La técnica para aprender cualquier cosa en cinco minutos y recordarla siempre

Morder un lápiz y leer una y otra vez lo mismo no ayuda / Pixabay
Morder un lápiz y leer una y otra vez lo mismo no ayuda / Pixabay

El aprendizaje por flashcards, también conocidas en español como tarjetas de aprendizaje o didácticas, es un viejo conocido de la pedagogía. Su premisa es muy sencilla: en un lado de cada tarjeta se escribe una pregunta y en el otro la respuesta, y se van memorizando estas, viendo una y otra vez las tarjetas hasta que recordamos lo aprendido.

Las flashcards estimulan la memoria relacionando la pregunta que se nos hace con la respuesta, espaciando cada vez más la misma tarjeta al responder correctamente, ya que se va fijando en la memoria, un método que se conoce como Sistema de Leitner.

Aunque esta forma de aprendizaje se utiliza en muchas escuelas, no es muy conocida por el gran público, y apenas se utiliza en la universidad, en el mundo laboral o preparar oposiciones. Sin embargo, según explica Michael Nielsen, investigador del Y Combinator Research y autor de libros sobre computación cuántica y conexiones neuronales, el uso de tarjetas puede ser especialmente útil también en estos casos.

En un hilo publicado recientemente en Twitter, que ha tenido amplia repercusión en la comunidad tecnológica, Nielsen asegura que el uso de flashcards ha cambiado su vida: “El cambio más importante es que la memoria ya no es un evento fortuito, que debe dejarse al azar. Más bien, puedo garantizar que recordaré algo, con un mínimo esfuerzo. Hace de la memoria una elección”.

El científico usa una de las muchas apps que existen en la actualidad para generar flashcards (Anki) y revisa las tarjetas cuando tiene que hacer cola en una cafetería, de camino al trabajo o en cualquier momento libre. Solo le lleva 20 minutos al día, asegura.

Un método que sirve para aprender cualquier cosa

El uso de flashcards es muy habitual en el aprendizaje de idiomas para trabajar el vocabulario, o entre estudiantes que deben recordar largas listas de lugares o fechas, pero Nielsen asegura que el método es válido para aprender de todo.

El científico asegura que ha usado tarjetas de aprendizaje para mejorar su comprensión de temas complejos como AlphaGo -un programa informático de inteligencia artificial desarrollado por Google para jugar al juego de mesa Go-, memorizar el contenido de un libro (corto) o recordar los lugares que le gustan en los barrios que no visita con frecuencia. Una vez que ha aprendido algo usando las flashcards, asegura, nunca lo olvida.

Aunque vale cualquier tarjeta, en la actualidad se pueden sustituir por aplicaciones móviles / Pixabay
Aunque vale cualquier tarjeta, hoy se pueden sustituir por aplicaciones móviles / Pixabay

Nielsen sigue una regla de oro: si aprender algo puede ahorrarle cinco minutos en el futuro, entonces lo apuntará en las tarjetas porque lleva menos de cinco minutos en total aprender las cosas de esta manera.

El método parece un tanto mágico, pero en realidad su eficiencia está bastante estudiada, y cualquiera puede llevarlo a cabo. Se trata de una técnica de estudio que funciona por dos cuestiones principales.

En primer lugar, nos obliga a espaciar lo aprendido hasta que se retiene por completo. La investigación ha demostrado que absorbemos mejor la información cuando se repite, pero también cuando tenemos tiempo para descansar y reflexionar entre los tiempos de estudio o práctica. Esta es la clave del sistema de aprendizaje por fichas desarrollado por Sebastian Leitner (y que es, en resumidas cuentas, el que utiliza Nielsen), que está basado a su vez en las investigaciones del profesor Caecil Alec Mace, que en su libro de 1932 Psychology of Study ya hablaba de los beneficios del repaso espaciado.

Repetir lo aprendido, y dejar espacio a nuestro cerebro para asimilarlo, es una combinación poderosa que sirve para retener casi cualquier tipo de información. Pero las flashcards además plantean el estudio como una suerte de juego. Cuando miras la pregunta haces un esfuerzo por recordar la respuesta antes de mirar la solución. Este esfuerzo se conoce como “recuerdo activo” y es una de las más poderosas técnicas de estudio, mucho más útil que leer el mismo texto sin parar o escoger respuestas en un test.

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