La región de Estados Unidos en la que hasta los peluqueros ganan seis cifras

  • La Cuenca Pérmica, en el oeste de Texas, se ha convertido en una de las más rentables zonas petrolíferas del mundo, transformando la región.
Mural a la entrada de Pecos, Texas / Kent Kanouse
Mural a la entrada de Pecos, Texas / Kent Kanouse

Noviembre de 2016. El Servicio Geológico de Estados Unidos confirma el descubrimiento de Wolfcamp, el mayor yacimiento de petróleo encontrado nunca en Estados Unidos, con el potencial de producir 20.000 millones de barriles de petróleo.

El yacimiento no era el primero que se encontraba en la conocida como Cuenca Pérmica, una gran cuenca sedimentaria situada en el oeste de Texas y suerte de Nuevo México, pero era de largo el mayor y, aunque los recursos hallados se encuentran atrapados en la corteza terrestre, la polémica técnica del 'fracking' permitía su inmediata explotación.

El descubrimiento de este yacimiento, así como la posibilidad de aumentar la explotación de reservas ya conocidas gracias al 'fracking', ha provocado un 'boom' petrolífero en la zona. A día de hoy, se producen en la Cuenca Pérmica casi cuatro millones de barriles diarios, una actividad que ha transformado de la noche a la mañana una aislada zona rural en un potentísimo foco industrial.

El área metropolitana de Midland-Odessa, a medio camino entre El Paso y Fort Worth, se ha convertido en el epicentro de la región petrolera, y está experimentando un espectacular crecimiento demográfico, auspiciado por el que es, según The Wall Street Jurnal, el mercado laboral más efervescente de todo Estados Unidos. El desempleo en 2018 fue de solo el 2,3 %, una cifra por debajo incluso de lo que se considera como “paro estructural”.

Aunque los precios del barril han caído un 25% desde el pasado octubre, nadie prevé un frenazo a la actividad industrial de la zona, más bien todo lo contrario. La firma de análisis IHS Markit estima que la producción de la Cuenca Pérmica podría superar los 5 millones de barriles por día en 2023, superando a Irak en términos de producción de crudo.

Una licorería en Odessa. / J.C. Burns
Una licorería en Odessa. / J.C. Burns

Un lugar en el que ganar mucho dinero

El 'boom' que está viviendo la zona en tan poco tiempo está creando una peculiar “fiebre del oro”, que está siendo aprovechada al más puro estilo americano. En solo unos años el número de trabajadores de las explotaciones petrolíferas se ha multiplicado, y con ellos la demanda de todo tipo de servicios.

Como cuenta Rebecca Elliott en 'The Wall Street Journal', cualquier necesidad en el área cuesta ahora una pequeña fortuna, y los empleados de los pozos petrolíferos tienen el dinero para gastarla.

El peluquero Pete McGarity asegura, por ejemplo, que gana entre 130.000 y 180.000 dólares al año. Se le ocurrió transformar a un pequeño tráiler de camión en peluquería e instalarlo en un 'parking' en Pecos (Texas), un pequeño pueblo que pilla en el camino al trabajo a muchos de los empleados de los campos petrolíferos.

La peculiar peluquería da empleo a cinco peluqueros, y está abierta seis días a la semana. Un corte cuesta 40 dólares, casi el doble de los 25 que se cobraban antes del boom. Pero eso no es todo. Generalmente hay una larga lista de espera, pero los clientes pueden saltársela si están dispuestos a pagar 60 dólares, algo que hacen muchos trabajadores a los que el dinero les quema en las manos.

Otro de los sectores que se han beneficiado enormemente del boom es el de la restauración. Las ventas de bares y restaurantes se han duplicado y, además, han subido todos los precios. El restaurante Pody’s BBQ, también situado en Pecos, tiene cola durante todo el día, formada casi exclusivamente por los trabajadores de los yacimientos.

“Lo vendemos todo todos los días y casi no vemos a los locales porque el campo petrolífero viene y lo compra todo”, explica Campos a 'The Wall Street Journal'. “Los lugareños me dicen 'ni siquiera intentaré ir a tu casa' y solo les puedo decir que lo siento'”.

Uno de los pocos restaurantes de Pecos. / Charles Jackson
Uno de los pocos restaurantes de Pecos. / Charles Jackson

No es oro negro todo lo que reluce

Aunque en general la población de la zona se está beneficiando del 'boom' petrolero, la subida de los precios está ocasionando problemas importantes. Los municipios están teniendo serias dificultades para encontrar profesores, que con los sueldos que se ofrecen –la mitad de lo que gana cualquier operario de los campos petrolíferos– no pueden pagar los alquileres de la zona, que no han dejado de subir. Algunos ayuntamientos se han visto obligados a construir casas para alojar a estos.

Muchos negocios locales están teniendo también serias dificultades para encontrar trabajadores por las mismas razones: todos los residentes están colocados y traer gente de fuera es difícil debido al precio de las viviendas. Incluso las habitaciones de hotel tienen un precio desorbitado, de hasta 500 dólares la noche.

Hasta el transporte de petróleo está saturado: la extracción ha llegado al limite de lo que se puede mover a través de los oleoductos actualmente existentes, aunque se están construyendo varios nuevos.

La situación, no obstante, es de absoluta bonanza. La producción de crudo se ha duplicado en solo tres años y seguirá insuflando dinero a la zona durante mucho tiempo. Pronto los pequeños pueblos de la región dejarán de tener ese aspecto fronterizo que les caracterizaba para convertirse en grandes y prósperos núcleos urbanos. Que todo el mundo se aproveche por igual de los yacimientos es otro cantar.

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