Por qué el papel sigue siendo útil en la era digital (y cuándo está bien gastar tóner)

  • Hay muchos argumentos para desterrar el uso del papel: es más caro, tiene un mayor impacto ambiental, ocupa más... Pero también tiene ventajas
Si queremos empaparnos de un texto largo es preferible leerlo en papel / Sebastien Wiertz
Si queremos empaparnos de un texto largo es preferible leerlo en papel / Sebastien Wiertz

Cuando escogemos entre leer un texto en papel o hacerlo en el ordenador suelen pesar varios argumentos: la comodidad, la rapidez, el precio, la disponibilidad de una impresora... Pero no solemos reparar en otro factor que deberíamos tener en cuenta, y es en qué medida escoger uno u otro formato influye en nuestra comprensión de un texto.

Se trata de algo especialmente relevante cuando se trata de una lectura de trabajo o estudio, y es precisamente en este ámbito en el que la transición a los formatos electrónicos parece imparable. Aunque la mayoría de los niños siguen cargando en sus mochilas los libros de texto, cada vez más colegios han introducido el libro electrónico y los ordenadores en las aulas, y en lo que respecta a la universidad la mayoría de los textos se comparten ya en formato digital. Lo mismo ocurre en el ámbito empresarial, cada vez se imprimen menos informes o memorias. Y allá cada cual si quiere dejarse los ojos leyendo un pdf o prefiere saturar la impresora.

Desde luego, hay muchos argumentos para desterrar el uso del papel: es más caro, tiene un mayor impacto ambiental y si se quiere archivar ocupa un espacio que podría utilizarse para cualquier otra cosa. Pero en opinión de Patricia A. Alexander y Lauren Singer Trakhman, profesoras de psicología de la Universidad de Maryland, sigue siendo útil cuando lo que se requiere es retener conocimiento.

Concentración vs. rapidez

Desde los años 90, el equipo que lidera Alexander ha estudiado en qué medida difiere la comprensión lectora en función del formato del texto a estudiar, y su conclusión es siempre la misma: el rendimiento es mayor en papel. Pero pese a esto, como explican en The Conversation, creemos que no es así.

En tres estudios complementarios las profesoras han analizado la comprensión lectora de los estudiantes tras leer los mismos textos en papel y online. Para ello les pidieron describir la idea principal de los textos, identificar los pasajes más importantes y señalar cualquier otro contenido relevante del texto.

La gran mayoría de estudiantes aseguraron que preferían leer en formato digital y que comprendían mejor los textos que en papel. Pero, paradójicamente, los resultados obtenidos en papel fueron mejores. Cierto es que los alumnos comprendieron la idea general del texto en ambos formatos, pero en lo que respecta a recalar en cuestiones más específicas la comprensión en papel fue significativamente superior.

Esta diferencia se debe, según las autoras, a que la mayoría de personas leen más rápido en digital –y, en consecuencia, prestan menor atención– y al efecto disruptivo que podría tener el scroll para la capacidad lectora.

Un estudio liderado por Christopher A. Sánchez, profesor de la Arizona State University, asegura que los textos con scroll, tal como se presentan en las páginas web, reducen la comprensión de los temas complejos, especialmente entre los lectores con una peor memoria de trabajo. Esto por no hablar del efecto sobre la concentración de los hiperenlaces, que ha sido ampliamente estudiado: una ventana abierta a la multitarea y, por tanto, a las distracciones.

Se trata de efectos que, no obstante, no afectarían por igual a los libros electrónicos, por lo que quizás habría que hilar aún más fino, distinguiendo entre las lecturas en ordenador o tablet y las propias de estos formatos, que quedan a medio camino.

Cuándo merece la pena imprimir

Alexander y Singer no abogan por una vuelta total al papel (que por otro lado sería imposible), pero consideran que sería beneficioso seguir utilizándolo en determinadas circunstancias. Y sus enseñanzas tienen importancia en el mundo empresarial, en la medida en que pueden servirnos para decidir qué documentos merece la pena imprimir y cuáles no.

Las profesoras invitan a reflexionar sobre los motivos por los que queremos leer una u otra cosa. Si buscamos respuestas a una pregunta concreta lo más eficiente, como todo el mundo sabe, es tirar de internet. Lo mismo ocurre si queremos consultar las noticias del día o ver qué tiempo va a hacer en Albacete. Pero si queremos empaparnos de un texto largo del que queramos aprender algo lo más eficiente es que lo leamos en papel.

No tiene demasiado sentido tratar de analizar un informe de sostenibilidad de 60 páginas en el ordenador, pues las posibilidades de que lo leamos solo de forma superficial son más que elevadas, pero por razones económicas –y, a veces, medioambientales– en las empresas se tiende a imprimir cada vez menos documentos, algo que a la larga podría ser contraproducente.

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