Trucos del campeón de memoria de EEUU

Cómo entrenar a tu cerebro para que recuerde prácticamente cualquier cosa

A pesar de que no todo el mundo tiene una memoria tan prodigiosa como la de Sheldon Cooper, existen técnicas para retener conocimientos con más facilidad.

Sheldon Cooper, en Big Bang Theory.
Cómo entrenar a tu cerebro para que recuerde prácticamente cualquier cosa
The Big Bang Theory / CBS

"¿Olvidar? ¿Tú quieres que yo olvide algo? Este cerebro no olvida. Nunca jamás he olvidado nada desde que mi madre me destetó. Fue un martes, llovía...". El autor de esta genial frase es Sheldon Cooper, protagonista de 'The Big Bang Theory'. En la serie, Cooper es un 'cerebrito' capaz de recordar casi cualquier cosa. ¿El problema? Que su cociente intelectual de 187 y su memoria eidética -la capacidad de recordar imágenes con un nivel de precisión altísimo- no le sirven demasiado para sus desastrosas relaciones sociales. Sin embargo, para el resto de los mortales, mejorar la capacidad de retención de conocimientos puede ser una gran ventaja competitiva en los estudios o el trabajo, sin que esto tenga que afectar a nuestras relaciones. Y lo mejor es que es posible.

Algunas teorías como la Curva del olvido del psicólogo alemán Hermann Ebbinghaus, un investigador pionero en el estudio de la memoria cuyo trabajo data de 1885, han resurgido en la actualidad en las principales universidades de EEUU como metodología para retener conocimientos incluso en 20 minutos basándose en releer cada poco tiempo una misma información. Pero, a medio y largo plazo, la capacidad de memorización funciona de manera algo distinta y requiere de más abstracción, tal y como explica en 'Wired' Nelson Dellis, cuatro veces campeón de memoria en EEUU. Entre sus hazañas se incluyen memorizar 10.000 decimales del número Pi o el orden de más de nueve barajas de cartas entremezcladas. Por eso, propone un proceso en cinco pasos para llegar a recordar prácticamente cualquier cosa.

1. Comenzar con imágenes reconocibles

Imagen de la Gran Muralla China en Pekín.
En el fondo, la Gran Muralla China es una pared.

Pixabay

Una secuencia de abstracción que es bastante más sencilla de lo que pueda parecer en principio. Dellis recomienda empezar por establecer asociaciones simples para recordar imágenes fácilmente reconocibles, como por ejemplo con las siete maravillas del mundo. Para memorizarlas, recomienda comenzar por convertir cada uno de esos elementos en una imagen fácil de recordar. Y cita algún caso realmente fácil de asociar: la Gran Muralla China puede ser una pared; en el caso de Chichén Itzá (México), se puede sustituir en la mente por la imagen de una escalera. La idea de usar imágenes mentales como estas es, en última instancia, crear grandes recuerdos multisensoriales.

2. Colocar esas imágenes en un lugar concreto

El segundo paso es colocar esas imágenes en la mente en un lugar concreto con el que se esté muy familiarizado. En el caso de las siete maravillas del mundo, por ejemplo, Dellis utiliza su propia casa, en la que la pared del pasillo es la Gran Muralla China, las escaleras son Chichén Itzá y el Cristo Redentor se sienta en el sofá. Así que solo hace falta ir recorriendo mentalmente la vivienda para ir viendo todas y cada una de las maravillas. En este sentido, Dellis apunta que "cuanto más extraño, mejor". Esto se debe a que la amígdala, responsable de ordenar al cerebro retener imágenes, tiende a recordar con más fuerza aquellas que son más particulares, mientras que tiende a discriminar las que vemos con mayor frecuencia a diario.

Esta técnica, que se conoce como 'Palacio de la memoria', es particularmente útil para recordar el orden de ciertos elementos en una ubicación real. Pero, ¿qué ocurre cuando pasas de recordar siete elementos como las maravillas del mundo a los 10.000 decimales del número Pi? El proceso es el mismo, explica Dellis, aunque poca gente sea capaz de alcanzar ese nivel de memoria: en su caso, tuvo que ampliar su 'Palacio de la memoria' a la totalidad de su ciudad natal, Miami, dividiendo los 10.000 dígitos en 2.000 secuencias de cinco dígitos cada uno y los colocó mentalmente en 10 barrios diferentes.

3. Prestar atención

Quizás Sheldon Cooper también fuera capaz de una hazaña similar, pero, evidentemente, a la mayoría de los mortales nos costaría más recordar 10.000 decimales de Pi que las siete maravillas del mundo. Pero, según Dellis, solo es una cuestión de motivación: "Me decía a mí mismo este mantra: 'Quiero memorizar esto, quiero memorizar esto'. Es un mantra simple, pero me servía para agudizar mi atención y centrarme en la tarea en cuestión, ayudándome a recordar mejor". Es probable que la mayoría de las personas nunca llegue a ese nivel de memorización, pero lo cierto es que los últimos estudios en neuroimagen explican que esta técnica es una de las más apropiadas para retener información. Y que mejora con el tiempo, simplemente entrenándola.

4. Dividir la información demasiado grande

Fotografía de Iron Man, Marvel
¿Sam Neill en el traje de Iron Man puede ser una buena forma de recordar cinco dígitos?

Marvel

El ejemplo de los 10.000 decimales del número Pi también evidencia otra de las técnicas más utilizadas para la memorización, especialmente numérica. Dellis apunta que "cosas como números o tarjetas o incluso nombres son un poco más complicadas" de recordar que las palabras, ya que éstas te suelen evocar imágenes más potentes que un número. Por eso, para lograr su gesta utilizó un sistema de asociación mental en el que cada secuencia de cinco números se correspondía con un nombre o personaje

En su caso, sustituyó los primeros cinco decimales de Pi por la imagen del actor Sam Neill vestido de Iron Man; los siguientes cinco decimales, por un amigo suyo disfrazado de Cómodo, el emperador romano de la película 'Gladiator'. Y así sucesivamente. En el caso de números cortos (como un número de teléfono), de hecho se puede sustituir por segmentos de dos o tres dígitos basados en imágenes más reales. Por ejemplo, si un número contiene la secuencia 23 uno puede pensar en Michael Jordan; o, para el 88, en Adolf Hitler.

5. Y repasar mucho

Lamentablemente, y a pesar de todas las reglas nemotécnicas que se han inventado a lo largo de la historia, el cerebro está diseñado para olvidar. Es parte del proceso de reciclaje que cada noche se produce a través del mecanismo del sueño y que ayuda al ser humano a discriminar la información importante de la innecesaria -que no pasa el filtro de la memoria a largo plazo- y ahorrar así espacio en su particular disco duro. Por eso, la única manera de memorizar algo se reduce al trabajo duro y a repasar mucho. Incluso aunque el objetivo sea bastante más modesto que recordar 10.000 decimales de Pi.

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