Educados para delinquir: los mafiosos que estudian ganan más dinero

  • Un estudio muestra que los mafiosos de los años 30 tuvieron ganancias significativas por cada año extra que pasaron en la escuela
¿Estudio duro Vito Corleone?
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¿Estudio duro Vito Corleone?
¿Estudio duro Vito Corleone?

En la serie de televisión The Wire, David Simons traza uno de los mejores relatos del crimen organizado actual. En su historia –basada en lo aprendido como periodista en Baltimore– se mezclan todo tipo de delincuentes comunes y adictos a las drogas, pero las personas que manejan los hilos de las mafias se mueven por otros derroteros. A este escalafón trata de llegar el personaje de Stringer Bell, que acude a clases de economía para alejarse de los bajos fondos y dedicarse a las operaciones inmobiliarias y el blanqueo de dinero.

Su intento no acaba bien, pero como apunta un estudio elaborado por investigadores de las universidades de Essex y California si lo que quería era ganar más iba por buen camino.

El estudio, que parte de una base de datos de la mafia italoamericana elaborada por el Federal Bureu of Narcotics, muestra que los criminales que comenzaron su vida laboral en la década de 1930 obtuvieron ganancias financieras significativas por cada año extra que pasaron en la escuela.

Hace ya casi un siglo, la mafia italoamericana funcionaba a imagen y semejanza de muchas grandes empresas, con múltiples líneas de negocio e intereses en diversos países. “Estas incluían la gestión de casas de apuestas y casinos, la distribución y venta de drogas a gran escala y la concesión de préstamos”, explican los autores en la presentación del estudio en The Conversation. “Para sobresalir en tales actividades, el personal superior necesitaba poder evaluar las probabilidades y los riesgos, así como tener una comprensión de la logística, en términos nacionales e internacionales. Quizás por ello no sea tan sorprendente que incluso la mafia pueda beneficiarse de pasar más tiempo en la escuela”.

Por cada curso extra que los mafiosos pasaban en el colegio, sus ganancias aumentaban en torno al 13 y el 18 % de media si se dedicaban a crímenes “de guante blanco” (malversación de fondos, falsificación, fraude, evasión de impuestos…) y en torno al 4 y 6 % si lo suyo eran los delitos violentos.

Y como ha explicado a La Información uno de los autores del estudio, el profesor Giovanni Mastrobuoni, algunos de los jefes criminales de la época llegaron incluso a estudiar en la universidad. Es el caso de Frank DeSimone, jefe de la mafia de Los Ángeles entre 1956 y 1967, que tenía un grado en Derecho. Esto le permitió esquivar numerosas pesquisas policiales y defender en los tribunales a la familia. También tenía carrera John “Peanuts” Tronolone, cabeza de la mafia de Cleveland y gerente, además, de una agencia de viajes.

Stringer Bell, el delincuente que estudia a Adan Smith en 'The Wire'
Stringer Bell, el delincuente que estudia a Adan Smith en 'The Wire'

De extorsionar a camellos a aparecer en los Papeles de Panamá

En los años 40, los mafiosos pasaban de media ocho años en la escuela, uno menos que el promedio general de la población estadounidense, pero desde que las organizaciones criminales comprendieron que la forma de ganar más dinero (y usarlo con tranquilidad) pasaba por hacer pasar operaciones ilegales como legales empezaron a preocuparse de la educación de los suyos.

“Históricamente, la mafia italiana, también en EEUU, era una organización criminal en la que los niños no tenían educación y seguían exactamente el modelo criminal de sus padres”, explica Mastrobuoni. “En las organizaciones criminales judías o irlandesas los niños heredaban el dinero de sus padres, que no tenían una educación, y muchas veces salían del mundo criminal. Hoy lo que pasa, al menos en Italia, es que estos niños sí están recibiendo una educación, pero siguen siendo mafiosi”.

Como explica Mastrobuoni los miembros de la mafia estudian grados en ADE, Medicina o Arquitectura, pero siguen formando parte de “la familia”, lo que les permite destacar sobre sus compañeros. “Muchas veces son gente de negocios que trabaja en los mercados legales, pero adquieren una ventaja competitiva por ser mafiosos, porque tienen una gran red de contactos y no pagan impuestos, por ejemplo”.

Aunque su estudio no explora las organizaciones criminales de la actualidad, Mastrobuoni cree que la educación es importante para realizar cierto tipo de actividades delictivas, como las relacionadas con la corrupción política.

“Hay diferentes niveles de complejidad en el mundo criminal”, apunta el investigador de la Universidad de Essex. “Para montar estructuras financieras complejas como las que aparecen en los Papeles de Panamá, que te permitan llevar grandes cantidades fuera del país, tienes que tener grandes habilidades, pero también educación. Aunque no lo hagas tú directamente, tienes que entender cómo se hace”.

“Hoy en día, la mafia es una compleja organización con un complejo modelo de negocio, y ser inteligente ayuda, pero también tener una buena educación”, asegura Mastrobuoni.

La formación podría ser también importante en lo que respecta a la corrupción. “Sería interesante recoger datos de los políticos y ver si la educación juega también un papel y les permite ganar más dinero en sus tratos sucios”, apunta el profesor.

Louis Ferrante, un exmiembro de la notoria familia criminal de los Gambino, en Nueva York, afirmó que “los mafiosos consumados son como los mejores líderes empresariales”. Y, a juzgar por esta investigación, no le faltaba razón.

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