Demuestra tu productividad

Siete formas infalibles de impresionar a tu jefe en los primeros 90 días

Manual para identificar (y sobrevivir) a los jefes y empleados que no valen
Manual para identificar (y sobrevivir) a los jefes y empleados que no valen

Una de las mejores formas de lograr un empleo es ser proactivo, no esperar a que te llamen para una entrevista de trabajo y tratar de demostrar lo que podrías aportar a la empresa incluso antes de que te contraten, creando algún producto o servicio que potencialmente pudiera servirte para tu futuro puesto de trabajo. De igual modo, cuando ya has logrado el trabajo, la mejor manera de asegurar tu futuro en una compañía es tratar de impresionar a tu jefe lo antes posible: aunque siempre existe un período de adaptación, la mayoría de las empresas esperan que empieces a ser productivo de inmediato. Por eso, hay varias formas de hacer que tu jefe vea tu potencial aportación en los primeros 90 días. A continuación, explicamos siete de ellas, extraídas de este artículo de 'Business Insider'.

1. Decir que sí a todo, incluso si no tienes ni idea

Cuando una relación laboral ya está consolidada, los límites también están definidos. Pero al principio, cuando no hay más referencias de tu trabajo que lo que has hecho en otra empresa, lo mejor es decir que sí a absolutamente todo lo que te ofrezcan (siempre que sea de tu campo y suponga una oportunidad de hacer algo nuevo). Incluso si no tienes ni idea de cómo llevar a cabo la tarea, no conviene dar la impresión de que no sabes hacer algo. Por ejemplo, puede que tu tarea como diseñador no sea la arquitectura web, pero no está de más demostrar tu valía en este área: lo peor que te puede pasar es haber perdido unas horas actualizando tus conocimientos, pero quién sabe si en tu futuro pasa por ese departamento.

2. Tener objetivos alcanzables

Otra de las formas más fáciles de impresionar a un jefe tiene que ver con la fijación de unos objetivos alcanzables. A la hora de negociar tu incorporación a la empresa, es importante dejar claro qué puedes aportar de inmediato y a qué metas puedes llegar para que se te evalúe. Está muy bien fijarse objetivos altos, pero si no son realizables en un período concreto (seis meses, un año, etc.) pueden suponer tu despido. Recuerda que tu rendimiento se mide en función de esos objetivos prefijados. Una buena estrategia es fijar metas altas pero alcanzables. Siempre hay tiempo de aumentarlas en el futuro... Y de pedir un aumento si se da el caso.

3. Resolver problemas heredados

Pero si hay algo que demuestra gran iniciativa y capacidad de liderazgo en un equipo es tratar de resolver los problemas estructurales que arrastra. Es posible que haya una tarea puntual que está ralentizando el trabajo simple y llanamente porque a nadie se le ha ocurrido una solución. Por ejemplo, puede que nadie esté haciendo una lista de las previsiones de tareas diarias que el equipo debe realizar, por lo que crear una plantilla estándar que pueda rellenarse antes de cada jornada puede ser una solución muy práctica. No se trata de cambiar el modo en el que opera un equipo ni de desafiar las jerarquías establecidas, sino de mejorar un aspecto puntuales que presenta defectos estructurales.

4. Participar en todas las reuniones

Los expertos señalan que solo debes participar en reuniones en las que haya un motivo para que estés convocado y que debes aportar algo a las mismas. Sin embargo, en los primeros días en una empresa es normal que las primeras charlas que tengas con compañeros y superiores te suenen a chino. No importa: si de verdad quieres ganarte el respeto de tu jefe e impresionarle desde el inicio, lo mejor que puedes hacer es participar en todas las reuniones que puedas, escuchar atentamente para empaparte de los procesos internos y de la cultura de la empresa, así como forzarte a ti mismo a exponer tu punto de vista sobre cualquier cuestión.

5. Actualizar tu concepto de liderazgo

También puedes demostrar tu valía rápidamente si eres capaz de actualizar tu concepto de liderazgo y ajustarlo al que tiene la empresa en esos 90 días. No es tarea sencilla: puede que vengas de un lugar en el que los perfiles autoritarios dominaban la parte alta de la jerarquía de la organización, mientras que en la nueva compañía quizás se requiera más negociación con el empleado sobre sus tareas y roles. Desde esa nueva concepción, podrás saber más rápidamente qué quiere tu jefe de ti y, sobre todo, de qué modo espera que actúes.

6. Controlar el tiempo que empleas en cada tarea

La adecuada gestión del tiempo es una de las mayores virtudes de cualquier empleado: si tu jefe percibe que te pasas buena parte de la mañana paseándote por la oficina y buena parte de la tarde charlando con compañeros, hay muchas opciones de que tus horas en la empresa estén contadas. Por eso, es recomendable ser consciente de en qué empleas tu tiempo, cuántas horas al día eres productivo y cómo mejorar esos datos. Por suerte, herramientas como Microsoft Dynamics Time Management te permiten monitorizar lo que haces en cada momento, ofreciéndote métricas para enseñarte cómo podrías optimizar tu gestión del tiempo. Un empleado organizado siempre gozará de mayor atención por parte de su jefe.

7. Pedir 'feedback' a tu jefe lo antes posible

Muchas personas postergan las reuniones con su jefe para pedirles algo de 'feedback' por su trabajo. En la mayoría de los casos, se trata simplemente de que no están acostumbrados a la evaluación continua, pero también existe un componente de miedo a la crítica o, directamente, al fracaso. Hay quien no está preparado para asumir que está remando en dirección equivocada al mes de entrar en una empresa, pero lo cierto es que la única manera de corregirlo es tener toda la información disponible sobre la mesa. Además, si de verdad estás cometiendo errores que podrían comprometer tu futuro en la compañía, cualquier jefe preferirá ver que te preocupas por corregirlos en vez de 'pasar' olímpicamente del tema. El siguiente paso, evidentemente, es demostrar tu compromiso mejorando tu rendimiento.

Mostrar comentarios