Yiwu, la localidad china que fabrica la Navidad, no tiene miedo a Donald Trump

  • Más del 60% de los adornos para las fiestas en Occidente se fabrican en esta ciudad industrial cercana a Hangzhou.
Un turista posa en un puesto navideño en septiembre. / Micah Sittig
Un turista posa en un puesto navideño en septiembre. / Micah Sittig

Según aseguró en 2014 la agencia de noticias Xinhua, perteneciente al Gobierno chino, más del 60% de los adornos de Navidad del mundo se fabrican en Yiwu. Esta ciudad de un millón de habitantes, situada entre Hangzhou y Shanghái, es uno de los mayores centros de producción de los productos de bazar que China exporta a todo el mundo. Y, en concreto, están especializados en la producción de decoraciones navideñas.

El mercado mayorista de Yiwu tiene unas dimensiones difíciles de imaginar para los estándares occidentales: tiene nada menos que 62.000 puntos de venta y recibe la increíble cifra de 40.000 visitantes por día, 5.000 de los cuales son compradores extranjeros.

El mercado no es tanto un centro comercial, sino más bien una gran feria interminable, diseñada para contentar a los intermediarios más importantes: compradores minoristas, que acuden desde China y el resto del mundo para negociar envíos de contenedores llenos de productos baratos.

Los pasillos están repletos de tiendas que venden todo lo relacionado con la Navidad: árboles, papa noeles y renos de plástico, guirnaldas y luces parpadeantes de todos los colores. Cualquier cosa relacionada con la festividad más importante de Occidente está en este mercado de Oriente.

La industria de la Navidad mueve 5.600 millones de dólares al año en China, pese a ser un país donde esta festividad apenas se celebra. Como apunta 'Bloomberg', ninguna otra nación tiene la cadena de suministro y la infraestructura de fabricación para crear Navidad en tales cantidades. Y solo en la ciudad de Yiwu se fabrica el 70 % de todos los productos navideños que exporta China.

Esta Navidad, no obstante, un fantasma se cernía sobre los fabricantes de Yiwu: entre los miles de productos a los que Donald Trump ha impuesto nuevos aranceles están las luces de la navidad o el papel de regalo, cuya exportación es ahora un 25 % más cara. Pero los aranceles no han tenido el efecto deseado (rebajar las importaciones y aumentar el consumo nacional). Los minoristas no han cambiado sus compras.

No hay Navidad sin China

Estados Unidos compra el 90 % de sus luces de Navidad a China. El año pasado se importaron luces por un valor de 119 millones de dólares y otros artículos navideños por valor de 2.300 millones. Y pese a los nuevos aranceles nada hace prever que esta cifra disminuya.

Como explica a 'Bloomberg' Wang Chaoyi, propietario de la compañía Taizhou Huanyu Lighting, los estadounidenses simplemente pagarán más por sus luces, porque los minoristas no tienen opciones más baratas. “No pueden obtener estas cosas en ningún otro lugar”, dice, refiriéndose no solo a sus líneas de luces multicolores sino también a su cadena de suministro. “La ventaja es que podemos vender nuestros productos juntos, lo que ayuda a mantener el precio, ya que los compradores no pueden elegir”.

Los minoristas estadounidenses son conscientes de esta realidad y al principio de año varios grandes establecimientos, incluida la gigantesca cadena Wallmart, pidieron al presidente que las luces navideñas quedaran fuera de los productos a los que se les incrementaría los aranceles. No les hizo caso.

Cierto es que los cambios arancelarios podrían llevar a otros países, o al propio Estados Unidos, a fabricar aparejos navideños, pero es casi imposible competir con los costes laborales y tecnológicos de China, al menos en el corto plazo.

“Los pedidos de los Estados Unidos para la Navidad de este año han sido bastante buenos”, asegura uno de los comerciantes. “Realmente no me importa lo que Trump está haciendo. No nos afecta”.

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