En solo cinco pasos

El método Plema: cómo niños y adultos pueden mejorar su memoria al estudiar

Ya sea para aprenderte los ríos de España o prepararte unas oposiciones, este técnica es una de las más elementales y socorridas en cualquier sistema educativo.

Aprender a organizarse es una de las muchas ventajas de estudiar oposiciones
El método Plema: cómo niños y adultos pueden mejorar la memoria al estudiar.

Estudiar, como leer, es un hábito que naturalmente perdemos con la edad. Si a eso le sumamos que en la era actual tendemos a considerar que internet contiene todo lo que podemos aprender en forma de hilos de Twitter o vídeos de Youtube, es aún más fácil alejarnos de los libros y los estudios. Sin embargo, el aprendizaje no cesa a lo largo de nuestra vida. Por eso, desde nuestra infancia, se nos inculcan algunas de las técnicas más socorridas en pedagogía para ser capaces de retener información más fácilmente; una lección que nos sirve en la etapa adulta, por ejemplo, para estudiar unas oposiciones. Por eso, seguro que has oído hablar del método Plema.

Tal y como explican desde ESERP Business School, el método Plema es en realidad una técnica de estudio que puede utilizarse con cualquier contenido y a cualquier edad. En este sentido, aunque existen más variantes, lo cierto es que esta en concreto se basa en el principio de autogestión del conocimiento: aprender a seleccionar la información que queremos retener es tan importante como aprender el contenido en sí mismo. Para eso, hay que seguir cinco sencillos pasos (uno por cada letra que conforma Plema).

1. Prelectura

Salvo si eres un prodigio mental o sigues técnicas concretas para estudiar amplios temarios como oposiciones, antes de empezar a memorizar cualquier información, lo primero que hay que hacer es hojear por encima el texto para tener una idea general de la temática, identificar en cuántas partes se divide y estructurar mentalmente el contenido a memorizar, utilizando si se considera necesario un subrayador para los títulos o elementos que consideremos más importantes.

2. Lectura comprensiva

La lectura propiamente dicha, en la que no hay trucos ni trampas ni atajos: aquí se trata de leer absolutamente todo el contenido tratando de comprenderlo hasta el más mínimo detalle. El problema es que el conocimiento es como un edificio y cuando lo estamos construyendo, especialmente en estadios tempranos del desarrollo, hay muchos elementos que no conocemos previamente y sin los cuales nos resulta imposible seguir avanzando. Por ejemplo, es imposible que tratemos de aprender qué es la vereda de un río si no sabemos previamente qué es un río. Por eso, es importante apuntar cada palabra o concepto que no entendamos para consultarlo antes de continuar.

3. Elaboración

Una vez leído el texto, lo ideal es realizar esquemas, resúmenes, tablas, mapas conceptuales... cualquier recurso que se nos ocurra para ayudarnos a aprender lo que acabamos de leer. Establecer relaciones entre ideas (un ejemplo clásico es el del ciclo biológico universal: nacer - crecer- reproducirse - morir) o crear listas con los elementos que constituyen un todo (por ejemplo, las tres leyes de Mendel) suelen ayudar a representar mentalmente lo que que queremos aprender.

4. Memorización

Pero ahí no acaba todo. Una vez sintetizada la información, debemos utilizar esos resúmenes o esquemas para desarrollarla al máximo posible. Es decir, que cuando leamos los puntos de una lista, por ejemplo, seamos capaces de reproducir que significa cada uno de ellos. En este sentido, existen cuatro reglas fundamentales a la hora de memorizar con esquemas o resúmenes: estudiar con con sumo interés para aumentar la capacidad de retención (nada de distracciones), repetir oral o mentalmente las frases o ideas para ayudar a asentarlas, comprender toda la información hasta el punto de poderla explicar con las propias palabras y hacerlo de forma organizada en estructuras lógicas (o temas).

5. Autoevaluación

Es el último paso del aprendizaje autogestionado y, quizás, el más importante. Se trata de preguntarse a uno mismo por un contenido hasta memorizarlo y, cuando han pasado varios días desde la última sesión, utilizar los esquemas o resúmenes realizados para volver a comprobarlo, repasando aquellas cuestiones que se nos hayan podido olvidar por el camino. Cuando alguien es capaz de preguntarse a sí mismo sobre el área estudiada y de responder acertadamente a las cuestiones sin consultar los apuntes o el libro, habrá logrado aprender los conocimientos que se había propuesto. Por eso, es importante inculcar este método desde la niñez, para que el aprendizaje sea lo más autónomo posible durante el resto de su vida.

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