Esta tribu posee uno de los fármacos más rentables del mundo (por un trato turbio)

  • Es la última y polémica treta de las farmacéuticas: vender patentes a las reservas indias para alargar la comercialización de sus medicamentos
Miembros de la tribu durante una concentración motera / St. Regis Mohawk Reservation
Miembros de la tribu durante una concentración motera / St. Regis Mohawk Reservation
Miembros de la tribu durante una concentración motera / St. Regis Mohawk Reservation
Miembros de la tribu durante una concentración motera / St. Regis Mohawk Reservation

Desde el pasado septiembre la tribu mohawk de la reserva de St. Regis, conocida también por su nombre nativo akwesasne, es propietaria de una de las patentes farmacéuticas más rentables del mundo.

En una operación sin precedentes, la farmacéutica Allergan ha llegado a un acuerdo con el consejo de la reserva -a la que están adscritas poco más de 3.000 personas- para cederles la patente del Restasis. Este fármaco sirve para tratar el síndrome del ojo seco, una dolencia crónica que sufre en torno al 10% de la población mundial, y solo en 2016 generó ventas por valor de 1.500 millones de dólares.

Pese a que la patente del medicamento se aprobó en 2003, se trata tan solo de la reformulación de un principio activo descubierto en 1972, la ciclosporina, un fármaco ampliamente usado en el trasplante de órganos.

La patente protege tan solo su versión en emulsión oftálmica, pero solo esta puede recetarse para tratar el ojo seco. Y todos los beneficios de su venta son para Allergan, que además puede mantener su precio muy por encima de lo que costaría si no se vendiera como un “fármaco innovador”. Esto es, si su patente dejara de estar protegida.

La farmacéutica está pendiente de un litigio en un tribunal de Texas, que podría acabar con la comercialización exclusiva del Restasis en 2024. Pero, gracias al acuerdo alcanzado con los mohawk, la protección de la patente podría alargarse años o incluso décadas.

La ley estadounidense garantiza a los nativos norteamericanos “inmunidad soberana” en relación con sus reservas, protegiéndoles de algunas leyes y regulaciones federales, entre otras la America Invents Act, que desde 2012 coloca los conflictos en torno a patentes bajo el paraguas de la Oficina de Patentes y Marcas Registradas de Estados Unidos (USTO, por sus siglas en inglés). Se trata de un nuevo sistema de litigio -conocido como “Inter-partes Review”- por el que los fabricantes de genéricos han logrado invalidar numerosas patentes de las grandes farmacéuticas. Dado que el fármaco Restasis pertenece ahora a los mohawk es mucho más difícil desafiar su patente, pues hay que pelearla en los tribunales ordinarios, mucho más lentos.

Una ingeniosa táctica legal, éticamente discutible

A cambio de ceder a Allergan el uso de la patente que ahora les pertenece, los mohawk han recibido 13,75 millones de dólares, a los que hay sumar hasta 15 millones al año en concepto de royalties.

En una nota de prensa publicada por la farmacéutica para anunciar el acuerdo, el consejo de la tribu asegura que el trato sirve para diversificar sus ingresos: “Nos damos cuenta de que no podemos depender solo de los beneficios del casino y para que podamos ser autosuficientes debemos entrar en diversos sectores económicos que nos permitan abordar las necesidades crónicamente no satisfechas de la comunidad akwesasne; como la vivienda, el empleo, la educación, la salud, y la preservación de nuestra cultura y lenguaje”.

El consejero general de la reserva, Dale White, ya ha manifestado públicamente que está interesado en llegar a acuerdos similares, y no solo con farmacéuticas, pues la misma treta podría servir para alargar las patentes, por ejemplo, de programas de software.

El consejero general de la reserva / St. Regis Mohawk Reservation
El consejero general de la reserva, Dale White  / St. Regis Mohawk Reservation

El comunicado de Allergan anunciando el acuerdo no esconde en ningún momento sus intenciones, pero trata de camuflar éste como una suerte de acción de responsabilidad social corporativa, asegurando que la medida permitirá a la tribu “ganar confianza en sí misma”.

No hay nada de esto. Como explica Luke McDonagh, profesor de derecho de la City University de Londres en un artículo publicado en The Conversation, el acuerdo alcanzado es una “ingeniosa táctica legal” que debería hacernos reflexionar sobre todo el entramado de las patentes.

“Además de las inquietudes que genera sobre la competencia, esta táctica subvierte la protección otorgada a las tribus nativas americanas bajo la ley de los EEUU, en parte para justificar su desposeimiento histórico”, apunta McDonahg. “En otras palabras, utiliza el estado de la tribu para impulsar el poder corporativo y el control de los medicamentos patentados”.

El acuerdo, además, hace muy poco para proteger a otros grupos indígenas, la mayoría de los cuales vive en países en desarrollo, que son los principales afectados del mantenimiento de los precios desorbitados de los fármacos.

No todo vale

Cierto es que los pleitos sobre patentes se producen en cada país dado –en el caso de España, a nivel europeo– pero, como apunta a Lainformacion.com Vanessa López, directora de la ONG Salud por Derecho, aunque este es “un caso concreto muy estrambótico y anecdótico no deja de ser un ejemplo de las prácticas que utiliza la industria farmacéutica para hacer mal uso de la legislación sobre la propiedad intelectual”.

Esta es la primera vez que se utiliza esta estratagema legal, pero, como apunta López, las prácticas éticamente cuestionables de la industria para alargar las patentes son de sobra conocidas, “por ejemplo, registrar un mismo medicamento con muy pocos cambios que no afectan en absoluto al efecto clínico para extender la patente o pagar a los fabricantes de genéricos para retrasar su entrada al mercado”.

Prácticas que, como asegura la directora de Salud por Derecho, también se dan en España, pues “desde hace demasiados años los intereses de la industria farmacéutica para proteger los derechos de propiedad intelectual están por encima del derecho a la salud y los derechos humanos de la población”.

López es muy crítica con la inacción de los gobiernos respecto a este asunto, pero la estratagema de Allergan ha sido escandalosa, incluso para los estándares estadounidenses.

Varios senadores han pedido que se investigue a la compañía por prácticas anticompetencia y el juez de Texas que lleva el litigio sobre varias de las patentes del fármaco ha anunciado la invalidez de éstas, manifestando públicamente tener “serias preocupaciones sobre la legitimidad de la táctica que Allergan y la tribu han empleado”.

Aunque la compañía ha recurrido la decisión, y está por ver en qué quedará su treta, sus acciones cayeron inmediatamente un 6% y su cotización no ha dejado de bajar desde entonces. Una muestra evidente de que tanto en la vida como en los negocios no todo vale.

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