Así es la historia de la única cervecera de Pakistán, donde hay 'ley seca' desde 1977

  • El 97% de los 207 millones de paquistaníes son musulmanes, por lo que resulta todo un logro que una cervecera haya sobrevivido desde 1860.
Botella de cerveza
Botella de cerveza
VIDRALA

En Pakistán, la cervecera Murree Brewery prospera tras sobrevivir a terremotos, a la destrucción de su fábrica por una turba enfurecida y, sobre todo, a la prohibición a los musulmanes desde 1977 de beber alcohol en todo el territorio nacional. A pesar de ello, en su fábrica de Rawalpindi, a unos 20 kilómetros de Islamabad, esta empresa con 159 años de antigüedad sigue produciendo sus bebidas.

El 97% de los 207 millones de paquistaníes son musulmanes, por lo que resulta todo un logro que una cervecera haya sobrevivido desde el siglo XIX hasta hoy: fundada en 1860 por tres ingenieros británicos para "saciar la sed de los soldados", hoy es la única cervecera del país y una de las más antiguas de Asia.

La compañía, una de las tres licoreras del país y que comercializa además agua embotellada y zumos, vio como sus beneficios aumentaron un 41% el año pasado, tras un mal 2017, recuperando la tendencia al alza que desde 2012 ha hecho crecer sus ingresos un 100%. En 2016, duplicó su capacidad de producción de sus seis tipos de cerveza y una docena de licores, entre ellos ginebra, whisky y vodka.

"Tratamos de hacer a la gente feliz, y hacer cervezas de buena calidad y licores de buena calidad", explica a Efe el consejero delegado de Murree Brewery, Isphanyar Bhandara, en su centro de operaciones en Rawalpindi, donde la empresa se mudó desde la norteña ciudad de Murree en 1890 en busca de más espacio.

El abuelo de Isphanyar, Peshton Bandhara, compró la empresa de manos británicas tras la independencia de la India y Pakistán en 1947; un sangriento proceso del que la cervecera no escapó: su fábrica gótica fue quemada por una masa enfurecida por su origen colonial.

"Esta es la empresa más antigua de Pakistán y, probablemente, del subcontinente indio. Una de las mejores del mercado bursátil y una de las que pagan más impuestos", afirma Isphanyar, quien pertenece a la minoría religiosa de los parsis.

Su asistente especial, el exmayor del Ejército Sabih ur Rehman confirma el tacto con el que actúan. "No hacemos publicidad de Murree Brewery. Hubo un tiempo en que podías anunciar una cerveza en un periódico", explica a Efe Rehman.

Se refiere al periodo anterior a 1977 cuando el entonces primer ministro Zulfikar Ali Bhutto prohibió el consumo de alcohol ante las presiones islamistas que provocaron altercados y la destrucción de licoreras. Tras la prohibición, en teoría solo se puede comprar alcohol en las pocas "tiendas de vino" que existen en las provincias de Baluchistán o Sindh, o en hoteles de lujo en otras partes del país.

En Islamabad solo tres hoteles venden bebidas y solo en uno de ellos existe algo parecido a un bar, que prohíbe la entrada a musulmanes.

Pero el consumo de alcohol en el país está mucho más extendido de los 6,2 millones de personas de las minorías religiosas cristianas, hindúes y parsi que pueden obtener un permiso para comprar un máximo de seis cajas de cervezas o seis botellas de güisqui al mes.

Muchas de esas bebidas acaban en el mercado negro y es posible adquirirlas con facilidad. Además, los que no pueden acceder a las bebidas legales recurren al alcohol destilado ilegalmente, que causa decenas de muertos, como ocurrió en marzo de 2016 cuando 45 personas fallecieron tras ingerir un brebaje clandestino, un titular que se repite con cierta frecuencia.

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