Cuatro veces más ventas

Una moto india de 5.100 euros, estocada mortal para Harley-Davidson (y Trump)

El pulso abierto desde 2018 entre el mítico fabricante y el presidente de EEUU en el contexto de la guerra comercial podría terminar con un vencedor asiático.

Continental GT 650
Una moto india de 5.100 euros, estocada mortal para Harley-Davidson (y Trump). En la imagen, la Continental GT 650.
Royal Enfield

La guerra comercial impulsada por Donald Trump contra China en 2018 parece no tener fin a la vista; una trama de aranceles cruzados, espionaje tecnológico y nacionalización de la producción que, dos años después, lejos de haber hecho a 'América' grande de nuevo, ha perjudicado seriamente al 75% de las empresas de los sectores agrícola y al industrial de EEUU. Por eso, algunos fabricantes como Harley-Davidson decidieron desde el principio sacar parte de la producción fuera del país norteamericano, un pulso a la mismísima Casa Blanca con el fin de evitar los aranceles en China o Europa. Ahora, la mítica marca de motocicletas se enfrenta a una crisis sin precedentes tras dos ejercicios en caída libre... y la irrupción de un rival inesperado: Royal Enfield, un fabricante indio que ofrece modelos en EEUU desde 6.000 dólares (unos 5.100 euros).

El modelo más básico de Harley-Davidson en EEUU cuesta 15.000 dólares (unos 12.700 euros), es decir, casi tres veces más. Un precio con el que no puede competir en un escenario completamente inexplorado: hasta 2018, la marca norteamericana basaba buena parte de su éxito en las ventas en el extranjero, especialmente en Europa, pero la guerra comercial ha obligado a dividir sus centros de producción mientras las ventas se desploman año a año a ambas orillas del Atlántico. En 2019, se vendieron 218.000 Harley-Davidson fuera de EEUU; en el mismo período, Royal Enfield alcanzó las 824.000 unidades vendidas en todo el mundo.

Esa proporción de cuatro a uno define el éxito del fabricante indio, centrado en la producción a gran escala: antes del estallido de la crisis del coronavirus, sus previsiones de ventas en todo el mundo para 2020 eran de 1,2 millones de motos, mientras que en los últimos 10 años, ha pasado de vender apenas 52.000 unidades a las 824.000 del ejercicio pasado. Su crecimiento parece imparable después de que la compañía, fundada originalmente en 1951, se reinventase en 2009 con modelos clásicos de los años 60, el gran reclamo para entrar en la batalla de las 'chopper'.

La guerra de las motocicletas en Nueva Delhi

Porque el órdago de Trump a China ha demarcado ciertos mercados, como sucede en la India, donde los aranceles al acero y el aluminio impuestos por EEUU en 2018 provocaron que Nueva Delhi se alinease con Pekín en la guerra comercial y que, un año más tarde, impusiese a su vez nuevas tasas a una treintena de productos del país norteamericano, entre ellos, las motocicletas. No es de extrañar que, en ese contexto, Royal Enfield, una marca japonesa surgida en los 50, desaparecida en los 70 y renacionalizada en los 90, aprovechase el vacío para cubrir la altísima demanda de la India, uno de los países con mayor proporción de motos por habitante: una por cada dos personas.

¿La clave? Una marca con historia -fue fundada tras la Segunda Guerra Mundial y uno de sus primeros compradores fue el Ejército de la recientemente independizada India- y modelos 'low-cost' para imponerse primero en el continente asiático y, después, en el resto del mundo. Empezando por EEUU, donde sus exportaciones han crecido en los últimos años desde la nada hasta alcanzar las 39.000 unidades en 2019. Un factor importante es que Donald Trump no ha incluido a las motocicletas entre su batería de aranceles, por lo que Royal Enfield puede seguir vendiendo modelos desde 5.100 euros en EEUU, mientras que Harley-Davidson sufre desde el año pasado altísimas tasas para llegar hasta Nueva Delhi.

El problema es que en EEUU su situación es igualmente preocupante: entre 2017 y 2019, Harley-Davidson ha pasado de vender 150.000 unidades a 125.000, mientras que las perspectivas para 2020 son muy pesimistas. Y, aunque aún existe una diferencia de alrededor de 85.000 unidades al año respecto a Royal Enfield en suelo estadounidense, la arriesgada apuesta de Harley-Davidson por las motos eléctricas podría terminar por reducir la distancia en los próximos años. Son más caras y apenas se venden en una sociedad duramente golpeada por el coronavirus y las cuarentenas como la estadounidense.

La situación es tan alarmante que Harley-Davidson trata de dar con la tecla disparando tiros al aire: hace unas semanas, anunciaba que en 2021 retirará del mercado europeo una decena de los modelos más económicos por la tremenda caída de ventas, al tiempo que anunciaba una nueva moto eléctrica por menos de 10.000 euros en nuestro continente. El debate es entre anclarse como un icono elitista de la cultura americana, al estilo de lo que sucede con coches clásicos como el Ford Mustang o el Camaro, o reinventarse en una industria automotriz que camina implacable hacia la completa electrificación. Y el tiempo se agota.

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