Por qué nunca deberías comer solo en el trabajo (y es bueno tomarse su tiempo)

  • Cada vez más trabajadores españoles tratan de imitar el modelo anglosajón, comiendo en cuestión de minutos en la propia mesa. ¿Y si es un error?
Comer solo y rápido es muy mala idea. / Cliff
Comer solo y rápido es muy mala idea. / Cliff

En España siempre se ha organizado el horario laboral en torno al descanso de la comida, que en muchos trabajos era de dos horas o más: tiempo suficiente para comer tranquilamente en casa con la familia o en algún restaurante con los compañeros de trabajo, hacer sobremesa e incluso tomar siesta.

Pero este horario que obliga, claro, a acabar la jornada laboral más tarde es visto hoy como una abominación, que condena a ser improductivo y acaba con cualquier atisbo de conciliación. Así que, en cuestión de unos pocos años, el descanso para comer ha pasado de ser un tiempo sagrado a considerarse una pérdida de tiempo.

Cada vez más personas tratan de imitar el modelo anglosajón, comiendo en cuestión de minutos, generalmente solos, en la propia mesa de trabajo. Los españoles hemos hecho nuestra la máxima de Gordon Gekko en 'Wall Street' que decía que “la comida es para los débiles”.

Pero ¿y si nos estamos equivocando?

Los descansos son necesarios

Como explica Daniel H. Pink en su último libro '¿Cuándo?', para la mayoría de las personas el peor momento del día en lo que respecta a la productividad es el inicio de la tarde, justo después de comer. “A primera hora de la tarde, la gente comete muchos errores, no es un buen momento para trabajar, por lo que deberíamos tomar más descansos, incluido el de la comida, y para mucha gente una siesta corta puede ser muy positiva”, aseguraba el conocido autor de libros de management en una reciente entrevista con La 'Información'.

Pero es que, además de constituir un descanso necesario, el hecho de comer junto a otras personas es positivo en sí mismo. Como explica Aytekin Tank en ‘Medium’, comer acompañado nos hace más felices.

Así lo atestigua al menos un estudio publicado en 2015 en el 'Global Journal of Health Science', donde se analizó el comportamiento durante ocho años de casi 40.000 trabajadores tailandeses. Su conclusión fue clara: “El consumo de alimentos es una parte vital de la interacción social diaria, y, al contrario, comer solo, es una fuerte experiencia de soledad”.

Salir a comer con los compañeros refuerza el espíritu de equipo. / Pixabay
Salir a comer con los compañeros refuerza el espíritu de equipo. / Pixabay

Compartir la comida con los compañeros de trabajo puede ayudar, además, a fomentar la cooperación entre los miembros del equipo y, por consiguiente, su rendimiento. Así lo atestigua otro estudio de la Universidad de Cornell, que analizó los hábitos alimenticios de 50 parques de bomberos estadounidenses.

“Comer juntos es un acto más íntimo que mirar juntos una hoja de cálculo de Excel y esa intimidad se refleja luego en el trabajo”, asegura el autor del estudio, Kevin Kniffin. “Desde una perspectiva de antropología evolutiva, comer juntos tiene una larga y primitiva tradición como una suerte de pegamento social. Y eso parece continuar en los centros de trabajo de la actualidad”.

Las compañías deberían fomentar las comidas

Aunque volver al horario partido con dos horas para comer puede no ser la solución, pues salir del trabajo a las siete o las ocho de la tarde no beneficia a nadie, hay políticas intermedias que podrían hacer que los trabajadores disfruten del descanso de la comida sin perder demasiado tiempo.

Una solución pasa establecer rituales similares a los de colegios o residencias: establecer una hora para comer en la que todo el mundo para para compartir el almuerzo. Así lo hace, por ejemplo, la compañía neoyorquina Impraise. Como cuenta Heather R Huhman en 'Entrepeneur', cada día sus más de 30 empleados se juntan en el comedor para compartir la comida.

“Hemos descubierto que esto tiene un gran efecto a la hora de mantener una comunicación abierta a medida que crecemos, asegurando que las personas nunca se sientan divididas, incluso aunque trabajen en cosas diferentes”, explica Bas Kohnke, CEO de Impraise.

Para hacerlo más interesante y dividir las responsabilidades, la empresa encarga por turnos a dos empleados cada día que se encarguen de comprar, hacer la comida y limpiar.

“Estas personas siempre son seleccionadas de diferentes equipos e incluyen a todos, desde el CEO hasta el último becario”, explica Kohnke. “Es una excelente manera de mezclar a la gente y asegurarse de que las personas de diferentes partes de la compañía también tienen tiempo para estar juntos”.

Quizás organizar comidas todos los días es demasiado para tu empresa, pero Tank explica que se puede intentar una vez a la semana o, al menos, dar facilidades para que los empleados compartan su tiempo en el comedor, un espacio en el que muchas veces ni siquiera caben todos los empleados al mismo tiempo.

También es importante que los jefes compartan este tiempo con los empleados, ya sea dentro o fuera de la oficina. “Un jefe que come en su escritorio está indicando a los empleados que deben hacer lo mismo”, explica Tank. “Un jefe que invita a su equipo a probar la nueva tienda local de sándwiches muestra que ve a sus colegas como personas (hambrientas) y que la compañía reconoce el valor de los descansos y los vínculos sociales”.

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