Los ricos toman el subsuelo de Londres con playas artificiales, cines y bodegas

  • Un estudio sobre los permisos de obra de la capital revela casi 5.000 espacios de lujo aprobados por el ayuntamiento en los últimos 10 años.
Las piscinas son unas de las comodidades más demandadas / James Baily-Barnes Private Office
Las piscinas son unas de las comodidades más demandadas / James Baily-Barnes Private Office

Entre septiembre de 1940 y mayo de 1941, la Luftwaffe bombardeó Londres en 71 ocasiones. Con cada ataque, las sirenas repartidas por todos los distritos alertaban a la población para que buscase refugio y el metro se convirtió en un destino habitual. Sin embargo, no había espacio suficiente para las 8,6 millones de personas que vivían en la ciudad más poblada por entonces, por lo que se creó una inmensa red de túneles que conectaban búnkeres, excavados incluso a mano, para ponerse a salvo.

Desde entonces, su uso se ha reducido a dar cobijo temporal a inmigrantes durante la posguerra y, en la actualidad, sólo perviven una decena de almacenes y una granja subterránea que utilizan los vestigios de aquella ciudad bajo el suelo. Sin embargo, una nueva urbe está apareciendo bajo los cimientos de Londres, ya que en los últimos 10 años se han construido casi 5.000 espacios nuevos en el subsuelo que, en lugar de servir como refugio antiaéreo contra los nazis, son la última moda entre los gentlemen más adinerados, que han excavado bajo sus casas para todo tipo de lujos, tal y como recoge The Guardian.

Cines, bodegas y una playa artificial privada

Hay casi 1.000 gimnasios, 456 salas de cine privadas, 381 bodegas, 376 piscinas climatizadas o 115 cuartos para criados y au pairs, entre otros. En total, 4.650 espacios subterráneos cuyos permisos de obra han aprobado entre 2008 y 2017 los ayuntamientos de siete de los distritos más lujosos de Londres. El estudio, llevado a cabo por la Universidad de Newcastle bajo el nombre de 'Mapa del Londres subterráneo: la geografía oculta en los sótanos residenciales', ha identificado al menos dos espacios con más de una piscina, incluyendo una playa artificial privada.

Quien haya estado en Londres, conocerá la mayoría de los barrios en los que se están desarrollando este tipo de espacios, como Westminster, Chelsea, Fulham, Camden o Kensington. En sus entrañas, se extienden más de 15.000 metros cuadrados de lujos, el equivalente a unos tres campos de fútbol. Y esto sólo en los sótanos de las viviendas ya construidas, ya que el estudio no contempla los planes urbanísticos sobre viviendas en construcción, como una mansión en Notting Hill en venta por 25 millones de dólares y que incluye una piscina de 21 metros.

El metro no es lo único que se construye en el subsuelo de Londres / Pixabay
El metro no es lo único que se construye en el subsuelo de Londres / Pixabay

Sin espacio para construir

Eso sí, el estudio se centra en los proyectos aprobados, pero no se sabe cuántos de ellos se han llevado a cabo, ya que la legislación londinense da tres años de plazo para comenzar la obra y no fija fecha límite para llevarla a término. En cualquier caso, el estudio divide este tipo de espacios en tres categorías: estancias pequeñas o habitaciones para el servicio, salas medianas con saunas o habitaciones recreativas, y salas de más 18 metros cuadrados en los que hay desde museos privados de coches hasta gimnasios o salas gigantes de cine.

El problema es que este tipo de obras prácticamente sólo se pueden llevar a cabo en zonas residenciales de baja densidad. Las restricciones estéticas y de altura que existen en Londres, sumadas a las dificultades para realizar ampliaciones laterales, provocan que la única solución sea realizar este tipo de espaciosas construcciones bajo el suelo. Y, en realidad, sólo en viviendas con mucho terreno superficial disponible se pueden llevar a cabo.

Preocupación por el impacto en la estructura de los edificios

En cualquier caso, parece que este tipo de espacios empiezan a ser una realidad en Londres. Según un responsable de una agencia inmobiliaria de lujo y citado por The Guardian, el 34% de las 140 viviendas que la compañía ha vendido en los últimos cinco años incorporan este tipo de espacios subterráneos, que empiezan a preocupar a las autoridades. “Siento simpatía hacia la gente que necesita más espacio para su familia, pero construir una playa debajo de tu mansión […] es algo completamente distinto”, argumenta Emma Dent, edil del distrito de Kensington y Chelsea.

Por otra parte, existen varios proyectos en marcha precisamente para apuntalar los edificios bajo los cuales se construyó durante la Segunda Guerra Mundial aquella red de túneles y búnkeres, por miedo a que las estructuras puedan dañarse con el paso del tiempo. En este sentido, la preocupación principal no es tanto por lo ostentoso de este tipo de espacios como por su posible impacto en la ciudad. Al fin y al cabo, Londres podría terminar teniendo una gemela subterránea, lo que supondría un grave problema en el futuro.

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