Por qué Musk, Bezos y Gates han decidido invertir millones en el cobalto

Es muy improbable que nadie, o casi nadie, experimente un deslumbramiento como el de Audrey Hepburn ante los diamantes de Tiffany's si se detiene frente a una muestra de… cobalto. A lo mejor le resultará extraño el tono índigo del elemento químico que se enmarca en el número 27 de la tabla periódica. 

Sin embargo, tras una breve mirada, la curiosidad dará paso al desinterés. Otra es la historia cuando aquel que ha mirado el cobalto casi con indiferencia, se entera de que los hombres más ricos del mundo están detrás de las pocas minas de este codiciado metal.

Para Jeff Bezos, Elon Musk y Bill Gates, hacerse con la propiedad o explotación de las minas de cobalto se ha convertido en una obsesión, ya que las baterías de iones de litio que llevan incorporados todos los teléfonos inteligentes y los automóviles eléctricos, por ejemplo, dependen directamente del cobalto. Puede no lucir como el oro, la plata o el zafiro, pero este metal azulado no solo resulta valioso, sino fundamental para el mundo contemporáneo que habla en términos de iPhones y Teslas.

Participaciones directas en minas

Recientemente, la empresa KoBold, en donde tienen participación directa Musk, Gates y Bezos —los tres multimillonarios cuya fortuna conjunta asciende a 610 mil millones de dólares o, lo que es lo mismo, la mitad del PIB de un país como España— se ha hecho con el 51% del proyecto Disko-Nuusuaq, en Groenlandia, para perforar cerca de tres mil metros, a profundidades entre los 150 y los 400 metros.

Asimismo, Musk ha logrado arrebatar a China un trozo del mercado del cobalto en las minas de África, más concretamente en la República Democrática del Congo. Precisamente allí, en la antigua Zaire, se concentra el 18% del suministro mundial de cobalto. Con el nuevo negocio que ha cerrado a través de las actividades mineras de la empresa Glencore, Musk se ha asegurado seis mil toneladas de cobalto, cuatro veces más de lo que empleó en el 2019.