En el ámbito laboral o personal

Las ocho señales de una persona deshonesta, según un exagente del FBI

Existen varios hábitos que revelan una mentalidad de ocultar las verdaderas intenciones, sumamente peligrosa en los ambientes profesionales y personales. Robert Dreeke aconseja observar con cuidado.

Una plantilla de trabajadores de oficina celebrando una reunión.
Una plantilla de trabajadores de oficina celebrando una reunión.
©[fauxels] a través de Canva.com

En la mayoría de los ambientes en los que se mueve una persona, ya sean laborales o privados, existe el riesgo de que aparezca alguien que oculte sus verdaderas intenciones detrás de una fachada de amabilidad. Estos individuos pueden representar un riesgo para el trabajo que se realiza profesionalmente o incluso puede causar problemas en la vida personal, por lo que es de suma importancia saber cómo identificarlos. Robert Dreeke, exjefe del Programa de Análisis de Comportamiento del FBI estadounidense, habla en la CNBC de las ocho señales clave para saber si una persona podría ser deshonesta en su día a día. 

Hablan demasiado sin decir nada

Al darle más importancia a la cantidad que a la calidad al momento de hablar, las personas suelen tener deseos de ocultar algo, ya sea su propia ignorancia sobre un tema o información que no les conviene. Algunas maneras en que se puede observar esto es en el uso de clichés o de términos excesivamente técnicos.

Nunca piden disculpas

Para mantener una impresión de superioridad, las personas deshonestas no tienen la costumbre de pedir disculpas por comportamientos que afectan a otras personas. Incluso cuando se las arreglan para asumir su propia responsabilidad, logran desviar la culpa al hacer uso de la fórmula "lo siento, pero...", con la cual intentan evadir la mayor parte de la culpa.

Critican a los conocidos para agradar a otros

Una estrategia de las personas deshonestas para ganarse la confianza de otros es expresar opiniones negativas sobre alguien que ambos conocen. Esto busca que la otra persona comparta la crítica, que se vuelve un punto en común, además de que genera un sentimiento compartido de falsa superioridad. Pero hay que tener cuidado, pues la misma persona puede criticarnos a nuestras espaldas.

Hablan en términos absolutos

La tendencia a hablar en términos absolutos, como "siempre" y "nunca", es un hábito que debe generar cautela ante quien lo emplea. Si bien son subjetivos, apoyan un punto de vista que no suele apegarse a la verdad, por lo que una persona más cuidadosa usa términos menos dogmáticos, como "a veces" o "usualmente".

Les encanta debatir

Buscar la manera de triunfar en discusiones dista mucho de los intercambios racionales de ideas con un objetivo en mente. Esta motivación de pelear con otros por temas sin importancia o por demostrar un argumento banal es típica de las personas deshonestas, que suelen atacar a las personas, usar un tono irrespetuoso y acusar abiertamente con generalizaciones y chivos expiatorios. Lamentablemente, es una costumbre que se ha vuelto endémica en todos los niveles de la sociedad.

Falsa modestia

Una manera de llamar la atención de las personas deshonestas es restarle importancia a sus propios méritos, así como a otros detalles que saben que causan una buena impresión. La estrategia de siempre mencionar éxitos o personas que conocen de cierta manera contiene la intención de recordar la propia "grandeza", incluso si es con un tono irónico o como mera información.

Se ponen a la defensiva

Una de las características más comunes de las personas deshonestas es la manera en que suelen reaccionar ante situaciones desfavorables. La actitud de negar toda la responsabilidad, de actuar de manera pasivo agresiva, cambiar el tema y lanzar acusaciones sin sentido es una manera de evitar las consecuencias negativas de los propios actos, una mentalidad sumamente peligrosa en los ambientes profesionales y personales.

Lenguaje corporal incómodo

La intención de ocultar también se puede expresar a través del lenguaje no verbal. Algunas de estas señales incluyen inclinar la cabeza hacia atrás, tender a tener los ojos entrecerrados y las sonrisas falsas, que no abarcan toda la cara. Es una indicación un tanto más delicada y menos comprobable que las demás, por lo que requiere una observación más cuidadosa

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