El auge de los NFT, también conocidos como tokens no fungibles, ha traspasado todas las fronteras. Esta tecnología permite crear productos únicos, tanto físicos como virtuales, que son imposibles de copiar gracias a sus activos criptográficos basados en blockchain. Una de las primeras obras en salir a la venta a partir de este concepto fue 'Todos los días: los primeros 5.000 días', de Mike Winkelmann, también conocido como 'Beeple' que se vendió en la casa de subastas Christie's por 58,6 millones de euros.
Jack Dorsey, el fundador de Twitter, también vendió el primer tweet de la historia como NFT por un total 2,9 millones de dólares. Y el youtuber español Willyrex anunció hace casi un año que estaba trabajando en una colección de cinco tokens limitados. Lo más destacable de este arte digital es que pueden ser toda clase de archivos, desde audios o vídeos hasta memes, gifs o fotografías.
La fotógrafa estadounidense Brittany Pierre vio en los NFT una posibilidad de lanzar su proyecto personal y mejorar su situación financiera. Según explica en CNBC Make It, anteriormente vivía casi al día y tenía numerosas dificultades para pagar el alquiler y otros gastos esenciales. La joven de 36 años descubrió el mundo de los tokens no fungibles a través de su amiga Elisa Swopes, que había conseguido vender un diseño por más de 17.600 dólares.
Más de 250 euros por foto
Antes de sumergirse en este mundo, decidió investigar y empaparse de conocimiento en internet. Meses después empezó a vender sus fotografías en las distintas plataformas disponibles. "Ese primer par de ventas fueron de 200 y 300 dólares por unidad", explica la joven. Los altos precios le sorprendieron tanto que le animó a continuar vendiendo sus creaciones. Hasta el momento cobraba 50 dólares por sesión de fotos y luego le resultaba muy complicado poner a la venta sus impresiones. "Nunca había tenido un trabajo de más de 15 dólares la hora", señala.
A medida que obtenía más ingresos, Pierre pudo hacer frente a todas sus facturas pendientes. Además, ha decidido ahorrar y reinvertir el dinero. Por un lado, ha realizado donaciones a distintas organizaciones benéficas, y por otro, también ha apoyado a otros artistas comprando o intercambiando NFT. Además, ha utilizado parte del dinero para ampliar su equipo fotográfico y mejorar la calidad de su trabajo.
Algunas de las principales dificultades que vivió al iniciarse en este mundo fue la barrera para entrar en las plataformas de venta o incluso las tarifas para acuñar los NFT, que parten de 250 dólares. El año pasado consiguió ganar de 100.000 euros y su colección continúa creciendo. Siente que le ha cambiado la vida, puesto que ahora vive con mucha más comodidad.
