La importancia de los secundarios de una empresa: los 'protas' se van, ellos no

  • Muchos de los trabajadores estrella son en realidad personas que han sabido venderse muy bien, pero hay trabajadores más valiosos.
Hay roles necesarios a los que no damos ninguna importancia. / Pexels
Hay roles necesarios a los que no damos ninguna importancia. / Pexels

La “retención de talento” es uno de los mantras de los responsables de Recursos Humanos. La consigna es clara: hay que mantener en la empresa a los trabajadores estrella, los A players, como se conoce a estos empleados en la jerga del management.

Aunque tiene lógica, se trata de una estrategia perniciosa, por dos motivos principales: la clasificación entre trabajadores protagonistas y secundarios es subjetiva –y, a menudo, errada–; pero, además, en el caso de que sea correcta, da por hecho que se puede contar solo con los mejores empleados, algo que no es realista.

Como muestra el proyecto Aristoteles de Google, un estudio sobre las características que hacen que los equipos sean efectivos, esta preferencia por los A players ignora el profundo valor que los trabajadores que suelen clasificarse como B players en realidad brindan.

“Como he visto en compañías de todos los tamaños e industrias, las estrellas a menudo tienen dificultades para adaptarse a la cultura y es posible que no colaboren bien con sus colegas”, explica en Harvard Business Review la consultora Liz Kislik. “Los B players, sin embargo, están a menudo menos preocupados por sus trayectorias personales, y es más probable que vayan más allá para apoyar a los clientes, los colegas y la reputación del negocio”.

Secundarios del mundo, uníos

Kislik apunta, en realidad, a un problema fundamental en las empresas: el peloterismo. Muchos de los trabajadores estrella son en realidad personas que han sabido venderse muy bien y dorar la píldora a los jefes. En ocasiones, ciertamente, son personas talentosas, pero son más propensas a rehuir el trabajo sucio y están menos dispuestas a arremangarse para sacar adelante el trabajo del día a día. Además, aunque trabajen duro, dada su empleabilidad su rotación es mayor, y es más fácil que te dejen colgado.

Por ello la consultora anima a los directivos a prestar más atención a los B players, ayudándoles a que alcancen su verdadero potencial. Y aporta estos cinco consejos:

1. Conoce a todos tus trabajadores

El primer consejo es tan evidente como poco practicado. Hay empleados que pasan años realizando un trabajo encomiable sin que absolutamente nadie se fije en ellos. Mal futuro tiene una empresa que no sabe valorar la labor de todas las personas que integran una empresa: ya sean recepcionistas, programadores o contables.

Desconocer a la plantilla es un error muy común en las empresas que crecen rápido, y puede llevar a que se valore a empleados mucho menos validos solo porque se hacen notar más. Lo mismo ocurre a nivel departamental: en ocasiones se dan muchos más recursos a un equipo solo porque ha logrado acaparar más atención, aunque su potencial sea menor y su actividad mucho menos lucrativa que la de otros grupos.

2. Reevalúa los cometidos de cada persona

Como apunta Kislik, los empleados rara vez alcanzan lo mejor de sí mismos si están en trabajos que destacan sus debilidades en lugar de sus fortalezas. Pueden tener, por ejemplo, una amplia experiencia técnica pero no interés en la tarea que realizan, o pueden ser malos jefes pero muy eficaces sacando el trabajo adelante.

Para conocer qué puesto conviene a cada empleado es decisivo tener una correcta comunicación con estos: conocer sus inquietudes y preocupaciones.

A las mujeres se les suele dar más a menudo un rol secundario. / Pexels
A las mujeres se les suele dar más a menudo un rol secundario. / Pexels

3. Considera que puedes estar siendo injusto

Todos tenemos prejuicios, y estos pueden estar haciendo que subestimes o sobrestimes a las personas. Las mujeres suelen ser las principales perjudicadas por esta mentalidad: se considera que están menos preparadas sencillamente porque actúan de forma distinta a lo que se espera de un líder, con características “varoniles”.

4. Ayuda a todos tus empleados a mejorar

Ya sean estrellas o mindundis, la labor de cualquier líder debe ser sacar lo mejor de sus empleados. Muchos trabajadores brillantes sencillamente no saben venderse o tienen una inteligencia emocional limitada, que les impide destacar y explotar todo su potencial.

En ocasiones, el problema es, sencillamente, que no dejamos a los secundarios hacer el papel principal. Las personas que acostumbran a ser protagonistas no dejan nunca que los que vienen por detrás ocupen su papel, pero si la dirección da la oportunidad a los secundarios de hacer ese rol puede llevarse una sorpresa.

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