Por qué las empresas piden 'estrellas del rock' en lugar de candidatos concretos

  • Cada vez se contratan menos habilidades concretas y más perfiles atractivos, lo que supone una barrera para candidatos aptos pero sin tanto carisma.
Entrevista de trabajo
Entrevista de trabajo
Pixabay

Hubo un tiempo en el que a los candidatos a un puesto de trabajo se les valoraba única y exclusivamente por su potencial rendimiento: las empresas evaluaban, a través de la entrevista personal, la experiencia en otras compañías y los conocimientos adquiridos, si una persona era capaz de cumplir las expectativas de un rol concreto. Eso se acabó. Actualmente, los modelos de contratación exigen más que hayas desarrollado una marca personal atractiva, por encima de otros aspectos como habilidades específicas para el puesto. Lo que triunfa son los perfiles de 'estrellas del rock': seres superlativos en lo estético, capaces de asumir en un pispás la cultura y valores de la empresa (sean cuales sean) y orientados exclusivamente a resultados, independientemente de la calidad de su trabajo, tal y como apunta este artículo de 'The Atlantic'.

Evidentemente, lo primero que hay que aclarar es que ese perfil no existe; más bien es un subproducto cultural heredado de obras como 'American Psycho' o 'El lobo de Wall Street'. Las empresas demandan cada vez más perfiles tan poco definidos como "sensei del código", "estrella del rock del servicio al cliente" o (algo más clásico) "apasionado por las ventas". Sin embargo, como tal, nadie ha estudiado, se ha formado o ha trabajado en esos puestos jamás. Otro ejemplo es el del "ninja obsesionado con los resultados": nadie sabe muy bien qué significa, pero lo cierto es que en los últimos años la palabra "ninja" ha crecido más de un 2.500% entre las ofertas de empleo.

Por supuesto, hace una generación todo era más fácil. También encontrar empleo. Bastaba con abrir un periódico y en la página de clasificados aparecían todo tipo de trabajos para todo tipo de perfiles y con una explicación detallada de las habilidades y conocimientos requeridos. Entonces se precisaba un carpintero, no el 'José de Arimatea de la ebanistería'.  Pero en las últimas dos décadas, coincidiendo con la revolución digital que ha supuesto internet, la tendencia del ser humano a simplificar conceptos ha derivado en que este tipo de mensajes evidencien lo que hace unos años el gran informático de UCLA y matemático Leonard Kleinrock denominaba "el peor enemigo del pensamiento crítico".

Lo que Kleinrock venía decir es que no es que queramos ser 'estrellas del rock' de X profesión, sino que las propias empresas, en un extraño intento por adaptarse a un nuevo formato (internet), han modificado su fórmula para captar talento hasta convertirla en un reclamo que trata de apelar al lado más instintivo del ser humano. Si se puede hablar de populismo dentro del sector empresarial, sin duda serían las ofertas de empleo vagas e imprecisas que pretenden atraer al candidato sin decir absolutamente nada. Muchas ni siquiera se preocupan de hacer público el salario o las condiciones del puesto, en parte porque consideran que es una táctica de negociación posterior lícita, pero también porque es una de las maneras de perpetuar la diferencia salarial entre sexos: si no se detalla el sueldo, se puede negociar de manera distinta con hombres y mujeres, especialmente en puestos medios y directivos.

En cualquier caso, esta falta de requisitos concretos a la hora de trabajo también alumbra otro problema: la precariedad laboral. Normalmente, este tipo de mensajes vacíos de contenido, que reclaman "héroes" o "luchadores" para su causa,en realidad esconden unas condiciones poco dignas, más allá del salario. Buceando en webs y redes sociales de empleo, como Infojobs o Linkedin, se aprecia una clara relación entre el uso de este tipo de jerga motivacional y un trabajo con horarios extenuantes, un ritmo frenético, pocas vacaciones, un contrato temporal sin posibilidad de ampliación o similares.

De ahí la importancia de que una oferta de empleo detalle en todo lo posible las condiciones que tendrás en el puesto. Luego, evidentemente, depende de ti intentar que todo ello se refleje en el contrato, aunque lo cierto es que cuanta menos información concreta contenga la descripción de un puesto, menos cabe esperar que las condiciones se reflejen en un contrato. En este sentido, una de las alternativas que pueden ofrecer las compañías a unas malas condiciones laborales o de salario son los llamados complementos: comida en la oficina, zona de juegos, gimnasio, masajista que va a tu puesto de trabajo... Cada uno de ellos son positivos y pueden hacer que una gran empresa sea realmente atractiva para un candidato, pero no hay que perder el foco; si te pagan poco, trabajas demasiadas horas y no te tratan como te gustaría, ninguna partida de futbolín podrá evitarte una inminente depresión

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