Los siete rasgos de un buen líder (según el profesor de negocios de moda)

  • Tras participar en más de un centenar de estudios, el autor de 'bestsellers' Adam Grant da las claves para convertirse en un jefe ejemplar.
El profesor Adam Grant / Ståle Grut/NRKbeta
El profesor Adam Grant / Ståle Grut/NRKbeta

Aunque el liderazgo nos suene a concepto abstracto difícil de abarcar, existen una serie de rasgos fácilmente identificables que pueden definir a un buen líder. O eso es lo que opina Adam Grant, profesor de negocios de moda en la Escuela Wharton y autor de varios bestsellers como Give and Take y Originals. En una entrevista en Inc., desvela sus conclusiones tras haber participado en más de un centenar de estudios sobre el tema, revelando siete aspectos clave del liderazgo.

1. Desconfiar del brainstorming

Uno de los principales problemas que observa Grant es la predominancia del pensamiento grupal en la toma de decisiones, el cual suele anular la originalidad y descartar amenazas potenciales que en el futuro podrían revelarse como reales. El resultado: decisiones precipitadas y, a menudo, desastrosas, que pueden poner el peligro la propia estrategia de una compañía en una materia concreta. Por eso, este profesor sugiere utilizar un proceso al que llama brainwriting -en contraposición al clásico brainstorming-; un mecanismo que permite a todos los participantes generar ideas por su cuenta para, después, ponerlas en común para evaluarlas. Y, para llevarlo a cabo, incluso propone que las ideas se conciban en espacios separados para no contaminar al grupo.

2. Dotar de valor a los intangibles

Los líderes suelen sobreestimar el poder de la motivación extrínseca, esto es, aspectos palpables para el empleado, tales como el dinero o los beneficios sociales asociados a un puesto de trabajo. Sin embargo, Grant considera imprescindible cultivar lo que denomina motivación intrínseca: la relación de una persona con su puesto de trabajo, con la compañía y con su entorno. La razón es que “cuando le aumentas el salario a alguien, es fácil comprobar ese impacto”, ya que existe una manera objetiva de medirlo. Por el contrario, los líderes son incapaces de cuantificar cuánto aporta un exactamente un empleado a la compañía, por lo que nunca pueden compensarles de manera justa.

Para llegar a jefe siendo joven hay que ser algo atrevido / Pixabay
Para llegar a jefe siendo joven hay que ser algo atrevido / Pixabay

3. El talento como imán para el talento

Otro aspecto clave es la gestión del talento en una compañía o, dicho de otro modo, la evaluación de capacidad productiva de un empleado. Y es que, según Grant, los líderes suelen infravalorar el efecto que los compañeros tienen en el talento de un empleado. En concreto, asegura que el equipo que acompaña a un trabajador es tan importante como el salario y las condiciones laborales para su productividad. En este sentido, señala que los últimos estudios estiman en un 10 % el incremento en la productividad de un empleado que cuenta a su alrededor con compañeros que él escoge en función de su talento.

4. Ambientes multiculturales

En cualquier caso, la creación de un grupo homogéneo con ideas afines tampoco resulta una buena idea. Grant considera que, si bien en startups o proyectos recién concebidos es importante que todo el mundo reme a una, en cualquier otro contexto el “ajuste cultural” suele resultar un error de bulto. En su lugar, este profesor prefiere hablar de “contribución cultural”, es decir, que el empleado pueda incorporar su propia cultura a la que define la empresa, y no al revés. “En lugar de preguntar: '¿Esta persona se ajusta a nuestra cultura?', deberíamos preguntarnos: '¿Qué falta en nuestra cultura, esta persona va a enriquecerla?'”, sostiene.

5. Cuestionar tu buen juicio a la hora de contratar.

Además, otro de los aspectos que Grant recalca es la necesidad de cuestionar el buen juicio de un líder respecto a quién contrata o con quién trabaja. Para ello, debe abandonar la falsa idea de que cuanta más experiencia se adquiere y mayor rango se ocupa, mejor juicio se tiene. “Cuanto más alto escales, más comprometido se vuelve tu juicio”, asegura, ya que la distancia entre cualquier empleado y el líder es mayor, por lo que resulta más complicado acertar con este tipo de juicios.

6. En caso de duda, haz un test

Existe otro rasgo que define al buen líder y que, en este caso, está directamente asociado con el marketing. Según Grant, la mejor manera de averiguar si una idea tiene futuro o no es comprobándolo a modo de test entre los distintos departamentos implicados. Pero más importante aún es comunicárselo a los empleados. “Si se le dice a los empleados: 'Para ser honestos, no tenemos un consenso interno sobre si esta es una buena idea, y queremos averiguarlo'. Cuando explicas eso, los empleados están mucho más motivados para que funcione”, asegura.

7. No dejar que los prejuicios decidan por ti

Por último, Grant explica que uno de los mayores problemas a la hora de tomar decisiones es la idea preconcebida o prejuicio que un líder pueda tener sobre algo o alguien. Así, señala que una de las tareas que se autoimpone cuando tiene que contratar a alguien es elaborar una lista con los posibles “sesgos cognitivos” que pueda tener. De este modo, puede guiarse “por evidencias” y no sólo por su juicio.

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