Los robots acabarán con el trabajo de 1 de cada 10 españoles en los próximos años

  • Según el último informe sobre automatización de la OCDE, a aproximadamente el 25% de los españoles le falta formación para evitar perder su puesto.
Aunque no lo parezca, el robot Pepper podría hacer tu trabajo muy pronto
Aunque no lo parezca, el robot Pepper podría hacer tu trabajo muy pronto
Xavier Caré / Wikimedia Commons

A la hora de buscar un nuevo puesto, ya hay muchos trabajadores que empiezan a cribar en función de ciertos requisitos que hasta ahora no se imaginaban: programática, lingüística, machine learning... Quizás, la gran amenaza del siglo XXI para los trabajadores no sea la esclavitud en una sociedad democrática, como sugería Adolf Huxley en 'Un mundo feliz', sino más bien una competencia directa con los robots por un empleo. Según un informe publicado este jueves por la OCDE, uno de cada 10 españoles está en situación de "alto riesgo" de perder su empleo por culpa de la automatización en los próximos años.

En esta batalla los humanos tenemos todas las de perder: la IA es más rápida y eficiente, y no se queja por sus derechos laborales, algo que en lo que claramente nos superan, al menos a los españoles. El panorama es tan sombrío que en los próximos 20 años el 47% de los puestos de trabajo (en EEUU) estarán ocupados por robots, lo que siembra de dudas sobre el futuro del trabajo, especialmente para aquellos a quienes afecte más temprano esta automatización de la producción.

El informe de la OCDE, denominado 'Skills Outlook 2019', apunta al "potencial inmenso" de la digitalización como medio para "disparar la productividad y mejorar el bienestar". Un optimismo en línea con las últimas tendencias del mundo empresarial, a pesar de los riesgos medioambientales que conlleva: tal y como exponía en el Foro de Davos del pasado enero John McArthur, socio de la Brookings Institution -un importante 'think tank' con sede en Washington-, "miles de millones de personas en todo el mundo aspiran justamente a tener mayores ingresos, pero las mejoras en la prosperidad deben ir acompañadas de reducciones en la emisión de carbono".

Lo que quizás no se contempla aún es el tremendo impacto que podría tener en el terreno laboral. Solo unos escasos estudios, como el de la OCDE, alertan de los riesgos que conlleva para el ser humano el desarrollo de la inteligencia artificial: si se cumplen las peores previsiones, en el año 2100 no solo habitaremos un planeta asfixiante y yermo, sino que no tendremos prácticamente ningún medio para subsistir, ya que solo en los próximos seis años más de la mitad de los empleos actuales los realizarán robots, tal y como apuntaba el pasado septiembre este informe sobre el futuro del trabajo elaborado por el Foro Económico Mundial.

Robots que cotizan y otras propuestas

Quizás el mayor problema no sea el "alto riesgo" de que el 9,6% de los trabajadores españoles pierdan su puesto, sino que el 25% de todos los empleados españoles no disponga de herramientas formativas para adaptarse al futuro cambio. Como alerta la OCDE, esta falta de competencias "puede incrementar las desigualdades si algunas personas o regiones se quedan atrás". Por eso, sostiene que los mayores esfuerzos deben centrarse en los próximos años en el desarrollo educativo de estas habilidades. "Una población bien equipada con habilidades adecuadas y apoyada por sistemas de aprendizaje a lo largo de toda la vida que les permite beneficiarse de la digitalización", sostiene el informe.

Sin embargo, esto no elimina la amenaza de pérdida de empleo para generaciones que no sean nativas digitales o que no vayan a ser capaces de adaptarse. Entonces, ¿cómo evitarla? Algunos personajes de renombre, como Bill Gates, ven una posible solución en la cotización subrogada de las máquinas: la vida laboral de mi robot cotizará en lugar de la del trabajador y servirá para pagar los impuestos del trabajador. Los críticos a esta propuesta argumentan que, si bien ese escenario nos podría acercar a una equiparación del nivel de vida de todos los seres humanos, también nos podría llevar a un mundo distópico al más puro estilo 'Wall-e', la película de Pixar en la que la sociedad ha emigrado al espacio tras llenar la Tierra de contaminación y los robots han tomado el control mientras los humanos se degradan en una vida de ocio virtual.

Eso sí, al margen de los programadores y desarrolladores necesarios para continuar mejorando la inteligencia artificial, existen una serie de empleos directamente relacionados con la robótica que ahora mismo ni siquiera se contemplan: desde controladores a operadores -para drones o naves, por ejemplo- o diseñadores artísticos. Todos estos puestos supondrían una gran oportunidad para aquellas personas que aún no trabajan en el ámbito digital. Por otro lado, muchos empleos del sector servicios y tecnológico ya se están reorientando a la supervisión de las máquinas, en lugar de estar condenados a desaparecer. Un buen ejemplo es el de los chatbots, que a día de hoy siguen precisando del control de un humano.

En cualquier caso, el avance de la IA y la robótica parece imparable. Según un informe de 2018 elaborado por la consultora McKinsey & Co., toda la inversión que se realizará en tecnología, incluyendo inteligencia artificial y automatización, podría generar en todo el mundo entre 20 y 50 millones de empleos de cara a 2030. El problema es que otras estimaciones del mismo informe predicen que en ese año entre 75 y 375 millones de personas necesitarán un empleo. Y, en ese momento, habrá que pensar realmente en cómo solucionarlo.

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