Las oficinas abiertas reducen el contacto personal y aumentan el uso del correo

  • Pese a lo que podría pensarse, este tipo de oficinas no sirven para promover la colaboración, pues los trabajadores ven invadida su intimidad.
Preferimos mandar un correo a que oigan nuestra conversación. / Pexels
Preferimos mandar un correo a que oigan nuestra conversación. / Pexels

Hace décadas que se han reducido el número de despachos en las oficinas, también la separación entre mesas, y, como explicábamos recientemente, cada vez es más habitual que los trabajadores no tengan siquiera un sitio fijo asignado.

La ventaja para las empresas de este tipo de oficinas abiertas es clara: se ahorra dinero, pues se requieren espacios menos grandes y, por tanto, con un alquiler más barato. Siempre se ha dicho, además, que para los trabajadores (y el rendimiento del equipo, en general) eran positivas, pues aumentan las interacciones entre empleados y reducen el sedentarismo.

Diversos estudios han constatado, no obstante, que muchos trabajadores no se sienten a gusto en estos entornos, pues sienten invadida su privacidad y tienen una excesiva sensación de control. Una nueva investigación, dirigida por los psicólogos de Harvard Ethan Bernstrein y Stephen Turban, va más allá y asegura que, pese a lo que podría pensarse, este tipo de oficinas tampoco sirven para promover la colaboración.

Un experimento serio

Los científicos sociales reclutaron a 52 empleados de las oficinas generales de una multinacional del Fortune 500 que iba a realizar un rediseño de una de sus plantas, eliminando los cubículos y creando un espacio de trabajo abierto.

Los participantes, del departamento técnico, de ventas y de recursos humanos, llevaron durante tres semanas antes del rediseño de la oficina un (“distintivo sociométrico”): un dispositivo electrónico portátil capaz de medir automáticamente la cantidad de interacciones cara a cara, el tiempo conversacional, la proximidad física con otras personas y los niveles de actividad física utilizando señales derivadas de características vocales, movimiento corporal y ubicación relativa. Un par de meses después de la remodelación de la oficina se los volvieron a poner durante tres semanas.

Las oficinas abiertas son ya el estándar / Pexels
Las oficinas abiertas son ya el estándar / Pexels

Estos aparatos, además de un micrófono, permitieron a los investigadores controlar la frecuencia de las interacciones cara a cara de los empleados. La compañía también otorgó a los investigadores acceso a sus servidores para que pudieran buscar cualquier cambio en el uso de correo electrónico y la mensajería instantánea.

Los resultados fueron sorprendentes: después de cambiar a la oficina abierta, los participantes pasaron un 73 por ciento menos de tiempo interactuando cara a cara con sus compañeros, mientras que el uso de correo electrónico y la mensajería instantánea se disparó en un 67 por ciento y 75 por ciento respectivamente.

Los investigadores realizaron otro experimento similar en otra compañía del Fortune 500, esta vez con 100 empleados, pero analizando, en concreto, las interacciones entre pares específicos de colegas. De las 1830 parejas formadas 634 redujeron sus encuentros cara a cara, en comparación solo 141 que aumentaron estas. De media, el tiempo que pasaron los empleados realizando interacciones cara a cara disminuyó en alrededor del 70 por ciento. Por su parte, el uso del correo electrónico aumentó entre un 22 por ciento y un 50 por ciento (dependiendo del método de estimación utilizado).

La razón porque la gente trabaja con música

Los resultados de estos estudios pueden sonar extraños, pero si analizamos cómo nos comportamos en las oficinas veremos que tienen sentido. ¿Cuántas veces te has puesto cascos con música para no escuchar las conversaciones que te rodean y concentrarte en tu trabajo? ¿Cuántas veces has mandado un correo o un mensaje a un colega porque no querías que se enterara el resto de la oficina de lo que estás hablando?

Pese a esto, se sigue defendiendo que las oficinas abiertas promovían las interacciones entre empleados y nadie había realizado un estudio al respecto. La investigación tiene sus limitaciones, pues podrían haber influido otros factores en los resultados, pero sus autores tienen claro que, desde luego, “los efectos de la arquitectura de oficina abierta en la colaboración [cara a cara] no son tan simples como se pensaba anteriormente”.

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