No, no es malo tener amigos en el trabajo, siempre que cumplas esta norma

  • Teniendo en cuenta que en ocasiones vemos a nuestros compañeros más que a nuestra familia es normal tener amistades. Pero hay que tener cuidado
Todos muy amigos, pero ya veréis cuando salgan las cosas mal / Pixabay
Todos muy amigos, pero ya veréis cuando salgan las cosas mal / Pixabay

Se suele decir que al trabajo no se va a hacer amigos, y es cierto, pero ¿qué hay de malo en labrar una amistad con la gente que te rodea durante ocho horas al día? Tejer relaciones de confianza e, incluso, fraternidad, con nuestros colegas no solo es algo normal a medida que avanzan los años y compartimos vivencias con las mismas personas, puede ser algo positivo.

Una reciente revisión de estudios publicada en el Personality and Social Psychology Bulletin que analizaba 26 investigaciones sobre trabajo y amistad concluye que los equipos formados por amigos tienden a ser más efectivos que aquellos formados por extraños.

No es algo que debería sorprendernos. Como explican los autores de la revisión, los grupos formados por amigos son más eficientes a la hora de coordinar recursos y acciones a través del conocimiento compartido y la comunicación efectiva, y presentan unos mayores niveles elevados de motivación. Además, como apuntaba una encuesta elaborada por Randstad, el 67 % de los trabajadores aseguran que tener amigos en el trabajo les permite disfrutar más de este y un 55 % aseguran que lo hace más satisfactorio.

Ahora bien, como apunta Melissa Dahl en un reportaje en The New York Times, tener y mantener amigos en el trabajo puede ser más complicado de lo que plantean estos estudios. Para empezar, en el trabajo existen unas jerarquías que no se dan cuando se sale de la oficina. Tu jefe puede ser muy amigo tuyo, pero sigue siendo tu jefe. Además, es necesario lidiar con una serie de problemas en las que un apoyo incondicional no siempre es una opción.

Mayor tensión emocional

Si bien es lógico que hagamos amigos en la oficina –pues, en el fondo, los compañeros de trabajo son probablemente las personas con las que más tiempo compartes en tu vida–, no es un gran entorno para desarrollar lazos profundos y duraderos. Es difícil que, llegado un momento, nuestros intereses no choquen con los de nuestros compañeros. Y es entonces cuando llegan los malentendidos.

Tener amigos en los trabajos puede ocasionar, además, un mayor desgaste emocional, uno de los síntomas del síndrome del trabajador quemado (más conocido por su denominación en inglés, burnout), un tipo de estrés crónico que se origina cuando las personas están demasiado expuestas a su vida profesional.

Con los amigos es difícil establecer límites / Pixabay
Con los amigos es difícil establecer límites / Pixabay

Cuando hay un problema en el trabajo y se generan tensiones con personas que no son nuestros amigos es fácil salir de la oficina y desconectar, pero cuando se mezclan la vida profesional y la personal no hay forma de escapar. Estás jugando dos papeles a la vez: el de amigo y el de colega. Damos por sentado que los amigos se apoyan incondicionalmente, pero los colegas no siempre pueden hacerlo, especialmente cuando su propia reputación está en juego. Y puede ser agotador tener que decidir qué papel jugar y cuándo.

La norma básica para hacer amigos en el trabajo

Jessica Methot, profesora de gestión de recursos humanos en la Universidad de Rutgers, explica en el Times que si nos hacemos amigos de alguien en el trabajo es muy probable que también tengamos que trabajar con él, y si no queremos que nuestra relación se deteriore hay que seguir una norma básica: primero sois compañeros de trabajo y, después, amigos.

Esto puede parecer del todo insensible, pero es, en realidad, la única forma de no dañar la relación. Y, en la práctica, implica, sencillamente, guardar ciertos límites que no es necesario guardar con amigos con los que no compartes oficina.

Por mucho que te pese si, por ejemplo, tienes cierta información confidencial que te han pedido no compartir con nadie por muy bien que te lleves con un colega deberías mantener la boca cerrada. Lo mismo ocurre si tu amigo ha realizado mal una tarea: no puedes pasarlo por alto, pues tarde o temprano alguien te pedirá explicaciones.

Cierto es que es difícil mantener las distancias, pues al igual que surgen romances en el trabajo surgen amistades más fuertes que la lealtad profesional. Pero, al menos, trata de desarrollar estas de puertas a fuera. Ambos lo agradeceréis llegado el momento en el que, inevitablemente, surja el conflicto en el trabajo.

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