Por qué todas las empresas deberían cerrar entre Navidad y Año Nuevo

  • Entre el 24 de diciembre y el 1 de enero la mayoría de las oficinas apenas tienen trabajo, pero hay que ir fichar de todas formas. ¿Tiene sentido?
¿Qué sentido tiene abrir una oficina si no hay trabajo? / Pexels
¿Qué sentido tiene abrir una oficina si no hay trabajo? / Pexels

La semana entre Navidad y Año Nuevo es la menos productiva del año. En España casi todo el mundo celebra la Navidad, que es hoy mucho más que una efeméride religiosa, pero solo los días 25 y 31 de diciembre son festivos (además de Reyes). Y, aunque la mayoría de empresas permiten trabajar solo por la mañana, mucha gente no se libra de ir a la oficina el 24 y 31 de diciembre.

La semana que va del 26 al 31 de diciembre es lectiva, por lo que la mayoría de trabajadores tienen que ir al trabajo o gastar días de navidades, entre otras cosas para estar en casa con los niños. ¿Tiene esto sentido?

Hay negocios en los que esta semana hay una gran carga de trabajo –en general, todas las tiendas y negocios de hostelería–, pero en las oficinas apenas hay clientes que atender. Es por ello por lo que la especialista en Recursos Humanos Suzanne Lucas asegura en 'Inc.' que las empresas deberían dar esta semana de vacaciones pagadas a todos los empleados. Y como un extra. Los motivos son cuatro:

1. Los empleados no quieren trabajar

Podemos pensar que nadie quiere trabajar nunca, y en cierta forma es cierto, pero en Navidad menos aún. Muchas familias tienen que hacer encaje de bolillos para quedarse con los niños, esto sin hablar de los expatriados, que en muchos casos tienen que pillar esta semana de vacaciones para ver a sus seres queridos.

Las pocas personas que trabajen, teniendo en cuenta el poco movimiento que hay en la oficina, no van a ser nada productivas.

2. Los clientes tampoco quieren trabajar

Las empresas existen para brindar un producto o servicio a sus clientes, pero ¿quieren estos sus servicios en plenas navidades? Entre el 24 de diciembre y el 1 de enero no hay reuniones, no hay firmas, no hay ferias, no se firman contratos, nadie contesta los correos… No se hace nada.

Es cierto que se puede aprovechar esta semana para hacer algunas tareas menores, que no requieren de la intervención exterior: trabajos de mantenimiento, inventario, limpieza… Pero ¿realmente merece la pena?

La Navidad es una gran fuente de estrés. / Pixabay
En Navidad la gente quiere estar en su casa. / Pixabay

3. La gente se pelea por pillar vacaciones

Todo el mundo quiere coger días libres en Navidad, pero si se mantiene la ficción de que la semana entre Navidad y Año Nuevo hay que trabajar seguirá habiendo peleas por coger estos días. Normalmente, es la gente cuya familia vive en la ciudad la que se tiene que sacrificar y trabajar en estas fechas, mientras el resto viaja a sus ciudades de origen. Es lógico, pero de nuevo, ¿por qué hay que trabajar si nadie quiere hacerlo?

4. Es un gran beneficio

Esta semana no es nada productiva y es un fastidio para los trabajadores que no pueden cogérsela de vacaciones, pero si cierras la oficina y se la ofreces a todos los empleados se convierte en un genial beneficio laboral, que será muy bien valorado.

Mucha gente estará dispuesta, incluso, a hacer otros sacrificios en momentos en los que serán más necesarios por tener esta semana libre. Es una forma, además, de liberar de estrés a los empleados, promover la conciliación y, desde el punto de vista meramente empresarial, de retener el talento.

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