Qué debes tener en cuenta antes de empezar a trabajar con un amigo

  • Joseph Grenny, experto en la “ciencia de los negocios”, ofrece las claves para saber si emprender negocios con amigos es una buena idea o no.
Contratar o asociarse con un amigo puede dar al traste con la relación / Pixabay
Contratar o asociarse con un amigo puede dar al traste con la relación / Pixabay

Los negocios y las amistades suelen ser una mala combinación. Sucede que hay personas con un valor humano imponderable, a quienes confiarías hasta la vida sin dudarlo, pero que a la hora de emprender proyectos con él o ella no termina de cuajar. Más común es que, a raíz de una relación profesional productiva, surja una profunda amistad que se traslade más allá del trabajo. Quizás no compartiréis recuerdos del colegio ni experiencias vitales durante la adolescencia, pero al menos confiarás en esa persona tanto en los negocios como en tu vida privada. Pero, como siempre, hay casos y casos. Por eso, ¿qué deberías tener en cuenta para trabajar con un amigo?

Joseph Grenny, experto en la “ciencia de los negocios” -como la describe en su página web- y autor de bestsellers como Conversaciones cruciales: Herramientas para hablar cuando la apuesta es alta, comenta su experiencia en este sentido en este artículo de Harvard Business Review. Cuando tenía 17 años, Grenny fundó una empresa y decidió contratar a un amigo de su padre, un hombre que le había “conocido desde que iba en pañales”. La relación “se volvió bastante difícil cuando el hombre empezó a llegar tarde y marcharse pronto, falsificando hojas de gastos y cerrando acuerdos con clientes de los que no sabíamos nada”, relata. Fue entonces cuando comprendió que “puedes ser un amigo o un jefe, pero en ningún caso ambos a la vez”.

Saber decir que no y ofrecer unas expectativas no muy altas

Pero, tras haber estado en los dos lados ─como jefe y contratado por un amigo─ en varias etapas de su vida, Grenny decidió años más tarde estudiar este tipo de relaciones profesionales tan particular. “La clave es una combinación de paciencia y cariño antes y durante el proceso de contratación”, sostiene. Así, el primer paso es “no proponerle [a un amigo] trabajar contigo si no vas a ser capaz de decirle que no” después de la conversación porque, si no, “estás condenado desde el principio”.

Eran muy amigas, hasta que empezaron a trabajar juntas / Pixabay
Eran muy amigas, hasta que empezaron a trabajar juntas / Pixabay

En este sentido, Grenny recomienda tener preparada una salida de emergencia por si la respuesta final es “no”: “Si decides considerar la posibilidad [de contratarle], establece las expectativas emocionales adecuadas, explicando que no es el resultado más probable. Si la otra persona espera desde el principio ser contratada, ya estás perdido. Di algo como: 'Veo cosas positivas en trabajar juntos. Y, aún así, creo que hay más razones para que no funcione a que lo haga. Me gustaría explorar esta posibilidad contigo, pero quiero dejar claro que no sé si sería una buena idea'”.

Definir los límites entre la amistad y el trabajo

“No te engañes pensando que ser un buen amigo es un indicador de ser un buen empleado. Alguien con quien congenias como amigo puede ser vago, resentido o deshonesto como compañero de trabajo. Afrontémoslo, ocasionalmente incluso tú puedes comportarte así. Antes de valorar las cualidades del candidato, ambos debéis considerar mutuamente cómo afrontaréis ciertas situaciones difíciles”, explica Grenny, quien cree que la mejor manera de saber si tu amigo encajará es preguntarle cómo reaccionaría si cuestionas una decisión que ha tomado, le haces una crítica, discutís en público o le presionas para cumplir un plazo prefijado, por ejemplo.

Por eso, la mejor manera de comenzar una relación laboral es evaluar si un amigo está dispuesto a cambiar ciertos códigos de confianza en un entorno de trabajo. Y de aceptar unos límites consensuados con quien va a ser su jefe. Así, “si no eres capaz de imaginarte a ti mismo cumpliendo esos límites, no sigas adelante. De hecho, hacerlo significaría subordinar tu responsabilidad para on la empresa a los intereses de tu amigo. Y te habrás equivocado antes de empezar”, concluye.

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