Para que haya más mujeres directivas tiene que haber más maestros hombres

  • La brecha de género en la dirección de empresas no solo no está disminuyendo: está creciendo. Y lo seguirá haciendo si no hay un cambio en los roles.
María Dolores Dancausa lidera el ranking de los mejores consejeros delegados de España de 'Forbes'
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Solemos dar por hecho que nuestras sociedades avanzan de forma lenta, pero continuada, hacia la igualdad de género. Lamentablemente, no es cierto.

Se han realizado docenas de estudios que muestran cómo el progreso en la igualdad de género experimentado gracias al movimiento feminista de la década de los setenta se ralentizó en la década de los 90 y no se ha recuperado desde entonces: ni en la actitud de la población (donde hay evidentes oleadas reaccionarias), ni en la distribución del mercado laboral, ni en la brecha de género en los salarios, que, aunque va disminuyendo, lo está haciendo a un ritmo mucho más lento.

Y ¿qué está ocurriendo en las empresas? Exactamente lo mismo. Según el último informe anual Women in Business de la consultora Grant Thornton, el porcentaje de puestos directivos ocupados por mujeres alcanzó en 2017 por primera vez el 25 % a nivel mundial. Se trata de un máximo desde la publicación del informe por primera vez en 2004, cuando el porcentaje se situaba por debajo del 20 %, pero solo se ha avanzado un punto desde el año anterior. En total, en trece años transcurridos desde la publicación del primer informe, la media global se ha incrementado solo en seis puntos. Y lo que es más preocupante: el porcentaje de empresas sin participación de mujeres en la alta dirección también ha aumentado un punto este año, hasta alcanzar el 34%.

Las mujeres ocupan puestos directivos menores (y peor pagados)

El sociólogo de la Universidad de Illiniois en Chicago William Scarborough ha estudiado los datos del censo estadounidense entre 1980 y 2010, para averiguar cómo ha evolucionado la presencia de mujeres en la alta dirección, y sus conclusiones, publicadas en Harvard Business Review, son desalentadoras.

Mary Barra, CEO de General Motors / Fortune The Most Powerful Women 2013
Mary Barra, CEO de General Motors / Fortune The Most Powerful Women 2013

Cierto es que la presencia de mujeres en los puestos directivos de las empresas estadounidenses es mayor que nunca. De los nuevos puestos de gestión creados entre 1980 y 2010, 2,6 millones fueron ocupados por mujeres y 1,9 millones por hombres. En otras palabras, las mujeres han ocupado la mayoría de los nuevos puestos de gestión creados en el periodo y, aunque los hombres mantienen el 60 % de este tipo de empleos, han perdido la cuota del 75 % que tenían en 1980.

Ahora bien, los puestos que ocupan las mujeres no son los mismos que ocupan los hombres, y difieren tremendamente en poder, prestigio y salario. En EEUU, las mujeres son mayoría en los puestos directivos de sectores como la Salud, la Educación, los Recursos Humanos, los servicios inmobiliarios y las finanzas. Con excepción de esta última, las ocupaciones con mayoría femenina implican características laborales que incluyen el cuidado de los demás, mientras que las ocupaciones con minorías femeninas son más de tipo productivo y caracterizadas por la manipulación de objetos. Estas diferencias, por supuesto, concuerdan con los estereotipos de género de la masculinidad y la feminidad. Entre los nuevos puestos directivos que surgieron desde 1980, las mujeres obtuvieron menos del 10 % de las vacantes en arquitectura, ingeniería o construcción.

Este reparto desigual, claro está, tiene consecuencias sobre la brecha salarial. “Estos resultados indican claramente que la concentración actual de directivas en algunos campos y no en otros es un gran problema”, asegura Scarborough. “Las mujeres que trabajan en campos feminizados no solo sufren penalizaciones salariales, sino que las ocupaciones con mayor aumento de mujeres también son las que tienen las mayores diferencias salariales entre hombres y mujeres”.

Gráfico mujeres Ibex
 

La persistente condena de los roles de género

Según un informe de Eurostat del año pasado, el porcentaje de mujeres en cargos directivos en España solo llega al 37 % y la brecha salarial es del 16,2 % –en EEUU es del 21 %–. La presencia de mujeres disminuye, además, según se asciende en la jerarquía empresarial. Aunque las mujeres representan el 60% de los licenciados en España y el 45% del mercado laboral, en la Alta Dirección su presencia desciende entorno al 10%.

El Código de Buen Gobierno de la CNMV establece que en el año 2020 la representación femenina en los Consejos de Administración de las empresas del Ibex 35 debería alcanzar un porcentaje del 30 %. Faltan dos años para llegar a ese horizonte y, según los datos recabados en un reciente informe elaborado por IESE y Atrevia, el porcentaje de consejeras en el Ibex 35 es del 23,66 %, cerca de siete puntos por debajo del objetivo.

La distribución por áreas es, además, muy desigual. Según un informe de PricewaterhouseCoopers publicado en 2012, las mujeres solo alcanzan una cuota del 30 % en las áreas de marketing y comunicación, asesoría jurídica y Recursos Humanos, áreas tradicionalmente consideradas de apoyo (y donde se cobra menos). En las áreas donde habitualmente proceden los directores generales y CEO (dirección de unidad de negocio, dirección comercial y dirección financiera) las mujeres no llegan en ningún caso al 20 %.

Por el contrario, son muchos menos los hombres que ocupan trabajos y posiciones tradicionalmente dominadas por las mujeres. Solo el 20% de los enfermeros o los profesores de primaria son hombres.

Futbolista y profesora, las profesiones líderes entre los niños y niñas riojanos
La de profesora es la profesión favorita de las niñas / EUROPA PRESS

El sector de la educación es un caso paradigmático de como los roles de género no solo no están cambiando en muchos sectores, sino que se están recrudeciendo. En 1987, el 42,3 % de los maestros de primaria eran varones, el porcentaje disminuyó una década después al 36,6 %, en 2004 pasaron a ser uno de cada cuatro (24,4 %) y en el curso 2015/2016 —últimos datos facilitados el Ministerio de Educación— apenas uno de cada cinco (18,9 %).

Esta desproporción está íntimamente relacionada con la llegada de menos mujeres a la dirección de las empresas (y, por ende, a los puestos donde se gana más), pues la igualdad solo se alcanza sin funciona en ambas direcciones.

La socióloga Paula England explicó en un paper publicado en 2010 por qué la revolución feminista se había estancado y estaba siendo desigual, y es importante recordar sus conclusiones: “La parte del mensaje feminista que instaba a dar las mujeres un acceso equitativo a los empleos y la educación progresó considerablemente y condujo a mucho de lo que llamamos la revolución de género. Pero incluso cuando las mujeres integraron empleo y empleos ‘masculinos’ profesionales y directivos, la parte del feminismo que desafió la devaluación de las actividades y trabajos tradicionalmente femeninos tuvo poco éxito. El resultado es que se siguen valorando poco a las mujeres que siguen centradas en la maternidad o en trabajos tradicionalmente femeninos y no hay incentivos para que los hombres hagan de la revolución de género un camino de doble sentido”.

Y para que haya más mujeres directivas tiene que haber más maestros hombres.

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