Patagonia y su secreto para retener más que nadie a casi todos sus trabajadores

  • Es una de las más veteranas marcas de ropa de alpinismo y escalada, pero lo más interesante no son sus productos, sino su cultura de empresa
Una de las camisas de Patagonia.
Una de las camisas de Patagonia.

La marca Patagonia, bautizada así en honor a la montañosa región de los Andes, es una de las más veteranas marcas de ropa de alpinismo y escalada.

Aunque tiene casi medio siglo de historia (se fundó en 1973), en los últimos años su popularidad se ha extendido más allá de los círculos de montañeros gracias a sus líneas de ropa ‘casual’, pero, además, debido a una imagen de marca labrada en torno al concepto de “compañía activista”.

La compañía presume de tener una visión, una misión y unos valores claros, que están alineados con los que mantienen los empleados, y lo cierto es que hay algo que funciona mejor que en la mayoría de las empresas. Patagonia tiene una tasa de rotación de empleados de solo el 4%, una cifra muy baja en comparación con el 15,6% de media que tiene la industria de la moda.

Patagonia destina el 1% de sus ventas totales o el 10% de su beneficio, la cantidad que sea mayor cada año, a grupos medioambientales y ha llegado, incluso, a demandar al Gobierno estadounidense después de que aprobara la reducción del espacio de dos parques nacionales. Además, tiene una política de Recursos Humanos que se alinea con este activismo.

La compañía deja a sus trabajadores ir a surfear cuando hay buenas olas. / Patagonia
La compañía deja a sus trabajadores ir a surfear cuando hay buenas olas. / Patagonia

Una empresa de montañeros y activistas

La empresa solo contrata a personas que utilizan sus productos. Esto parece una obviedad, pero las compañías están llenas de trabajadores que nunca comprarían los productos que tratan de vender.

Como explica el fundador de Patagonia, Yvon Chouinard, en su libro 'Let My People Go Surfing', la empresa solo contrata a personas que empleen todo el tiempo como les sea posible en ir a la montaña o a surfear (un deporte que, desde hace unos años, también trabaja la marca).

“No vamos a colocar en nuestro stand en una feria comercial a un grupo de chicos bajos de forma que visten camisas blancas, corbatas y tirantes, igual que un médico no dejaría que su recepcionista fumara en la oficina”, explica Chouinard.

Esto no quiere decir que todos los empleados de Patagonia sean montañeros, pues se deben cubrir determinados perfiles técnicos para los que no siempre hay un escalador disponible, pero al menos la empresa busca que todos los trabajadores compartan la cultura de la compañía. “Lo que todos ellos comparten, como señaló nuestro consultor de desarrollo organizacional, es la pasión por algo fuera de ellos mismos, ya sea para surfear o ir a la ópera, escalar, cuidar un jardín, esquiar o el activismo”, concluye el fundador.

Yvon Chouinard, fundador de Patagonia. / Michael Hanson - Patagonia
Yvon Chouinard, fundador de Patagonia. / Michael Hanson - Patagonia

Una política de RRHH alineada a su cultura

Pero de poco serviría buscar a trabajadores apasionados por la montaña o el ecologismo si la propia empresa dificultara la práctica de estos. Es posible pasar por las oficinas centrales de la empresa en Ventura (California) y encontrar la mitad de las mesas vacías, y es que la empresa anima a los empleados a surfear cuando hay buenas olas o a esquiar cuando hay nieve.

La compañía es conocida, también, por promover a las mujeres en posiciones de liderazgo y apoyar a las madres con políticas inauditas, como pagar a niñeras en los viajes de negocios, para que se hagan cargo de los hijos de las ejecutivas.

La empresa lleva 30 años teniendo su propia guardería para los empleados, lo que ha hecho, incluso, que algunos de los primeros niños que se criaron en esta trabajen ahora para la compañía. Durante el liderazgo de su actual CEO, Rose Macario, que asumió el puesto en 2009, la tasa de retención de las madres trabajadoras ha alcanzado el 100%.

Macario es una gran defensora de políticas que ayuden a la incorporación de la mujer a la alta dirección, pero además defiende la importancia de que estas medidas tengan traducción política. En las elecciones de 2016 la empresa cerró para facilitar a sus empleados acudir a votar y desde hace años que tiene políticas para favorecer el activismo de sus trabajadores.

La empresa presume de tener una gran política de conciliación. / Patagonia
La empresa presume de tener una gran política de conciliación. / Patagonia

Una "secta" de la que nadie se marcha

Muchos de los empleados de la compañía son miembros de organizaciones ecologistas. La empresa tiene programas de voluntariado, que facilitan a estos su trabajo en las ONG e, incluso, ofrece cursos de protesta pacífica. Patagonia paga, incluso, los costes judiciales de los empleados que tiene algún problema legal en manifestaciones o protestas de todo tipo, siempre que hayan comunicado a la empresa su participación previamente.

En el portal Glassdoor, donde trabajadores comparten su experiencia con diversas compañías, Patagonia aparece como uno de los empleadores con mejor puntuación, incluso entre los trabajadores con menor remuneración. Algunas críticas negativas sugieren una atmósfera que no es tan abierta como la retratan los medios de comunicación. La palabra "secta" aparece un par de veces. Sin embargo, la mayoría de los encuestados tienen pocas quejas.

Quizás es imposible construir una cultura empresarial fuerte, que comprometa a los empleados, sin crear una suerte de “secta”, pero si esta tiene guardería y te dejan surfear, posiblemente todo el mundo trabaje más a gusto (y el rendimiento de la compañía vaya en sintonía a su clima).

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