Tres claves para no desesperar cuando tienes un jefe adicto al trabajo

  • Llega el primero y se va el último. ¿Deberíamos seguir el ritmo de un jefe 'workaholic'? No, pero para lograrlo hay que usar ciertas estrategias
Hay personas que, sencillamente, están mejor en el trabajo que en casa. / Pixabay
Hay personas que, sencillamente, están mejor en el trabajo que en casa. / Pixabay

No es difícil encontrarse con un jefe adicto al trabajo. En la literatura anglosajona se les conoce como workaholics, personas para las que lo más importante en la vida es el desempeño laboral, por lo que no les importa pasar en la oficina mucho más tiempo que lo que deberían, trabajando a destajo, incluso, los fines de semana.

Estos jefes disfrutan con su trabajo, el problema es que, en la mayoría de las ocasiones, no comprenden que el resto de los mortales tienen otras preocupaciones vitales, y piensan que, si ellos lo dan todo, ¿por qué no debería hacerlo el resto?

Cuando como trabajadores nos encontramos con un jefe así no sabemos cómo actuar ¿deberíamos pasar las mismas horas que él en la oficina? ¿Contestar sus correos o mensajes en fin de semana? La respuesta es no, pero como explica la ex workaholic confesa Stephanie Vozza hay tres claves para lidiar con este tipo de jefes:

1. Sé honesto

No tengas miedo de tener una conversación abierta y sincera con tu jefe. Lo más probable es que no tenga ninguna expectativa de que curres tanto como él (al fin y al cabo, estar todo el día en la oficina es su decisión, no la tuya).

Aunque es difícil de entender para la mayor parte de los mortales, hay personas que están mejor en el trabajo que en cualquier otro sitio, y no hay nada de malo en ello mientras su actitud no arrastre a sus colegas.

2. Establece límites

Siempre y cuando estés haciendo un buen trabajo y cumpliendo con las expectativas, debes establecer límites. Por ejemplo, no respondas a un correo electrónico recibido en medio de la noche o los fines de semana y no hagas horas extras injustificadas solo por aparentar.

Puede que te encuentres con jefes que no respeten tus límites, pero si no los impones nunca sabrás si estás ante ese tipo de personas. Tampoco cómo van a reaccionar si, sencillamente, empiezas a irte del trabajo a la hora que te corresponde, por mucho que ellos sigan allí.

3. Déjale claro qué estás haciendo

El presentismo es uno de los mayores males de la empresa moderna, y está muy relacionado con los jefes adictos al trabajo. Parece que cuánto más tiempo está uno en la oficina más está trabajando, pero esto está muy lejos de ser cierto. Y la mejor manera de demostrarlo es, sencillamente, dejando claro a tu jefe cuál es el trabajo real que estás haciendo.

“Todo el mundo tiene una forma distinta de gestionar o ser gestionado: tómate un tiempo para conocer las preferencias de tus jefes para que puedas resaltar tus logros en un formato que funcione para ellos”, explica también en Fast Company Gina Cherwin, jefa de RRHH en la agencia MWWPR. “Ya sea una reunión de actualización semanal o un informe escrito, concéntrate en lo que has logrado y el impacto de tu trabajo, no en las horas que has dedicado para realizarlo”.

Si demuestras que tu trabajo es bueno y cumple los tiempos tu jefe no tendrá argumentos para imponerte un horario.

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