Productividad y resultados

Desacostumbrarse al éxito: lecciones de Toni Nadal sobre el tenis y los negocios

El exentrenador de Rafa Nadal explica su experiencia en el deporte al más alto nivel, la presión que conlleva y la motivación necesaria para seguir cuando lo has ganado todo.

Toni Nadal: "Dicen que soy duro de palabra porque cuando Rafael ha ganado yo he intentado siempre restarle importancia porque al final él ya tiene la recompensa en el premio"
No acostumbrarse al éxito: lecciones de Toni Nadal sobre el tenis y los negocios
EFE

En el circuito PGA de golf, cada vez es más habitual que los 'caddies' -quienes no solo llevan a los deportistas en el carrito, sino que les ayudan a preparar los torneos y les asesoran en cada hoyo- sean las parejas o familiares de los propios golfistas: tal vez no se hayan formado para ello, pero sin duda existe más confianza mutua. Una tendencia que copia lo que a finales del siglo XX empezó en el tenis con las hermanas Williams -entrenadas por su padre- y que en España conocemos bien por el caso de Toni Nadal. Junto a su tío, Rafa Nadal consiguió el grueso de los títulos que acumula hoy en día en su palmarés: 74 torneos en total, 16 Grand Slam, cuatro Copas Davis y dos Oros Olímpicos

Después vinieron el desgaste y la necesidad de cambio para mejorar, pero lo cierto es que existen pocas duplas familiares más exitosas en la historia del deporte que la de Toni y Rafa Nadal. Por eso, si hay un campo en el que el tío del tenista se ha convertido en todo un experto es en la gestión del éxito, no solo por sus logros junto a su sobrino, tal y como demostró en un reciente evento organizado por Medallia, una empresa global dedicada a la gestión de experiencias. A través de diversas anécdotas y consejos, el entrenador estuvo hablando de los aspectos fundamentales para el éxito deportivo, empresarial e incluso personal.

"El principal reto es siempre tener en la cabeza la idea de mejorar", señalaba Toni Nadal, que explicaba que desde sus comienzos como entrenador su función principal fue la de transmitir a Rafa Nadal la capacidad de ponerle pasión a las acciones, siempre guiado por una única idea, marcándose objetivos progresivamente para llegar a cumplirlos uno por uno. Con la única preocupación, tanto para él como para su sobrino, de mantener la voluntad de mejorar, le inculcó dos ideas claras: "Mejorar es factible y poner atención en lo que haces es clave". Sin embargo, al mismo tiempo advertía de que "un exceso de positivismo puede conducir al incremento del autoengaño".

Mantener la ilusión sin imponerse

Se refería a una enseñanza básica para cualquier deportista de élite en sus inicios: no acostumbrarse al éxito. Algo que Toni Nadal quiso inculcar desde muy joven a su sobrino, que a los 19 años ya había ganado una Copa Davis, su primer Roland Garros y sus primeros siete títulos ATP, llegando a ocupar en 2005 el segundo puesto en el ránking mundial. Por eso, hay que tener los pies en el suelo, pero también confianza en uno mismo. Para mejorar, la confianza es clave y permite llegar a lo más alto, o por lo menos, a los objetivos por cumplir: "Hay que mantener esa ilusión de triunfar, la ilusión nunca me impidió ver la realidad, ni ésta me impidió mantener viva la ilusión. Un éxito presente no me auguraba un éxito futuro".

El sentido de la responsabilidad es la base, según Toni Nadal, que apuntaba que en una sociedad adulta sólo los niños están exentos de culpa: "Nunca una excusa nos hizo ganar un partido". En esta línea, expuso que la capacidad para afrontar la adversidad y estar preparado para cualquier contratiempo es clave para vencer, mientras que las personas que triunfan lo consiguen porque están dispuestas a aguantar un poco más y darse más oportunidades. "Al menos debemos irnos con la tranquilidad de haber hecho un gran esfuerzo. Cuando pierdes hay que entrenar más y, cuando otro tiene más condiciones que tú, hay que entrenar todavía más", añadía.

En esta línea, recordó que hay que tener claros dos puntos: por un lado, la rutina, la metodología de trabajo para mejorar y sobresalir; y, por otro, permanecer en un continuo cambio. Para Toni Nadal lo mejor es tener un punto autocrítico, observando lo que va mal y mejorando en ello: "Uno tiene que estar observando constantemente; si no lo haces, no podrás avanzar, y esto puede derivar en un problema serio. Yo siempre escuché a Rafael, tenía que hacerlo para transmitirle correctamente lo que pensaba. Imponer nunca es un buen sistema, porque muchas veces todos creemos que sabemos más de lo que en realidad sabemos".

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