Los dirigentes de las grandes compañías usan numerosos trucos para afrontar la gestión de la compañía, incrementar la productividad de los empleados y conseguir los objetivos empresariales. Entre sus quehaceres diarios está la resolución de conflictos dentro de sus extensas plantillas. A menudo, son ellos mismos, los CEOs, quiénes actúan como cortafuegos con los múltiples problemas que surgen entre las distintas secciones dentro de las multinacionales.
Sin embargo, muchos de los grandes líderes empresariales no aplican esos consejos en primera persona. En Silicon Valley, el lugar donde nacen las ideas que cambian el mundo, conviven los más poderosos -y sus empresas- y es también el caldo de cultivo perfecto para que florezcan las rivalidades. Hasta el punto de que más allá de hacerse la competencia en el mercado tecnológico, los CEOs más conocidos han protagonizado guerras dialécticas con declaraciones ofensivas.
Uno de los enfrentamientos más recordados es el de Steve Jobs con Bill Gates. El dueño de Apple y el de Microsoft se llevaron bien durante sus inicios en la década de los 70. Pero poco duró la calma. Ya en los 80, Jobs trató de convencer al dueño de Microsoft para que fabricara un software para su nuevo ordenador Macintosh. Gates tildó el encuentro como "una extraña visita de seducción" en el que Steve Jobs declaró que no necesitaba la ayuda de Microsoft pero, a la vez, pretendía que participara.
El punto álgido y palpable del enfrentamiento llegó con la presentación de la primera versión de Windows, en 1985. "Nos plagiaron por completo, Gates no tiene vergüenza", dijo Jobs más tarde a su biógrafo, Walter Isaacson. Gates no se quedó callado ante estas palabras y le respondió: "Si él cree eso, realmente ha entrado en uno de sus propios campos de distorsión de la realidad". A partir de ese momento, los ataques en público por parte de ambos han sido sucesivos.
"Un ser humano defectuoso"
Steve Jobs llegó a afirmar que "Bill Gates es un hombre poco imaginativo que nunca ha inventado nada. Por eso creo que ahora se siente más cómodo con la filantropía que con la tecnología. Robó descaradamente las ideas de otras personas". Pero fue más allá: "Sería un tío más abierto si se le hubiera caído alguna vez ácido o se hubiera ido a un áshram de joven". Bill Gates tampoco se quedó atrás. El fundador de Microsoft declaró ante el escritor de la biografía de inventor de iPhone que Steve era "una persona rara y un ser humano defectuoso".
Los encontronazos no pararon hasta que Apple lanzó el iPod, el iPhone y el iPad, tres productos que sorprendieron al líder de Microsoft. "Creo que necesitamos un plan para demostrar que, pese a que Jobs nos ha pillado algo desprevenidos de nuevo, podemos actuar rápido para hacer las cosas mejor", llegó a afirmar Gates ante sus empleados. Unos halagos que se hicieron más habituales tras la muerte de Jobs. Respeto a Steve, pudimos trabajar juntos. Nos incitábamos mutuamente, incluso como competidores. Nada de lo que dijo me molesta en absoluto", afirmó.
Incluso Gates reconoció que durante décadas fueron muy duros los unos con los otros: "Creo que algunas veces llegamos demasiado lejos". Aun así, en antes de su muerte, Steve también tuvo buenas palabras para el hombre más rico del mundo. "Le admiro por la compañía que ha creado y disfruté trabajando con él. Es inteligente y en realidad tiene un buen sentido del humor".
