herramienta de gestión de riesgos más simple y efectiva es establecer objetivos claros. También puede ser la parte más difícil porque la mayoría de las personas no saben lo que quieren". Por eso, marcarse objetivos dentro y fuera del ámbito laboral (puede ser trabajar en una gran empresa en Silicon Valley, pero a la vez desear tener tres hijos) suele ayudar a tomar un camino u otro al principio de tu carrera profesional.

Sin embargo, si tenerlo todo planificado desde el principio te resulta imposible (como a la mayoría de los mortales), una buena forma de "encontrar respuestas es pensar mucho sobre lo que quieres de tu carrera, en lugar de tener objetivos específicos o títulos" formativos, en opinión de la autora. En este sentido, destaca que la pasión por tu trabajo es fundamental. Por eso, "si tu pasión es la escritura de ficción, hay formas de satisfacer su pasión sin ser novelista. Por qué te apasiona escribir: ¿es el proceso? ¿Es la creatividad?", se pregunta. 

"Puede haber caminos que ofrecen esas cosas sin asumir los riesgos de escribir novelas: el marketing, las relaciones públicas, los medios de comunicación o la enseñanza", explica Schrager, que distingue dos tipos de riesgos que debes tener en cuenta a la hora de decidir un primer trabajo: el riesgo idiosincrásico (un riesgo que puede ser exclusivo para ti o para un trabajo específico) y el riesgo sistemático (riesgo que se aplica a toda la economía). 

En este sentido, señala que "las personas que se enfrentan un riesgo más sistemático tienden a tener un mayor salario". La razón es que, como sucede en las empresas financieras, cuando existe un riesgo sistemático las compañías pagan grandes bonificaciones en tiempos de bonanza y se apresuran a despedir cuando los tiempos son malos. De lo que se deduce que también hay menos seguridad laboral en este campo. "Algunas personas prefieren una mayor estabilidad laboral a salarios más altos", comenta Schrager, que al mismo tiempo considera que cada uno debe decidir qué nivel de riesgo es capaz de tolerar.

Por eso, argumenta que todo el mundo debe considerar esos riesgos en el ecosistema empresarial laboral, especialmente en el ámbito tecnológico, que podría dividirse entre los 'gigantes' que lideran el mercado (como Google, Facebook o Apple), los proveedores de tamaño medio y las startups con más ideas que capacidad de financiación. Y cada uno de los tres niveles tiene sus riesgos a la hora de empezar una carrera profesional.

"El mejor momento para unirse a Google fueron sus primeros días, que ya no existen. Ya se han convertido en grandes empresas y, para tener éxito, debes evitar quedarte encasillado en la misma función laboral", aunque este tipo de empresas suelen ser más estables que el resto. Para el resto de compañías, el riesgo aumentará cuanta menor sea su estructura. "En una empresa más pequeña estás menos encajonado en un determinado rol, tienes más responsabilidad y aprendes nuevas habilidades", explica Schrager. "Las desventajas incluyen un tremendo riesgo idiosincrásico" o, lo que es lo mismo, que tu proyecto termine fracasando o absorbido por el propio sistema, concluye.

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