Las dos preguntas que debes hacerte si quieres montar un negocio exitoso

  • John Roa, fundador de Roa Ventures y veterano experto en emprendimiento, asegura conocer la clave del éxito al fundar una empresa.
La imagen arquetípica del emprendedor / Pixabay
La imagen arquetípica del emprendedor / Pixabay

Se nos llena tanto la boca con la palabra emprender que parece que montar una empresa es sencillo. Nada más lejos de la realidad. Si en algo coincide cualquier empresario es en señalar lo difícil que resultan los comienzos y, en la mayor parte de ocasiones, solo se alcanza el éxito tras varios fracasos, muchos de ellos tremendamente dolorosos.

John Roa, fundador de Roa Ventures y veterano experto en emprendimiento, ha sido testigo de la creación de cientos de empresas y, como asegura en Inc., ha analizado qué conduce a su éxito o fracaso. En su opinión, el destino de una empresa a menudo depende de si su fundador ha encontrado una respuesta satisfactoria a estas dos preguntas:

1. ¿Estoy resolviendo una necesidad real o solo percibida?

2. Si es real, ¿el valor de resolver el problema supera los cambios de comportamiento que va a necesitar el cliente?

Como explicaba el economista Joseph Alois Schumpeter, pionero en el estudio del emprendimiento y la innovación, “la función de los emprendedores es la de reformar o revolucionar las formas de producir poniendo en uso una invención o, más en general, una posibilidad tecnológica aún no probada de producir una mercancía nueva o de producir una ya conocida en una forma nueva”. Esto es, encontrar nuevos productos o servicios que solucionen una necesidad no satisfecha o encuentren una mejor forma de resolver esta.

Esta es la base del éxito de una empresa, en la primera mitad del siglo XX, cuando Schumpeter desarrolló sus teorías, y ahora. El problema, como señala Roa, es que algunas personas están tan obsesionadas con emprender, que olvidan lo que constituye una verdadera innovación.

Antes de lanzarse a la piscina hay que pensar bien dónde reside el negocio / Pixabay
Antes de lanzarse a la piscina hay que pensar bien dónde reside el negocio / Pixabay

Cómo saber si una necesidad es real

“Especialmente en tecnología, puede ser demasiado tentador tomar un servicio y ‘digitalizarlo’”, explica Roa. “Estos esfuerzos generalmente comienzan con un pensamiento como, ‘¿No sería genial si...’", y meses después hay una aplicación para eso. El problema es que, si bien la utilidad de algo puede ser interesante o genial, muchos empresarios no ponen el acento en identificar si están abordando una necesidad real del usuario o simplemente una necesidad percibida creada por un empresario imaginativo”.

No es sencillo saber si una necesidad es real o percibida, más aún cuando muchas necesidades no se conocen hasta que alguien nos señala que un problema puede resolverse de otra forma; pero es algo que puede investigarse. Lo que es más complicado es saber si la solución ofertada realmente va a ser lo suficientemente atractiva al consumidor como para cambiarla por su anterior opción.

Hoy para la mayoría de personas es más cómodo hacer un pedido de comida a domicilio a través del móvil, escogiendo entre los distintos menús de los restaurantes de la zona y pagando con tarjeta que andar llamando a los establecimientos que han depositado su folleto en nuestro buzón a los que, además, hay que pagar con efectivo. No en vano, servicios como JustEat, Deliveroo o UberEats han sido un éxito.

Pero todos los nuevos servicios son realmente más cómodos. Hablábamos recientemente de cómo las cajas automáticos llevan existiendo décadas en los supermercados, pero no siempre son más rentables ni más rápidos que las convencionales. Roa pone otro ejemplo: las apps de lavanderías, que ofrecen recoger la ropa sucia en casa y devolverla limpia en el domicilio.

Estas aplicaciones, algunas de las cuales han conseguido recaudar decenas de millones de dólares en sus rondas de financiación, no han conseguido funcionar como se esperaba. ¿La razón? Como explica Roa, para él y, supone, para mucha gente, es muy cómodo dejar la ropa sucia al ir a trabajar y recogerla cualquier otro día al pasar a la lavandería. Generalmente, más cómodo que rellenar en una app que prendas se van a entregar y estar pendiente de estar en casa en el momento en que vayan a entregarse. No en vano, asegura, estas apps han desaparecido al poco de entrar en funcionamiento. Pero parece que la gente no ha aprendido del error, pues han aparecido otras nuevas (en España de hecho una sencilla búsqueda revela algunas que siguen operativas).

“Al considerar fundar una nueva empresa, ya sea tecnológica o de otro tipo, es fundamental dedicar tiempo a profundizar en la sustancia de la necesidad real del usuario y validar a través de la investigación que existe un valor mayor en comparación con cualquier desventaja y cambio de comportamiento requerido”, concluye Roa. “Esta es la receta del éxito”.

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