Funerales millennial: crematorios low-cost, fiestas y obituarios en Facebook

Disfraces de Halloween
Disfraces de Halloween
Pixabay

Sin morbidez alguna: si hay una verdad inexorable en la vida, es la muerte. No es fácil pensar en el momento en el que dejaremos de existir, a pesar de que sea un pensamiento imposible de evitar. Sin embargo, los tiempos cambian tan deprisa que podría decirse que, en nuestra conciencia colectiva, la mortalidad ha dejado de ser un aspecto grave, riguroso y casi tabú. Por eso, algunas funerarias han empezado a transformarse para ofrecer servicios más adaptados a un mundo digital, concienciado ecológicamente y con un espíritu más festivo que de luto ante la muerte.

De hecho, basta con comparar la noche del 31 de octubre de la España actual con la de hace 30 años: entonces, la mayoría descansaba en casa en la víspera del Día de Todos los Santos (cuando es tradición visitar al cementerio a los seres queridos que han fallecido), mientras que hoy en día el 31 de octubre celebramos Halloween, una fiesta importada de la cultural sajona tan extendida que, incluso, en los últimos años ya ha empezado a considerarse como festivo, al menos en el calendario escolar de algunos colegios.

Velatorios más festivos

Otro ejemplo de este carácter menos grave de los funerales es la progresiva expansión de la costumbre estadounidense de celebrarlos en casa, en un ambiente más festivo que fúnebre que puede incluir copiosos aperitivos y alcohol. En EEUU llevan unos años con un creciente número de entierros en el jardín o el terreno de la propia vivienda, una práctica que -a pesar de la creencia popular- también se puede realizar en España, siempre que se obtenga una autorización de que el lugar del sepelio cuenta con unas garantías de higiene y biosanitarias.

En este sentido, lo importante de los velatorios en casa es que permiten salirse de la rigidez que se vive en las salas de las funerarias o crematorios, donde se comparte espacio con muchas otras personas que velan al mismo tiempo a sus muertos. Por lo general, en estos lugares no se puede decorar al gusto del cliente, poner música -aunque haya sido un deseo expreso del difunto antes de fallecer- u organizar encuentros masificados con familiares y amigos en los que brindar con bebidas alcohólicas o compartir un servicio de catering... Y eso que estas son algunas de las prácticas que más se demandan entre la generación millennial.

Por eso, las tendencias más actuales de las funerarias incluyen este tipo de servicios, para adaptarse a los deseos del difunto, aunque se salgan del luto que acompaña a este tipo de eventos (aunque con matices). Por ejemplo, en Electium se encargan de planificar en vida tanto el velatorio en el tanatorio como el funeral, con opciones que van desde la música en directo a la ornamentación. Pero, sin duda, en lo que más se trata de innovar es en la conectividad y la facilidad de acceso a los servicios a través de plataformas digitales... Y en ser low-cost.

Hay varias funerarias de todo el mundo que ya han empezado a digitalizar casi todos sus servicios. Uno de los referentes en este sentido es la francesa Simplifia, que no solo permite la contratación de sus servicios online, sino que publica las esquelas de los fallecidos para que sus allegados puedan localizar los detalles del funeral con un solo click. Además, simplemente entrando en la página del fallecido se pueden comprar coronas de flores y otros productos o servicios que la compañía se encarga de hacer llegar hasta el evento en tu nombre.

Un gran problema del sector es su opacidad, que la OCU lleva varios años denunciando. No obstante, en la actualidad, se calcula que en Cuenca un sepelio cuesta de media 2.261 euros, mientras que en Vigo o en Tarragona el monto supera los 5.000 euros. Por eso, quizás, el gran atractivo sean los precios competitivos de estas funerarias de última generación. En Ecofunerales, por ejemplo, explican que el coste de una cremación low-cost "puede estar muy por debajo de los 1000 euros".

Crematorios low-cost para tiempos low-cost

Se trata de una tendencia cada vez más común en España. De hecho, la eclosión de las cremaciones low-cost se produjo en plena crisis económica, cuando muchas familias veían el gasto de un funeral como un coste excesivo para el bolsillo. Tal vez por eso, la Asociación Española de Fabricantes de Ataúdes de Madera y Derivados (Iberataud) simplificó en 2012 la norma sobre féretros, con la que se especificaba que en los ataúdes ecológicos "no se recomienda el uso de madera de gran densidad" y sí el uso de "productos biodegradables".

Desde entonces, un buen número de funerarias se han pasado al low-cost, apostando por servicios con los que cumplir los trámites administrativos y las normas sanitarias, pero sin recurrir a féretros de maderas densas o con productos contaminantes para no engordar más la factura del cliente. Tras la crisis económica, el auge del ecologismo y la progresiva digitalización de la sociedad han propiciado que este tipo de servicios se queden. Por eso, el número de funerarias que publican esquelas en redes sociales se ha multiplicado en los últimos años e, incluso, ya hay quienes se encargan de redactar un obituario del fallecido para que quede inmortalizado en Facebook.

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