Cuáles son las ventajas y desventajas de la jornada de cuatro días a la semana

8. Evitar las reuniones
8. Evitar las reuniones
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¿Te imaginas trabajar cuatro días a la semana y disfrutar de fines de semana de tres días? Aunque parezca una quimera, se trata de una de las tendencias con mayor proyección en el ámbito empresarial: si hace un año Perpetual Guardian probó con éxito bajar la jornada laboral de 40 a 32 horas, el pasado agosto fue Microsoft la que implementó la jornada laboral de cuatro días a la semana para 2.300 de sus empleados... aumentando un 40% su productividad. Por eso, se ha reabierto el debate sobre la necesidad de modificar el esquema semanal. ¿Es extrapolable a todas las compañías en todos los sectores? ¿Está preparado un país como España para implementarlo?

En primer lugar, hay que analizar cuál es la situación del sector empresarial en España y de sus diferencias con otros países. Para empezar, nuestro calendario laboral está organizado de lunes a viernes y con fines de semana de dos días, lo que se traduce en que la mayor parte de las empresas dedicadas a la producción (fábricas, bancos, oficinas...) solo están abiertos entre semana, mientras que de cara al sábado y domingo la mayoría de las compañías que sí trabajan pertenecen al sector servicios (tiendas, restaurantes, salas de cine...). Esto establece una diferencia fundamental en función del horario de trabajo o de apertura: empleos de lunes a viernes, empleos de fines de semana o festivos y empleos de lunes a domingo con días de libranza rotativos que no necesariamente han de coincidir con el fin de semana.

Esto nos lleva a una segunda diferenciación: no es lo mismo trabajar en un sector con actividad de lunes a viernes que de fin de semana o de lunes a domingo. Por eso, hay sectores productivos con más facilidad para implementar una hipotética jornada de cuatro días a la semana que otros. Así, por ejemplo, una empresa tecnológica que se dedica al desarrollo de productos o servicios (desde dispositivos móviles a apps) lo tendrá más fácil para implementar este modelo que un comercio de un centro comercial que abre siete días a la semana o, por ejemplo, que un periódico (que trata información las 24 horas los siete días de la semana).

¿Más ventajas que desventajas de la jornada de 4 días?

Aclarados estos conceptos, pasemos a las ventajas de una jornada laboral de cuatro días a la semana. La primera sería que evitaría problemas de salud pública (y se ahorraría): de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística, el 59% de los profesionales en España sufre de algún tipo de estrés en el trabajo, un trastorno que causa el 30% de las bajas. Pero no es el único problema que dispara las jornadas laborales excesivas. Según la Guía para el Bienestar Emocional en las Organizaciones, editada por el Instituto DKV de la Vida Saludable y la Fundación Salud y Persona, el 86% de los trabajadores españoles consideran que sus procesos de enfermedad se han iniciado o agravado en el trabajo.

¿Se reducirían estos problemas si trabajáramos menos? Como apunta Owen Jones, periodista y una de las figuras más relevantes en la actualidad de la izquierda británica, es lógico pensar que sí pero, además, se ahorraría un dineral para las arcas públicas, pues el sistema sanitario tendría que lidiar con muchos menos de los problemas derivados del estrés laboral, como puede ser la hipertensión. Por no hablar de los accidentes de tráfico 'in itinere', el dolor de espalda (la mayor causa de baja laboral) o los problemas asociados al sedentarismo.

Otra de las ventajas es que, teóricamente, podría reducir el desempleo. Así ocurrió, por ejemplo, cuando la jornada laboral se redujo en Francia a las 35 horas, aunque con el tiempo quedara en saco roto... Y es algo que defienden personas tan dispares como Carlos Slim o Richard Branson, que han pedido públicamente que se reduzca el tiempo que pasamos en el trabajo para dejar espacio a las personas que no lo encuentran. De hecho, en opinión de Jones, la redistribución del trabajo –permitiendo que las personas que trabajan mucho trabajen menos y las que trabajen poco trabajen más– será pronto una obligación, pues la progresiva automatización de muchos empleos manuales dejará fuera del mercado laboral a millones de trabajadores.

En tercer lugar, serviría para combatir el cambio climático: Alex Williams, profesor de sociología de la City University de Londres apuntaba el año pasado que una semana laboral de cuatro días reduciría el consumo de energía en las oficinas pero además evitaría numerosos desplazamientos en coche, con la disminución de la contaminación atmosférica que esto conlleva. Por último, también aumentaría la productividad, tal y como han demostrado los casos de Perpetual Guardian y Microsoft.

A algunas de estas conclusiones también han llegado recientemente también otras investigaciones y 'think tanks' independientes, como explica este 'paper' de Bankinter, que explica que la apuesta de Andrew Barnes, fundador de Perpetual Guardian, es tan firme que ha montado, junto a Charlotte Lockhart, la 4 Day Week Global Foundation para financiar la investigación sobre el futuro del trabajo y el bienestar laboral. Están asociados con el Centro de Investigación de Bienestar de la Universidad de Oxford, han publicado un informe técnico y buscan generar datos e ideas útiles para compartir con las organizaciones que desean desarrollar sus propias políticas de productividad y flexibilidad.

Entre sus recomendaciones se encuentran: brindar a los empleados tiempo suficiente para pensar en cómo pueden trabajar de manera diferente y a proponer su propia medida de productividad, alentar al personal a considerar cómo pueden organizar el tiempo libre dentro de los equipos sin dejar de cumplir con los imperativos comerciales y de los clientes, o comenzar con una prueba y contratación de consultores o académicos externos para evaluar las medidas cualitativas y cuantitativas de éxito.

A pesar de todo ello, también existen desventajas evidentes de la jornada laboral de cuatro días, tal y como apunta el 'paper' de Bankinter. Hay quien cuestiona que en un país como el nuestro donde la temporalidad es muy alta, acortar la jornada laboral podría tener consecuencias funestas para el empleo. Contratar a una persona por cuatro días, cobrando menos llevaría a una bajada de salarios en sectores ya de por si precarios. Por no hablar del problema de las horas extras, muchas sin estar remuneradas, los que podría evidenciar que algo no está funcionando bien. Algunas empresas tendrían que cerrar tres días (de viernes a domingo) o contratar a más empleados y hacer horarios rotativos, por lo que no es tan sencillo aplicarlo por igual en todos los trabajos.

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