No todo es cuestión de dinero

Las 3 claves de la felicidad permanente: autonomía, edad y dar sentido a la vida

Los últimos estudios parecen haber identificado los factores que comparten las personas que se declaran felices la mayor parte del tiempo.

Alcanzar el equilibrio es complicado, pero puede ser el camino a la felicidad
Las 3 claves de la felicidad permanente: autonomía, edad y dar sentido a la vida.
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Alcanzar la felicidad suele ser una de las principales metas de cualquier persona, tanto en el terreno personal como en el laboral. El gran problema es que no existe una receta efectiva para lograrlo y ni siquiera la ciencia se pone de acuerdo a la hora de definir qué es felicidad: hay quienes consideran que disfrutar del tiempo de ocio es la clave; otros, que ser altamente productivo es el camino más corto hacia la plenitud; incluso hay quienes creen en el arte de no hacer absolutamente nada para ser feliz. Sin embargo, los últimos estudios parecen haber identificado los factores que comparten las personas que se declaran felices la mayor parte del tiempo. ¿Es posible alcanzar la felicidad permanente?

El psicólogo Mark Travers recopila en este artículo de 'Psychology Today' lo que la ciencia ha ido descubriendo en los últimos años respecto a la felicidad. Tradicionalmente, la mayor parte de las investigaciones se han centrado en la correlación entre los ingresos, o la riqueza disponible de una persona, y la capacidad de cubrir necesidades atendiendo a modelos clásicos como el de la pirámide de Maslow: primero, las fisiológicas -descanso, alimentación, sexo-, luego las de seguridad -propiedad privada, intimidad, salud-, hasta llegar a la cúspide de la autorrealización -creatividad, moralidad, resolución de problemas-. Y qué duda cabe de que el dinero ayuda a cubrir todas esas necesidades. Sin embargo, los últimos estudios apuntan a tres claves, en lugar de una, para alcanzar la felicidad permanente.

1. Ser autónomo

Como decíamos, el dinero no puede comprar la felicidad... Pero ayuda bastante. Y las últimas investigaciones también muestran una asociación positiva entre el nivel de ingresos y la felicidad. Pero, según Travers, la pregunta debería ser: ¿qué podemos aprender de las personas más ricas del mundo sobre cómo optimizar nuestra propia felicidad? Un reciente estudio llevado a cabo por científicos de la Universidad de Maastricht, Harvard Business School y Vrije Universiteit, Ámsterdam, en el que participaron 863 personas con un alto patrimonio neto y 1.232 personas con bajos ingresos, reveló algunos patrones en la forma en que los ricos emplean su tiempo y cómo esto influye en su felicidad.

La sorpresa es que los investigadores encontraron menos diferencias entre los ricos y quienes tenían menos ingresos de lo que esperaban. Por ejemplo, ambos grupos pasan aproximadamente la misma cantidad de tiempo participando en actividades de ocio, trabajando o viajando, y también usando su móvil u ordenador. Sin embargo, lo que detectaron fue una diferencia clave: los millonarios eran más propensos a dedicar tiempo a actividades laborales que ofrecían más autonomía personal, es decir, trabajos en los que ellos mismos decidían qué hacer en lugar de seguir la guía de otros. Un hallazgo que correlaciona la autonomía con una mayor satisfacción vital.

2. Encontrar el sentido de la vida

El segundo punto clave para alcanzar la felicidad permanente es encontrar el sentido de la vida, es decir, no centrarse tanto en los placeres inmediatos -comer chocolate en pleno antojo o darse un baño caliente tras un día estresante en invierno- para llegar a una realización plena. Según Travers, experimentamos este tipo de felicidad cuando alcanzamos un hito o creamos algo de lo que estamos orgullosos. Puede que no contribuya tanto a nuestra felicidad en el momento, pero sus efectos pueden ser mucho más potentes, especialmente a largo plazo. Y es que, si bien ambos tipos de felicidad son importantes, la ciencia sugiere que el significado de la vida se vuelve más fundamental para nosotros con el tiempo.

En este sentido, una reciente investigación publicada en el 'Journal of Personality and Social Psychology' distingue tres pilares para encontrarle sentido a la vida: coherencia con el mundo, tener un propósito y realizar cosas importantes. En el estudio se apunta que la trascendencia es el mayor de los objetivos del ser humano -"mi vida es inherentemente valiosa", "incluso dentro de mil años, todavía importaría mi existencia"-, mientras que en otra investigación reciente rebaja algo las expectativas y, por eso, apunta que realizar cosas importantes en el terreno laboral puede ser una meta más alcanzable para la autorrealización. Al cabo, no todos podemos ser Alejandro Magno.

3. La felicidad es una cuestión de edad

La mayoría de las investigaciones sugieren que la felicidad, el bienestar y la satisfacción con la vida aumentan gradualmente desde la edad adulta temprana hasta la mediana edad. Y un estudio reciente publicado en la revista 'Social Psychology and Personality Science' se hace eco de este hallazgo con respecto al optimismo. Para llegar a esta conclusión, los investigadores de la Universidad de California analizaron datos de una gran muestra de adultos estadounidenses entre las edades de 26 y 71 años. En cuatro momentos dentro de un período de siete años, se pidió a los participantes que manifestasen su nivel de optimismo actual.

Dada la magnitud de la muestra, los investigadores lograron definir una trayectoria del optimismo a lo largo de la vida, que demostraron lo que los estudios anteriores ya apuntaban: el optimismo es más bajo en las personas veinteañeras, luego aumenta constantemente entre los 30 y los 40 años, alcanzando un pico máximo en las personas de 50 años y disminuyendo gradualmente después de ese punto. Específicamente, los 55 años es el momento en el que las personas suelen experimentar los niveles más altos de optimismo.

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