Lingüística forense en el trabajo

Las seis frases que identifican a un manipulador en la oficina (y en el amor)

A menudo resulta complicado tratar con personas que ni siquiera son conscientes de su propia condición, pero el lenguaje puede ser un método infalible.

Jack Nicholson y Adam Sandler en 'Ejecutivo Agresivo'
Las siete frases que identifican a un manipulador en la oficina (y en Tinder). Jack Nicholson y Adam Sandler en 'Ejecutivo Agresivo'
Columbia Pictures

Como reflejaba recientemente la famosa serie de Netflix, la persecución durante dos décadas del Unabomber culminó con su arresto en 1996 gracias a una técnica revolucionaria dentro del FBI, la lingüística forense, una ciencia desacreditada durante años que, sin embargo, permitió definir acertadamente el perfil de un psicópata gracias a su uso del lenguaje. Desde entonces, el estudio de las palabras se ha convertido en un recurso muy extendido en la Psicología y, por eso, numerosos estudios se han basado en esos patrones comunes a ciertos perfiles, tal y como señala la reputada psicóloga e investigadora Claire Jack en este artículo de 'Psychology Today', en el que resume las seis frases que suelen identificar a un manipulador, tanto en la oficina como en el amor (o el terreno de las relaciones afectivas en general).

1. "Hagamos borrón y cuenta nueva"

Normalmente, cuando uno emplea esta frase se debe a que existe un largo historial de tensiones entre su interlocutor y él. Se trata de una expresión amable, aparentemente generosa, que sin embargo borra del mapa la parte más importante: las acciones que han llevado a esa situación y los rencores que puedan persistir. Por eso, para Jack se trata de una frase que pone al otro "en una situación débil", ya que parece mezquino y amargo guardar rencor cuando alguien te está entregando la pipa de la paz: el problema es que, "con esa simple y graciosa frase, puede absolverse un comportamiento abusivo". Hablar sosegadamente del pasado, en cambio, es más efectivo y sanador.

2. "No sé lo que he hecho mal"

"Esta frase permite que el manipulador desempeñe el papel de víctima inocente y está diseñada para hacerte sentir mal", resume Jack. "Es una táctica que las madres, entre otras, emplean a menudo" con sus hijos, pero no deja de ser una manipulación en toda regla: pretende obligarte a parar en seco y rebajar el tono de tus acusaciones y "también sugiere que el manipulador no tiene idea de cuál es el problema o cuál es su participación". Cuando una pareja, jefe, compañero o subordinado no tiene ni idea de qué ha podido hacer para que te sientas dolido, denota una falta de empatía total y, además, implica que seguirá perpetuando esa conducta dañina con sensación de impunidad.

3. "No toleraré mentiras/falta de profesionalismo"

Dependiendo del contexto, la frase termina de una forma o de otra, pero todas vienen a significar lo mismo, según Jack: "Los manipuladores tienen una habilidad maravillosa para entrar primero y exponer su caso. La mayoría de las personas dan por sentado que valoran la honestidad y la justicia y no sienten la necesidad de decírselo explícitamente a los demás. Los manipuladores a menudo lo hacen". Especialmente porque con esta frase concreta se da a entender de primeras que el otro está mintiendo o siendo poco profesional, aunque esto no ajuste a la realidad. De hecho, la experta considera que quienes utilizan mucho este sistema suelen ser quienes han construido tal red de mentiras a su alrededor (en el trabajo, con la familia, etc.) que sueltan la frase a modo de "descargo de responsabilidad".

4. "No tengo ni idea de lo que estás hablando"

"Simple, pero maravillosamente efectivo. Esta afirmación se puede elaborar con complementos como, 'pero necesitas calmarte'. El manipulador puede simplemente afirmar que no tiene idea de por qué estás molesto. Ellos simplemente no lo saben", afirma Jack, quien considera que "debido a que juegan la inocente carta con tanta eficacia, te quedas cuestionando si realmente estás exagerando demasiado o si realmente han hecho algo mal". Pero ese supuesto desconocimiento (resulta complicado que en una relación del día a día con tu pareja o en la oficina no sean evidentes los problemas) denota, como mínimo, una falta total de empatía. Y, en el peor de los casos, una deliberada eliminación del problema por su parte. "Como no soy yo quien tiene el problema, no existe", podría añadirse. 

5. "No te lo tomes tan a lo personal"

Vaya por delante: las relaciones siempre son personales. Da igual que se trate de una pareja o de un jefe directo; el trato diario hace que el contacto sea inevitable y que las acciones u omisiones de uno terminen afectando al otro. Por eso, cuando alguien dice aquello de "pero no te lo tomes a lo personal", trata de desacreditar tu opinión en una discusión simple y llanamente porque tengas una reacción humana ante un acto ofensivo, según Jack. Por ejemplo, si un responsable de otra sección se mete en tu trabajo todos los días para corregirte errores que solo le importan a él o difundiendo falsedades en las altas instancias, puedes llegar a tomártelo como algo personal. También es posible que esa persona sea así por naturaleza (y la pregunta sería a qué diablos espera la dirección para echarle). Otras frases similares son que "eres demasiado sensible" o que "no puedes soportar una broma", según la experta, que explica que "lo que hace el manipulador en todos estos casos es tratar de invalidar tu punto de vista".

6. "Nadie más se siente así"

Divide y vencerás. "Los manipuladores, que a menudo también son bastante narcisistas, necesitan que otras personas estén de su lado y son maestros en la coordinación de un grupo de simpatizantes. Dentro del contexto de una familia, por ejemplo, una madre puede buscar el apoyo de sus hijos contra uno de sus hermanos (el chivo expiatorio)", según Jack. En el terreno laboral es parecido: cuando una persona trata de hacerse con un séquito de acólitos que corroboren sus opiniones, normalmente trata de ponerles en tu contra difundiendo todo tipo de calumnias imaginables. Si esa persona, además, ostenta algún cargo de poder, el problema es doble: no solo trata de dividir un grupo a su antojo, sino que intenta aislar a sus objetivos lo máximo posible para terminar intentando destruirles.

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