Gobierno argentino pone fin a contratos temporales y de "militantes" en sector público

  • Con el año nuevo el gobierno argentino anunció que despedirá a más 2.000 empleados en el Senado y no renovará el contrato de otros 600 en un centro cultural emblema del kirchnerismo, medida que implica mayoritariamente convenios temporales con menos de un año de antigüedad.

Mientras el gobierno revisa la continuidad de unos 24.000 empleos bajo sospecha de ser ficticios, conocidos como "ñoquis" en Argentina, algunos sindicalistas aseguran que la medida abarca a distintos casos y llaman a movilizaciones.

"El Estado no es una bolsa de trabajo, no tiene que pagarle a una cantidad enorme de militantes de algún partido político", señaló el miércoles la vicepresidenta Gabriela Michetti al defender la baja de 2.035 empleados del Senado, anunciada el lunes pasado.

La vicepresidenta advirtió que en varios ministerios habrán despidos de "militantes" que fueron nombrados en sus cargos "sobre todo en 2015", dijo al canal Trece.

Según Michetti, muchos nombramientos se hicieron a través de La Cámpora, la organización juvenil fundada por el hijo del matrimonio Néstor y Cristina Kirchner, quienes gobernaron este país entre 2013 y 2015.

La vicepresidenta afirmó que la mayoría de los empleados despedidos del Senado fueron nombrados como permanentes hace 10 meses por su antecesor kirchnerista, Amado Boudou.

Tras asegurar que ese número de empleados ni siquiera cabía en el Senado si hubiesen ido, Michetti indicó que esas decisiones tomadas en el último año de la gestión de Cristina Kirchner (2007-2015) provocó que "la masa salarial del Senado creciera un 80% y la cantidad de personal aumentara un 146 por ciento".

Este miércoles varios miles de personas repudiaron los despidos frente al Congreso en cuyo frente colgaron pancartas con la leyenda "clausurado por decreto".

En una convocatoria por redes sociales, los manifestantes gritaron consignas contra el gobierno liberal de Mauricio Macri que asumió el pasado 10 de diciembre con la promesa de reducir el aparato público en momentos que el déficit fiscal supera el 7% del PIB.

La semana pasada, previo al fin de año, miles de personas marcharon al ministerio de Trabajo, convocados por la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE), luego que el ministro de Modernización, Andrés Ibarra, anunciara que revisarían cerca de 64.000 contratos en la administración pública, cuya plantilla temporaria creció 50% en los últimos tres años.

Además Macri instruyó por decreto a todos los ministros y autoridades de organismos descentralizados del Estado "a revisar los procesos concursales y de selección de personal".

En este contexto, decidieron no renovar 600 de los 700 contratados el año pasado en el Centro Cultural Kirchner (CCK), una obra monumental inaugurada en mayo de 2015 que convirtió el Palacio de Correos del silo XIX de Buenos Aires en un moderno centro de cultura, museo y sala de conciertos con una oferta gratis.

"En el CCK el 81% de los designados fue efectuada durante 2015. Sin concursos y por medio de universidades", escribió en la red social Twitter Hernán Lombardi, ministro de Medios Públicos de Macri.

Según Lombardi, los trabajadores que siguieron contratando hasta las horas previas al cambio de gobierno en diciembre ingresaban por convenios con tres universidades estatales vinculadas a la militancia kirchnerista.

La secretaria de Contenidos Gabriela Ricardes, aliada de Lombardi, aseguró al diario La Nación que en el CCK "había mucha gente que figuraba en listas pero que la íbamos a buscar y no la podíamos encontrar nunca", indicó al precisar que la idea "es repensar de cero este proyecto".

"No somos todos ñoquis, eso es una excusa", dijo a la AFP una joven contratada en un museo público al afirmar que si bien en distintos entes estatales se hicieron contratos a personas que jamás asistieron, no es la generalidad.

Según la especialista en gestión cultural "hay cacería de brujas, con auditorías orientadas a conocer directamente tu perfil político y nivel de militancia", contó a la AFP pidiendo el anonimato.

Pero otro técnico audiovisual a quien no le renovaron el contrato en el CCK dijo que le parece "natural que una nueva gestión busque empezar de cero".

"No podemos hablar de despidos porque nuestros contratos terminaban el 31 de diciembre pasado, y ahora a muchos nos van a llamar a entrevistas. Lo que buscan es dar con la gente que aporta con conocimiento, que se necesita, que trabajaba todos los días y reubicarla", declaró a la AFP.

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