Todo lo que puedes ir aprendiendo del peor jefe que hayas tenido en tu vida

  • Permanecer atento a los errores de un mal jefe puede hacer de ti el mejor de los líderes.
Tener una taza de café no te convierte en un buen jefe / Pixabay
Tener una taza de café no te convierte en un buen jefe / Pixabay

Tu trayectoria laboral te ha traído hasta aquí. Ahora, desembarazado de cualquier jefe, te toca a ti liderar tu propia empresa. Eso está bien si sigues lo patrones y los consejos para convertirte en un jefe de hoy en día. Un jefe bueno y querido por sus empleados. Un líder fuerte, inspirador, transparente. 

Los aspectos a dominar son varios: desde las reuniones más obtusas y las de mayor calado, al reclutamiento y la gestión del tiempo. Debes ponerte manos a la obra y adaptarte a los tiempos para ser un jefe de lo más ejemplar y actualizado. Lo importante es ser un buen líder. Ser un líder querido y respetado por el equipo. Y para llegar a esto, hay un sin fin de consejos. Como por ejemplo, no seguir los pasos de un mal jefe en el pasado.

Un consejo reflejo

Muchos de los grandes emprendedores, cuando montan sus propias empresas, en parte lo hacen porque no quieren trabajar para nadie más. Están hartos de jefes-villanos y de malas experiencias.  Esto, con el paso del tiempo se traduce en un recordatorio constante de lo que no se quiere hacer o llegar a ser. Lo que podríamos llamar "modelado opuesto", como apunta Robert Glazer, fundador y director ejecutivo de Acceleration Partners, en un artículo para Medium

Este modelo opuesto es una mirada en el espejo. Una mirada en la búsqueda del reflejo más opuesto a lo que ya hayas sufrido. La búsqueda de los movimientos de un antiguo jefe que no vas a repetir. Unos movimientos que te han aleccionado en positivo. Y de estas lecciones aprendidas, Glazer destaca cuatro en concreto:

· Lealtad frente a verdadera lealtad. A la hora de lanzar cualquier crítica a un empleado, esta debe ser constructiva y coherente. Es decir, la idea debe ser clara a través de cualquier canal; y enriquecedora, para que tu empleado pueda aprender de sus propios errores.

Erik Huberman ahora es CEO y fundador de Hawke Media, pero tiempo atrás trabajó para un jefe que resultó ser irrespetuoso, grosero y, en definitiva, falso. A través de un canal le juzgaba por algo en concreto y por otro acababa restándole importancia al asunto. Eso melló en su actitud de cara al equipo. Y perdió su confianza.

Pero aprendió algo muy importante de cara a su nueva empresa: “a respetar a las personas que me rodean. Si voy a pedirles a los miembros del equipo que cuiden mi espalda, también tengo que demostrar que yo cuido la suya ", asegura Huberman a Glazer.

· No encubrir los problemas. Los problemas de las personas son intrínsecamente complejos. Pero los desafíos no desaparecen barriéndolos debajo de la alfombra.

Puedes decir que la empresa está bien aunque sea un desastre. Puedes pensar en el gran compromiso del equipo aunque sus voces digan lo contrario. Puedes venderle la moto a tus empleados, pero si no les escuchas, estás cometiendo el más grave de los errores. “Al hablar y no escuchar, un CEO comunica que las preocupaciones de sus empleados no son importantes”, asegura Glazer.

· Principio de humanidad. No hay que tener miedo de mostrar tus emociones. Un jefe frío y distante, no genera un buen ambiente de trabajo.

“Aunque los arrebatos emocionales no pertenecen al lugar de trabajo, el estoicismo erige barreras. Expresar emociones apropiadamente genera confianza y le da a otros la luz verde para mostrar sus propios sentimientos”, comenta Glazer.

· Retroalimentación y aceptación de buenas ideas.  Un líder sordo y proteccionista de su política empresarial y de sus propias ideas, supone un paso atrás en las nuevas políticas de liderazgo.

El mismo Glazer sufrió a un jefe que no solo no escuchaba, si no que reprobaba cualquier idea ajena a sus procesos mentales. “Cuando arranqué mi propia empresa, establecí una política para escuchar los comentarios de los empleados. He obtenido muchas ideas excelentes de mi equipo, así que estoy agradecido por esta mala experiencia anterior”, asegura Glazer. Así que si quieres ser un buen jefe, no olvides aprender de las propias experiencias. Incluso de las más desagradables.

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