Ocho señales de que no estás preparado para dirigir tu propio negocio

  • Ser tu propio jefe suena fantástico, hasta que las facturas te ahogan y maldices el día en que decidiste trabajar por tu cuenta. ¿Lo pensaste bien?
Dirigir tu propia empresa puede ser agotador. / Pexels
Dirigir tu propia empresa puede ser agotador. / Pexels

Emprender no es fácil, ni es para todo el mundo, y quien diga lo contrario miente. Lo cierto es que montar tu propia empresa es una decisión de riesgo. Según un estudio de Spain Startup, tan solo una de cada diez nuevas compañías sigue funcionando pasados los tres años, una cifra que, como mucho, se reduce a dos de cada diez en encuestas que arrojan resultados más optimistas.

Ser tu propio jefe suena fantástico, hasta que las facturas te ahogan y maldices el día en que decidiste trabajar por tu cuenta. Animar a la creación de empresas es positivo: la economía depende en gran medida de la iniciativa de quienes encuentran nuevas oportunidades de negocio. Pero insistir en que cualquiera puede emprender, que con tesón se saca cualquier idea adelante, son cosas que suenan muy bien en los libros de autoayuda, pero pueden llevarte a la ruina.

Muchas personas no tienen la mentalidad que se necesita para llevar adelante un negocio, pero, lo más importante, es que un gran número de emprendedores se lía la manta a la cabeza, poniendo incluso su propio dinero encima de la mesa, sin tener la más remota idea de que su idea puede funcionar y cuenta con los recursos y el espacio necesario para salir adelante.

Nadie te asegura el éxito de tu negocio, pero si cumples alguna de estas características quizás deberías pensarte dos veces si realmente el emprendimiento es lo tuyo.

1. No tienes ahorros

Se suele repetir que no hace falta tener dinero para crear una empresa, pero eso lo suele decir la gente para la que tener 50.000 euros en el banco es no tener dinero. Está claro que se puede avanzar en los primeros pasos de la empresa sin tener muchos ahorros, y casi todas las empresas necesitan financiación externa para comenzar tus actividades, pero lo más probable es que en los primeros años de funcionamiento de la compañía no veas un duro.

Antes de montar nada hay que hacerse una pregunta ¿puedes aguantar con el dinero que tienes ahorrado durante un tiempo prolongado? Si la respuesta es no, mejor ahorra antes, más aún si hay personas que dependan de ti.

2. Necesitas ganar dinero rápido

Según un informe de Small Business Trends, no deberías montar una empresa si necesitas que genere dinero en poco tiempo. Solo el 40 % de las nuevas empresas logran generar dinero en algún momento y el 82 % de los cierras de pequeñas empresas están vinculadas a problemas de flujo de efectivo.

En línea con el punto anterior, no deberías montar una empresa si necesitas un sueldo en poco tiempo. Más sensato es hacer lo que mucha gente hace, pero pocos dicen: montar la empresa mientras trabajas en otro lugar y dejar tu anterior trabajo solo cuando tienes claro que puedes vivir de tu propia compañía. En realidad, toda decisión que ayude a no gastar dinero, hace que se alargue el tiempo en que necesitas ganar dinero para no irte a pique. Cuanto más espartano seas, mejor.

3. No tienes un plan de negocio

Parece increíble que alguien se lance a la aventura de montar una empresa sin hacer un mísero plan de negocios, pero a la vista está que hay gente que lo hace. Un plan de negocio no garantiza en nada la viabilidad de tu empresa, pero si la idea ni siquiera funciona sobre el papel ¿cómo va a hacerlo en la realidad?

Antes de lanzarte a la piscina es importante que hagas un estudio de mercado y plan de negocio, a poder ser con el asesoramiento de alguien que ya haya montado otras empresas. De hecho, no deberías montar un negocio sin tener unos mínimos conocimientos empresariales.

Mejor empieza a montar tu empresa sin dejar tu actual trabajo. / Pexels
Mejor empieza a montar tu empresa sin dejar tu actual trabajo. / Pexels

4. No tienes dotes comerciales

Cierto es que no todo el mundo nace sabiendo vender, pero si montas un negocio no te quedará otra que hacerlo. Una empresa solo sale adelante si tiene más ingresos que gastos. Puedes tener el mejor producto del mundo, una financiación sólida, pero si no vendes te mueres. 

Para la mayoría de emprendedores la parte comercial del negocio es la más dura y tediosa, pero es la principal. 

5. No tienes experiencia en el sector

Con el advenimiento de la crisis muchas personas que perdieron sus empleos decidieron, por ejemplo, montar bares o restaurantes, pensando que cualquiera puede llegar un negocio de hostelería a buen puerto. Nada más lejos de la realidad.

Las empresas de éxito suelen ser fundadas por personas con amplia experiencia en el sector en cuestión, que tras llevar varios años trabajando en otra compañía ven una oportunidad de negocio que podrían cubrir por su cuenta, en un mercado que conocen y en el que tienen contactos.

Pretender entrar de cero en un sector, por muy buena que creas que es tu idea, es prácticamente un suicidio.

6. Piensas que vas a hacer lo que te gusta

Para que conste en acta: nadie hace todo el rato lo que le gusta. Por supuesto, no tiene sentido montar un negocio que te obligue a trabajar en algo que no te atrae en absoluto, pero tampoco es una buena idea fundar una empresa con el ánimo de hacer solo lo que te divierte.

Dirigir una empresa conlleva un sinfín de tareas tediosas que se pueden ver compensadas por el sentido de autorrealización, la esperanza de ganar mucho más dinero del que se puede ganar como asalariado y la sensación de tener una mayor libertad –aunque como bien dijo Javier Corcobado “la libertad es la cárcel más grande de todas las cárceles”–. Pero si vas a empezar un negocio solo para hacer lo que te gusta ve despertando de tu sueño.

7. No sabes a ciencia cierta si tu producto tiene un mercado

Puedes tener una buena idea, pero ¿va a comprártela alguien? La base del éxito de una empresa reside en encontrar nuevos productos o servicios que solucionen una necesidad no satisfecha o encuentren una mejor forma de resolver esta.

No es sencillo saber si una necesidad es real o percibida, más aún cuando muchas necesidades no se conocen hasta que alguien nos señala que un problema puede resolverse de otra forma; pero es algo que puede investigarse.

Como explica John Roa, fundador de Roa Ventures y veterano experto en emprendimiento, en un artículo de 'Inc.', “al considerar fundar una nueva empresa, ya sea tecnológica o de otro tipo, es fundamental dedicar tiempo a profundizar en la sustancia de la necesidad real del usuario y validar a través de la investigación que existe un valor mayor en comparación con cualquier desventaja y cambio de comportamiento requerido. Esta es la receta del éxito”.

8. No quieres trabajar demasiado

Una empresa propia va a consumir todo tu tiempo y energía. Si piensas que tu negocio te va a permitir tener más tiempo libre piensa otra vez: no va a ocurrir. Y si ocurre es que tu empresa está fracasando.

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