Mecenas del método Montessori 2.0

Por qué Mark Zuckerberg no se gasta en sus hijas su fortuna de 85.000 millones

El fundador de Facebook, uno de los hombres más ricos sobre la faz de la Tierra, se niega a darles todo lo que piden e, incluso, les encomiendan tareas domésticas.

Macaulay Culkin, en 'Niño Rico'
Por qué Mark Zuckerberg no se gasta en sus hijas su fortuna de 85.000 millones. Macaulay Culkin, en 'Niño Rico'.
Warner Bros

Para la inmensa mayoría de los padres, el futuro de sus hijos suele ser una prioridad: un desarrollo socio-afectivo adecuado, una seguridad económica, un buen plan de estudios... Sin lujos, pero sin carencias. Un lema que parece haberse instalado también entre los padres multimillonarios. Existen numerosos ejemplos, como el de Bill Gates y su mujer Melinda, que donarán a causas benéficas el 99% de su fortuna cuando fallezcan -para decepción de sus hijos- o el de Mark Zuckerberg que, junto a su mujer Priscilla Chan, ha decidido no 'derrochar' su fortuna de 85.000 millones de euros en sus hijas... a las que incluso manda tareas domésticas a pesar de tener 5 y 3 años, respectivamente.

Nada que ver con la vida de ensueño que llevaba Macaulay Culkin en la película 'Niño Rico' (1994) o con los excesos de herederos de grandes fortunas en la mundo real, como el caso de Paris Hilton y sus archiconocidas juergas de juventud. Para el fundador de Facebook, el cuarto hombre más rico sobre la faz de la Tierra según Forbes, y su mujer también resultaría bastante sencillo regalar casi cualquier cosa a sus hijas... Pero no lo hacen. ¿Por qué? A diferencia de otras grandes fortunas familiares, su filosofía de vida está marcada por el mantra de que una persona debe hacerse a sí misma y no vivir de las rentas de sus padres. 

En una entrevista en la CBS el pasado diciembre, Zuckerberg explicaba cómo él y Chan crían a sus hijas sin lujos de ningún tipo, a pesar del poder adquisitivo familiar: "En primer lugar, no les damos todo lo que piden. Creo que eso es algo muy importante". Se trata de un elección que podría parecer fácil en una familia de clase media, en la que aspectos como los regalos de Navidad o el destino de las vacaciones no solo dependen de la voluntad, sino también del bolsillo. Eso no implica que no se puedan gastar millonadas en la educación de sus hijos y seguir métodos elitistas como el de Montessori, sino que se limitan a no educar a sus hijas en el exceso.

Lejos de estar malcriadas, Maxima (conocida como Max, de 5 años) y August, de 3 años, no solo deben conformarse con una vida sin lujos, sino que además también tienen que ayudar en casa. Las niñas "tienen tareas asignadas", tal y como explicaba Zuckerberg durante la entrevista. De hecho, en algún que otro vídeo colgado por la pareja en Facebook en los últimos meses se puede ver a sus hijas fregando los platos y llenando el lavavajillas después de comer bajo el título de "Otro hito de ser padres alcanzado".

De hecho, la intención de Zuckerberg y Chan es que sus hijas sean todo lo autónomas que puedan ser desde su primera infancia, en línea precisamente con los preceptos de algunos métodos educativos como el de Montessori. Por eso, sus padres suelen llevar a sus hijas a sus lugares de trabajo a menudo. "Mark y yo las llevamos a las dos al trabajo, a la oficina, para ver qué hacemos, cómo contribuimos", explicaba Chan. Y para que vayan aprendiendo sobre el emprendimiento en un entorno de autodescubrimiento.

La apuesta del fundador de Facebook por este tipo de educación es tal que en los últimos años se ha convertido en un auténtico mecenas del método Montessori: desde 2012, Zuckerberg ha contribuido en gran parte en la ronda de financiación conjunta de 100 millones de dólares para AltSchool, una cadena de colegios creada por un antiguo empleado de Google que se basa en el método Montessori 2.0: se centra en dejar que los niños aprendan a través del descubrimiento sin imposiciones, fomenta la creatividad a través de proyectos individuales y prepara al alumnado en competencias profesionales desde muy jóvenes.

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