La mejor forma de motivarse para realizar los trabajos menos apetecibles

Ojalá todo fuera atractivo a la hora de realizar tareas. Depende de cada persona, pero hay ocasiones en las que se necesita mucho más que voluntad para llevar a cabo ciertas acciones.

Este ‘mucho más que voluntad’ no tiene otro nombre que motivación. Es importante dejar de creer que todo debe entusiasmarnos. Además, en muchas de las ocasiones, hay razones de pesado fundamento por las que no eres capaz de ponerte con esa tarea que tanto tiendes a retrasar. Estas razones vienen expuestas en este artículo que se escribió en 2014 para Harvard Business Review.

Mira también

La falacia de la planificación o por qué empezamos tareas que nunca acabamos

Hay que creer más en el poder de la motivación. La vida es como es y hay cosas –muchas, deberíamos apuntar– que se hacen muy cuesta arriba a la hora de enfrentarse a ellas. Por esta razón, es necesario echar mano de la motivación.

“En la motivación encontramos la energía y el empuje para llevar a cabo aquello que nos propongamos. En ella se encuentra el origen de la conducta humana: Todo cuanto hacemos, lo hacemos por algo”, dice un artículo de personalMENT.

Es importante encontrar una razón de vital importancia para llevar a cabo aquello que no quieres o no te apetece nada hacer. Este sería en sí el primer paso para llevar a la acción ese denostado quehacer tuyo que tanto tiendes a aplazar, según Elizabeth Grace Saunders, 'coach' de gestión del tiempo, en un artículo que ha escrito para 'Harvard Business Review'.

Todo depende de tu estado de ánimo ese día. Dependiendo de la tarea y de tu estilo de trabajo, una o más estrategias pueden ayudar. La estrategia puede incluir la participación de otras personas. “Esta presión social positiva puede proporcionar el ímpetu necesario para hacer algo. Esto podría ser como delegar parte de la tarea, asociarse con otra persona para completar la actividad, obtener responsabilidad o simplemente estar presente con otras personas que también están trabajando”, asegura Saunders.

Hay otras estrategias o métodos para entrar en acción. Estas tienen que ver con la forma en la que estructuras tu trabajo. Saunders deja una serie de herramientas que pueden ser bastante ilustrativas para una puesta en acción desde tu lugar de trabajo siguiendo la estructura que siempre utilizas.

Una de estas herramientas sería “poner una actividad de baja frecuencia por delante de una actividad de alta frecuencia. Por ejemplo, no puedo abrir mi correo electrónico hasta que haya presentado mi informe de gastos”, dice Saunders.

Otra sería estandarizar un tiempo para una actividad que tienes que hacer regularmente. Que ese tiempo sea sagrado y respetado. Así tu mente lo tendrá sujeto a esa acción solamente. “Otra sería limitar el compromiso de tiempo. Necesito trabajar 10 minutos al día en esta tarea y luego puedo detenerme si quiero hacerlo”, dice Saunders. Y la más importante y contundente: hacerla sin más. Tienes que decirte: “Quiero sacar esto de mi vida, así que reservo un día completo para terminar la tarea”, aconseja Saunders.

Lo importante es saber de su existencia y de hacer uso de estas estrategias/herramientas/métodos a tu gusto, dependiendo siempre de tus necesidades. Otra forma de motivación es combinar actividades placenteras con actividades desagradables.

Mira también

Cómo acabar para siempre con la rivalidad (insana) entre departamentos

Como ejemplo, Saunders propone “realizar una tarea más difícil, como escribir o preparar una presentación, en un lugar que realmente te guste, como una cafetería acogedora o incluso un parque si hace buen tiempo.

También puedes probar las tareas en capas, solaparlas, como escuchar música o un podcast mientras organizas tu oficina. Incluso hacer un poco de actividad física durante el proceso te puede ayudar”.