Por qué la generación más informada de la historia llega a niveles récord de ETS

  • El repunte de enfermedades residuales como la sífilis o la gonorrea suponen una paradoja difícil de entender en pleno siglo XXI.
Culpable de violación por perforar el preservativo de su novia.
Culpable de violación por perforar el preservativo de su novia.
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El pasado junio el Ministerio de Sanidad publicaba un informe referido a 2017 de lo más preocupante, en el que se señalaba que algunas enfermedades prácticamente residuales como la sífilis o la gonorrea han repuntado en los últimos años y, en algunos casos, duplican las tasas de incidencia de hace una década entre la población. Una tendencia globalizada que en octubre se ha convertido en un auténtico problema también en EEUU, donde las ETS (enfermedades de transmisión sexual) han registrado niveles récord.

Según los datos del CDC (Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades de EEUU) recogidos en este artículo de 'Sky', en 2018 se registraron alrededor de 2,5 millones de casos de ETS. Considerando que la población en el país norteamericano es de 327 millones de personas (2018), los datos sugieren que casi una de cada 100 personas contrajeron alguna enfermedad de transmisión sexual durante el año pasado, incluidos casi 1.300 casos de sífilis congénita en niños recién nacidos, que ocurre cuando una madre transmite la infección a su hijo nonato en el útero.

En este sentido, las tasas de ETS han registrado un aumento significativo en EEUU entre 2014 y 2018, con un aumento del 71% en los casos de sífilis y un aumento del 63% en los casos de gonorrea. El número de personas diagnosticadas con clamidia aumentó en un 19% en el mismo período. Unas cifras muy similares a las de España, donde los casos pasaron en los últimos cinco años registrados (de 2013 a 2017) de 3.315 a 8.722 (en el caso de la gonorrea) y de 3.723 a 4.941 (en el caso de la sífilis).

Entre las conclusiones del informe del Ministerio de Sanidad se explica que "la tendencia creciente de la infección gonococia (gonorrea) y de la sífilis, observada a partir del inicio de la década de 2000, se mantiene", que "la información procedente de la notificación individualizada muestra mayor afectación en hombres que en mujeres", que "la mayoría de los casos se produjeron en adultos jóvenes aunque se observan algunas diferencias según enfermedad" y que "para mejorar la información epidemiológica sobre las ETS, es imprescindible implantar la declaración individualizada en todas las comunidades autónomas".

Falta de presupuesto en prevención

Sin embargo, el reciente informe del CDC también señala que, si bien existen diferencias entre el contexto español y de EEUU, una de las posibles causas de esta mayor incidencia de las ETS puede ser la falta de financiación, ya que el presupuesto anual destinado a la prevención del CDC ha ido acumulando año tras año una pronunciada caída, llegando a disminuir en un 40% entre 2003 y 2018. Esto ha derivado no solo en despidos, sino también en el cierre de clínicas y en menos pruebas de detección.

"El resurgimiento de la sífilis, y particularmente la sífilis congénita, no es un evento arbitrario, sino un síntoma de un deterioro de la infraestructura de salud pública y la falta de acceso a la atención médica", explica Gail Bolan, directora del programa de prevención de enfermedades de transmisión sexual del CDC en el citado artículo. De hecho, el problema es tan grave que los 2,5 millones de nuevos casos de ETS registrados en 2018 -casi 1,8 millones de casos de clamidia, 580.000 casos de gonorrea y alrededor de 115.000 casos de sífilis- son un récord absoluto desde que se tienen registros en EEUU.

Y eso que, según los datos del propio CDC, la mitad de los casos de ETS ocurren en personas de entre 15 y 24 años, lo que podría evitarse fácilmente destinando más fondos a la prevención. Eso sí, lo que sigue sorprendiendo es que las generaciones más veteranas, que vivieron épocas de mayor desinformación sexual en los años 70, 80 y 90, no hayan ejercido como un canal de transmisión de conocimiento para las siguientes generaciones, o que éstas hayan resucitado las prácticas sexuales de mayor riesgo.

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