Procrastinación planificada y otras 6 formas de evitar perder tu valioso tiempo

  • Tendemos a dejar las cosas para otro momento por absurdas dinámicas que acaban perjudicándonos. Estos son algunos trucos que nos pueden ayudar.
Una mujer toma café mientras mira el móvil
Una mujer toma café mientras mira el móvil
Pixabay

¿Cuántas veces al día te planteas dejar algo para otro momento? Las razones pueden ser múltiples, pero la tendencia de dilatar lo inevitable es algo inherente al ser humano. Preferimos perder el tiempo a enfrentarnos, en buena medida, a cualquier situación de relativa importancia en nuestra rutina diaria.

Es una tendencia que hemos acabado por convertir en un arte. De hecho, tenemos las herramientas necesarias para hacerlo al gusto de cada persona: smartphones, redes sociales, plataformas digitales de entretenimiento.... Pero dedicarnos exclusivamente al ocio y el asueto puede terminar por convertir la procrastinación en nuestro mayor enemigo.

La periodista Lila MacLellan lo ha estudiado a fondo y sabe que es una tribulación que han padecido incluso los filósofos clásicos. Pero se puede lidiar con ella. En un artículo para 'Quartz at Work', nos ofrece algunos consejos para gestionar este problema con dinámicas de enfrentamiento, dentro de un enfoque que engloba todos los puntos que interfieren en el proceso.

7 consejos para evitar el problema de la procrastinación

Al tratar la tendencia a dilatar las tareas en el tiempo como un problema que afecta al día a día de la persona en cuestión, MacLellan persigue ayudar ofreciendo pequeños pasos a seguir como la mejor manera de enfrentarse a cualquier problema. Como el que esconde los dulces porque tiene un problema de peso, los pequeños avances son importantes.

1. DA EL PRIMER PASO: Llevar a cabo este primer movimiento es imprescindible para vencer la procrastinación.

Hay un truco que te puede ayudar a dar este primer paso. "Este truco es establecer el umbral de finalización de la tarea en un nivel bajo, tan bajo que el hedonista que hay en ti -que prefiere sentirse bien ahora y lidiar con la realidad más tarde- no se pueda oponer o generar una lucha interna", aconseja MacLellan.

Es decir, si tienes que responder a un email que te da pereza, en tu conversación interna debes decirte que, en principio, solo vas a leerlo, para poder pensar en una buena respuesta tranquilamente.

2. GESTIONA LAS EMOCIONES: Pensar que debes dilatar una tarea en el tiempo hasta encontrarte con el estado de ánimo ideal es la mayor trampa del procrastinador consagrado.

"Quizás creas que procrastinar es un problema de administración del tiempo pero, en realidad, es solo una forma de lidiar con las emociones con las que no estás preparado para afrontar. Los sentimientos oscuros pueden ser lo suficientemente desagradables como para paralizarnos, para enviarnos a buscar cualquier otra cosa que hacer", apunta MacLellan.

La solución es gestionar tus emociones apelando a la búsqueda de la verdadera razón por la que postergas ciertas responsabilidades. Hay personas que tienen esta habilidad. Si te cuesta, tal vez necesites un terapeuta que te ayude a ser tu propio terapeuta.

3. DALE LA PERSPECTIVA ADECUADA: No te obsesiones ni pienses que cualquier retraso en una tarea es procrastinar.

"Etiquetar correctamente un retraso es importante. A veces, puedes estar empujando una tarea al futuro intencionalmente, como podría ser la entrega de un proyecto, y llamarlo procrastinar cuando lo que realmente estás haciendo es darte tiempo para pensar", explica MacLallen.

Así que ponle el nombre correcto a cada situación y no englobes todo en un procrastinar sin sentido y evasivo.

4. PRACTICA LA PROCRASTINACIÓN PLANIFICADA: Se trata de un concepto que desarrolló el profesor de filosofía John Perry y que implica situar esa tarea pesada y urgente cerca de la parte superior de tu lista de prioridades, junto a tareas menos tediosas y más gratificantes.

"Perry sugirió rellenar tu lista de tareas pendientes con logros menores que probablemente habrías llevado a cabo de todos modos, como prepararte un café o apagar la alarma, solo para darte esos pequeños 'chutes' de dopamina al tachar tareas", apunta MacLallen.

5. PLANIFICA UNA EVENTUAL RECAÍDA: Debes crear planes para enfrentarte a la tentación si hay algún giro inesperado que no te guste cuando lleves a cabo una tarea.

Es importante que hayas pensado en los contratiempos que puedan llegar para que no te pillen desprevenido: adelantarse a lo que pueda ocurrir para enfrentarse a ello de forma natural y verlo como parte del proceso.

6. ADELÁNTATE A TU YO FUTURO: Pensar en cómo estarás en los siguientes días o la siguiente semana.

Pero para esto debes ser realista. Piensa en cómo te encontrarás dentro de un tiempo para realizar la tarea. Puedes convertir el procrastinar en un ejercicio mental de averiguar cómo te sentirás posponiendo tareas en el tiempo. Aunque los expertos tienen teorías encontradas respecto a este apartado, puedes hacer que sea beneficioso para tu lucha contra el procrastinar.

7. NO TE CASTIGUES A TI MISMO: Regañarte o avergonzarte es una forma de presión negativa. Estas formas de presión pueden funcionar en ocasiones pero, ¿y si no es así?

Cuando un procrastinador se siente mal, se siente mal no solo por lo que está posponiendo actualmente, sino que está recordando todas las veces que lo ha hecho antes.

Para ayudar en este punto, MacLallen acude a Fuschia Sirois, psicóloga y profesora, que explica que hay una serie de ejercicios para ayudar a una persona a reconocerlo y sentirse menos controlada por emociones contraproducentes, ya sea a través del perdón o, más sutilmente, la autocompasión. Uno de estos ejercicios es escribirle una nota a tu Yo del pasado, ese yo que procrastinó en alguna otra ocasión pasada. Pero esta nota debe ser liberadora, en la que se asegure a ese otro Yo del pasado que lo que hizo no fue algo inmoral ni inexcusable.

"Somos mucho más amables con otras personas que están luchando que con nosotros mismos", asegura Sirois. Y sentencia: "Todos por defecto somos autocríticos".

Mostrar comentarios